Una cálida mañana de domingo acompañaba al diestro grupo de alumnos del club de Arquería. Cada uno concentrado en su próximo tiro o en las indicaciones del profesor. La práctica dominical era un poco más tarde de lo habitual, comenzaba a las diez de la mañana y terminaba al medio día. Ashley llegó temprano, no esperó a Leo porque no estaba segura si asistiría, nunca lo veía esos días. Él entró un poco después cuando todos sus compañeros ya estaban ahí. Durante la clase no se habían dirigido una sola palabra, pero sentían que no sería el momento indicado para hablar. Ella suspiró levemente al rememorar toda esa semana de locos, ese día en especial se terminaría.
Desvió ligeramente la mirada al extremo en donde Leo permanecía sentado sobre el banco mirando las dianas del exterior como si fueran lo más importante del mundo. Dejó de observarlo para ponerse en pie, era su turno de tirar. Con toda esa elegancia que la caracterizaba, tomó una flecha y alzó su arco para acomodarlo a la altura indicada, mantuvo una pose erguida, con la espalda derecha y la mirada en el punto amarillo del centro. Su rostro se mostraba relajado, sus dedos soltaron la flecha dando justo en el centro.
—Buen disparo, Ashley. Parece que estás muy tranquila —le felicitó el maestro
Ella asintió, dando una pequeña reverencia.
—¡Sí! Gracias.
Al sentarse en su lugar, volvió a sonreír al escuchar unos aplausos por su excelente tiro. Esa mañana parecía realmente cómoda. Recordó el porqué, la decisión que tomó la tarde anterior la dejó dormir por la noche. Seguía sosteniendo su pensamiento de no ser una persona indecisa, aunque no sabía qué pasaba por la mente de Leo. No era tonta ni despistada, había notado que Leo no tenía intención de mirarla a los ojos, casi parecía evitarla.
Imaginaba la razón: su próximo rompimiento. ¿Cómo manejaba Leo esas situaciones? ¿Con un simple "no te amo" y un apretón de manos? ¿Con un último beso? O tal vez sólo una mirada de indiferencia y las mismas palabras vacías de siempre. No estaba segura, pero ninguna parecía convencerle. Sin embargo, sus pensamientos fueron vueltos a la realidad al escuchar la fuerte voz del profesor dando la orden para el próximo grupo de alumnos. Los nombrados se levantaron hasta posicionarse en su lugar frente a los blancos.
—Prepárense a tirar a mi indicación.
Los jóvenes asintieron. Ella no perdió detalle, dentro de los miembros del segundo grupo estaba Leo. No pasó ni un minuto para la indicación. Al disparar, la única flecha que ni siquiera dio dentro de la diana fue la de Leo. El maestro frunció el ceño ante tal falta de disciplina.
—¿Qué pasa contigo, Howard? —preguntó el profesor, entre sorprendido y molesto.
Leo no respondió, frunciendo el ceño volvió a tomar una nueva flecha. La acomodó, estiró el arco y la soltó al instante. Para sorpresa de todos, volvió a fallar. El maestro negó ligeramente mientras apretaba el puente de su nariz en un acto de relajación.
—Parece que no puedes concentrarte, trata de nuevo.
Un nuevo intento, y otra vez volvió a fallar.
Ash alternaba su mirada de los tiros fallados a la mala cara de Leo, parecía que el cualquier instante podría agarrar el arco de ambos extremos y partirlo a la mitad, o en el peor de los casos, tirarlo al suelo y salir del salón. Sus facciones denotaban enojo, pero también frustración entremezclada con cansancio. Le parecía sorprendente cómo en poco tiempo había desarrollado la habilidad de leer sus gestos. Pero Ashley sabía por qué sus flechas fallaban, una vez a ella le pasó igual.
Flashback
"Durante toda la tarde sus tiros no dieron en el centro en ninguna ocasión, Marcos se acercó y colocó una de sus manos sobre su hombro.
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Una Semana
Short StoryPROLOGO : "Al principio de cada semana, Leo saldrá con la primera chica que se le declare. Cuando la semana termina rompe con ella porque no consiguió enamorarse". Curiosa, Ashley pide salir con él a modo de broma, pero... ¿Leo la toma en serio?