Martes, Día 2 A.M

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Envuelto entre las suaves sabanas de su cama, escuchó el estrepitoso sonido del celular. Abrió los ojos lentamente, acostumbrándose a la poca luz solar que se colaba por la ventana. Dio un gran bostezo antes de tomar el ruidoso aparato. Ya sabía de quién se trataba. Era la única persona que tenía la manía de despertarlo a esa hora, además del inconfundible tono personalizado que ocupaba para ella.

Observó por fin la pantalla de su móvil. Con tan sólo ver su nombre, parecía que su mente se llenaba de recuerdos. Recuerdos de ella. La causante de sus dolores de cabeza y la principal responsable de su rutina de cada semana.

La "culpable" de no encontrar a la persona indicada para él.

Flashback

-Me gustas, Leo.

La voz de Anne sonó tan melodiosa como de costumbre. Una simple oración que resonó en su cabeza esa tarde cuando ambos estaban solos en la sala de su casa. Sus padres llegarían tarde, la clínica en donde trabajaban estaba faltó de personal y ellos tenían que ayudar. Sus hermanas también se encontraban fuera de su hogar. Sólo ellos dos.

Sin embargo, Leo no respondió.

No se consideraba un cobarde, nunca se consideró uno, pero el simple hecho de mostrar y expresar sus sentimientos, hacía crecer una gran inseguridad en su interior. A pesar de que su corazón latiera con rapidez, no podía aceptar sus palabras. Aunque él sintiera lo mismo.

Anne sonrió ante su serio semblante.

Leo sabía que ella era una chica muy interesante; lista, bonita, con una gran personalidad, algo caprichosa y amable al mismo tiempo, pero...

-Oye, tonta, no digas esa clase de bromas -habló con un cierto tinte de enojo y replica. No quería caer en su juego. Leo frunció su ceño, fijando su vista en la revista que sostenía entre sus manos. Esperaba ignorarla con dicha actividad.

Ella mostró una nueva sonrisa ante la actitud esquiva de Leo. Ignorando sus palabras, lanzó lejos la revista de un manotazo, aprovechando para subirse sobre él. Sus ojos se clavaron sobre los de Leo, acercándose cada vez más a su rostro.

- ¿Por qué mientes, Leo? Sabes que te gusto.

Anne se inclinó para terminar la distancia y besar sus labios. No obstante, con tan simple roce, él reaccionó de inmediato, tomándola de los hombros para alejarla de su espacio personal. El joven volvió a fruncir su ceño, al mismo tiempo que ella colocaba otra sonrisa de satisfacción, aún siendo rechazada.

Leo se levantó del sillón. Todo lo que pasaba no estaba bien. Lo sabía a la perfección.

-Eres la novia de mi primo -la miró de reojo antes de salir-. No le haría esto a Nathan.

Fue lo último que dijo antes de ir hacia su habitación.

Anne sólo sonrió más. Aún con su actitud esquiva, en ningún momento Leo "negó" sus sentimientos.

-No importa cuántas veces intentes alejarme, Leo. Me vas a recordar de todas formas.*

Sonrió, sentándose para leer otra revista.

Fin Flashback

Leo suspiró con cansancio. Anne tenía razón. Le gustaba, pero jamás se metería con la novia de su familiar. No importaba que no se llevara bien con su primo. Nunca sería de ese tipo de personas. Por su parte, Anne se defendía diciendo que Nathan no la tomaba en cuenta y prefería irse con sus amigos. ¡Siempre alegaba que Simon ( el mejor amigo de Nathan) era más importante que ella!

Y Leo terminaba en medio de sus discusiones.

La aptitud de Anne nunca cambiaba. Pero la quería demasiado para alejarse de ella. Con Anne a era "gustar" en un momento y "odiar" en el otro.

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