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Unos días antes

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Unos días antes.

Había decidido hablar con ella cuánto antes, no es como si necesitara una explicación pues ambos hasta hace unos meses eran pareja. El gran comedor estaba en silencio, ya habían acabado de cenar pero la peliblanco no podía evitar dejar de mover sus pies de atrás hacia adelante en su incómoda silla.

— No quería que esto pasara, al menos no tan pronto. — confesó Harumi mirando directamente los verde ojos de Lloyd —. No sabes cuánto lo siento.

— Pero aún así. — dijo llegando hasta ella agachándose a su altura para tomar entre sus manos las suyas, llenas de anillos de oro muy costosos —. Estoy feliz de verte de nuevo y de verte tan cambiada.

Harumi cerro sus ojos y en sus memorias recordó lo doloroso que fue para ella morir siendo aplastada por toneladas de concreto y que nadie pudiera si quiera encontrar su cuerpo, aún sentía aquella sensación entre sus piernas y brazos.

— ¿Aún la quieres?. — pregunto con tristeza apretando su agarre con ligereza —. Tal vez ella aún esté herida por lo que pasó.

— Si Harumi. — respondió —. Yo siempre la he querido a ella, antes y ahora. Aunque ella no lo recuerde del todo, se que pronto lo hará.

— No tengo ninguna intención de interponerme de nuevo . — con tranquilidad hablo —. Me duele porque claro que te tome aprecio, pero puedes estar tranquilo, yo solo quiero tu felicidad.

— Gracias, Rumi. — sonrió —. Gracias por permitirme protegerte en ese entonces.

Narrador omnisciente.

Al regresar de cambiarse Lloyd simplemente la abrazo y se despidió de ella, tenía cosas que hacer antes de invitarla en la tarde.
Al despedirlo en la entrada no pudo evitar sentir algo en su pecho mientras esté se alejaba por entre las calles, como algún presentimiento malo, así que no pudo evitar preocuparse.
Sus padres también ya estaban de salida, por lo que se quedaría sola al menos unas cuantas horas hasta que Lloyd regresara por ella.
Una hora más tarde mientras regaba las plantas de su padre del jardín trasero comenzó a sentir náuseas de nuevo, cerro la llave de la manguera y se sentó un momento en el verde cesped a esperar. Comenzó a sudar frío a medida que pasaban los minutos, sentía que se iba a desmayar en cualquier momento. Su mente se quedó en blanco mientras miles de memorias "ajenas" a las suyas entraban a su subconsciente como cintas de película muy rápido, apenas y podia procesar cada una de ellas, era muy doloroso.
Se arrastro como pudo hasta llegar a los adentros de su casa, dispuesta a llamar a una ambulancia donde estaba el teléfono, y antes de que pudiera tocar el plástico gris del teléfono se desplomó sobre la alfombra.

— ¿Quisieras una bolsa?. — pregunto la joven con una sonrisa después de escanear sus productos .

— Si, la lila está bien. — dijo Lloyd señalando la bolsa de regalo con el moño amarillo —. Gracias.

Al terminar su compra y ver el reloj de su muñeca izquierda dio casi un salto, faltaba solo una hora para ir a recoger a ___________. Estaba muy feliz, Olin le dijo que en solo dos días comenzaría a trabajar con ella, faltaba muy poco tiempo para que de nuevo ambos pudieran estar juntos.
Al salir del centro comercial, y al pasar por enfrente de una tienda donde vendían cables para celulares no pudo evitar escuchar el grito de un hombre amenazando seguramente a un trabajador.

Pese a que todos ustedes aún conservan su entrenamiento y pueden llevarlo sin ningún problema, ya no tienen sus poderes y estarían en desventaja. Se que no dudarían en ayudar a quien lo necesite, sean prudentes.

Lloyd recordó las palabras de Olin de aquel día, era verdad, ya no tenía sus poderes y estaba en total desventaja, pero eso no le impidió entrar en la tienda para poder ayudar a quien lo necesite, eso era lo correcto y para lo que había nacido y predestinado desde hace tiempo.
Antes de entrar a la tienda mando la ubicación del lugar para que la policía pudiera llegar cuánto antes.
Sentía de nuevo aquella adrenalina de muerte al entrar en acción, como hace tantos años no la sentía no pudo evitar sentir miedo y sus piernas casi no le respondieron en cuanto vio a aquellos dos asaltantes apuntando con un arma a una mujer y su pequeño bebé en brazos, y más atrás estaba el que atendía la tienda pegado a la pared sin poder hacer nada.
Lloyd entonces bajo las bolsas que tenía en manos y comenzó a hacer un plan en su mente para ayudar a tres personas, sin poderes y con dos criminales armados.

— Por favor. — pidió Lloyd —. Dejen ir a la mujer.

— Si no te vas ahora chico, también te vamos a matar a ti. - amenazó uno de ellos sin bajar el arma apuntando aún a la mujer que no dejaba de llorar mientras protegía a su bebé —.¡Lárgate ya!.

La mujer le miro con terror y en sus ojos pedía ayuda así como el vendedor. No lo penso y lanzo con fuerza las bolsas que tenía sobre uno de ellos para despistarlo. En un rápido movimiento mientras esté buscaba su arma que había tirado por el golpe de las cosas, ya había dejado noqueado al otro esquivando apenas la bala que rozo y lastimo su brazo.

— Que bueno eres, chico. — dijo el que había hablado antes mirando muy molesto a su compañero que estaba en el suelo. Lloyd ya había podido llegar hasta la mujer y su hijo muy cerca del vendedor —. ¿Prácticas karate o algo así?.

— Tal vez si. — dijo el ojiverde nervioso colocando a la mujer detrás suyo —. Pero, ya no soy tan bueno como antes.

— No debiste hacer eso. — sentenció —. Tu brazo está herido y parece que no te importa tu vida pues te vas ma morir en este momento.

— Me importa mucho, hay alguien que me espera. — le respondió —. Y si intervine fue porque esto que hace jamás estará bien.

El sonido lejano de las sirenas le hizo desviar su mirada del objetivo por un momento, y entonces Lloyd aprovecho para abalanzarse sobre el sujeto para quitarle el arma y de paso ganar tiempo hasta que la Policía llegara.
El vender aprovecho para acercarse a la mujer y ambos se alejaron para poder salir del local en esperar la ayuda.
Cuando escucharon un fuerte eco dentro del local, el sonido de un disparo. Segundos después llegó la policía y entraron cuatro hombres uniformados al lugar. Un silencio se hizo presente una vez entraron y entonces uno de ellos salió muy apresurado mientras hacía una llamada por la radio.

— ¡Solicito urgentemente una ambulancia. — dijo en la bocina del pequeño aparato —. Un joven acaba de recibir un disparo!.

𝓜𝓮𝓶𝓸𝓻𝓲𝓪𝓼 𝓓𝓮 𝓤𝓷 𝓓𝓲𝓪𝓻𝓲𝓸 [𝓛𝓵𝓸𝔂𝓭𝓧𝓛𝓮𝓬𝓽𝓸𝓻𝓪] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora