𝑺𝒆𝒏𝒔𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒏𝒇𝒍𝒊𝒄𝒕𝒊𝒗𝒂𝒔

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║ Kelly Lisbone ║

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║ Kelly Lisbone ║

—¡Y toda la tierra tembló!— exclamó Haibara con un hermoso brillo en la mirada— ¡Fue increíble!

Tengo dos teorías acerca del porqué todas las personas en el local de hamburguesas nos ven raro: la primera y menos probable, los gritos de Haibara al expresar mi emocionante pelea contra Naoya unida a nuestras risas, la segunda más probable, tener una mesa llena de hamburguesas que solamente le pertenecían a Satoru.

No miento, es una montaña de hamburguesas.

—Chiquita pero peligrosa— añadió Ieiri burlona antes de beber un trago de su soda.

Tras la victoria de Tokio decidimos que era mejor idea escapar de Yaga y venir a festejar, después de todo, Satoru paga. Lamentablemente, ese hecho me prohíbe burlarme o quejarme de todo lo que esta comiendo.

Intento meter la mano en la montaña de hamburguesas y con suerte logro sacar una hamburguesa de pollo, Suguru hunde las cejas y mira mal a Satoru cuando nota que no me ha dicho nada. Porque claro, el albino dejó claro que nadie debía tocar su comida porque por eso nos invitó un combo a cada quien. En cierto punto tiene razón, pero no se la voy dar.

—¿Quieres la mitad? Es muy grande.

—¡Yo si!— responde Satoru con la boca llena de comida.

Tiene migajas de comida repartidas por sus mejillas pálidas y no se como puede sonreír.

—¿A donde va a parar todo eso?— murmura Suguru mirando con cierto asco a Satoru.

—¿En serio no viste el puñal?— Nanami en cambio, decide que no es hora de llamar la atención de Gojo y tras pensarlo un momento, llego a la conclusión de que tiene razón.

Milagrosamente está callado y eso se debe a que tiene bastante trabajo en la mesa y me siento mal por la persona que limpiará nuestro desastre. Ojalá el albino deje buena propina.

—Cuando lo descubrí fue algo tarde— encogí los hombros, lentamente retire la envoltura de la hamburguesa recordando mi batalla contra Naoya— ya venía hacia mi y si me movia corría el riesgo de quedar congelada en sus veinticuatro frames o lo que sea su técnica. No se de física pero se veía venir.

—¿Y no estás cansada?— pregunto Haibara una vez más a lo que negué inmediatamente— fue increíble, casi tanto como el castigo que nos va a poner el director.

—Nanamin— canturreo Ieiri recargando su espalda en el hombro del rubio— me duele mi hombro, ¿podrías...?

El rubio hundió el ceño molesto, no se como no se atragantó con su soda. Dejo el envase de lata sobre la mesa y contra su hombría, comenzó a masajear el hombro de la castaña. Compartí miradas burlonas con Haibara ante la expresión de nuestro amigo, quien diría que el recto y cara de culo Nanami sería más fácil que la tabla del uno.

𝐀𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐭𝐢 ‖ 𝑮𝒐𝒋𝒐 𝑺𝒂𝒕𝒐𝒓𝒖, 𝑮𝒆𝒕𝒐 𝑺𝒖𝒈𝒖𝒓𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora