Su vista permanecía fija en las pocas personas que transitaban afuera, con el rostro ligeramente inclinado sosteniendo su mejilla en una de sus palmas. Era lunes. Le gustaba llegar temprano a su salón de clases y sentarse en su banca cerca de la ventana. Su aula quedaba en la segunda planta, por lo que tenía un amplio panorama de las canchas y los jardines. Todo parecía tan tranquilo, que le sorprendió el repentino sonido de un objeto estamparse contra su lugar. Observó una pequeña libreta, causante del estruendo. Alzó la vista, encontrándose con la sonrisa de su amigo.
-¡No lo puedo creer, lo has hecho de nuevo, Ashley!
Connor parecía entre alegre y divertido por dicha oración. Ella sabía a qué se refería.
-Yo no tengo la culpa, así soy -respondió la joven encogiéndose de hombros.
Connor suspiró imperceptiblemente, esa actitud tan despreocupada de su amiga siempre le sorprendía, pero tenía que admitir que sentía algo de "alivio" por lo que hizo. Sentándose en su propio asiento, que estaba a un lado de ella, siguió hablando.
-La mayoría piensa que pareces una princesa de los cuentos por esa cara tan tierna y linda que tienes. Algo muy distinto a tu carácter... - Connor cortó la frase para colocar una nueva sonrisa burlona y continuar-. Por eso se te confiesan tan seguido.
-Ellos son los que sacan conclusiones apresuradas -contesto Ashley con un bufido-. Los rechazo por qué no me interesan -dio una ligera pausa-. El instituto anteriormente era un colegio exclusivo para jóvenes ricos, por eso están tan acostumbrados a tener todo lo que quieran. No son más que unos niños mimados.
Mantenía su firme pensamiento. Ashley no era rica. Al menos no se consideraba. Las primeras etapas educativas de su vida fueron en escuelas públicas. Al menos hasta que su hermana conoció a Andrew, que se enamoraron y casaron. Como tal, Amy (hermana de Ashley ) al ser la nueva señora de Smith, tuvo que adoptar la nueva forma de vida de los ricos. Al final ella terminó inscrita en una de las mejores preparatorias de la ciudad de California. Aunque con el paso del tiempo, la escuela se volvió más flexible al permitir la inscripción a mujeres y alumnos becados.
El instituto no le desagradaba del todo. Su amigo, Connor Morgan entró gracias a una beca. Y no sólo él, tenía más amigas. También le agradaba el Club de tiro con Arco. Practicaba algunas tardes. No quería presumir, pero aceptaba que era muy buena en dicha disciplina. La parte buena de su nueva vida estudiantil. Los problemas surgían cuando se le declaraban y ella tenía que rechazarlos.
-¡Parece que buscan a la chica perfecta! -observó a su compañero, dibujando una sonrisa en su rostro-. Esos tipos, deberían meterse en la cabeza que las chicas perfectas "sumisas y obedientes" sólo están en los cuentos de hadas.
-Si tú lo dices...
-¡Claro que sí! Me conformaría salir con alguien realista como tú.
Ashley clavó sus ojos en él. Connor sólo desvió la mirada.
-No digas tonterías, eres mi mejor amiga desde niños.
Ella trató de contener la risa por la cara que puso su amigo.
-Cálmate, Connor. Sólo bromeaba.
Mientras ellos seguían sentados, el salón fue llenándose poco a poco. Algunas de sus compañeras se acercaron a la ventana y comenzaron a parlotear entre ellas. Ashley no les prestaba atención, aunque con lo alto que hablaban, no pudo evitar escuchar sus palabras.
-Parece que Leo no vendrá hasta la tarde.
-Que lastima, quería ser yo la primera en hablar con él.

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Una Semana
Short StoryPROLOGO : "Al principio de cada semana, Leo saldrá con la primera chica que se le declare. Cuando la semana termina rompe con ella porque no consiguió enamorarse". Curiosa, Ashley pide salir con él a modo de broma, pero... ¿Leo la toma en serio?