No lograba salir de la cama esa mañana, su cuerpo se sentía tan pesado como si todos sus músculos se hubieran apagado, contemplando el techo realmente sin ver, lo único que no podía extinguir era el torbellino de emociones que pasaban por su mente, su mundo se derrumbaba en frente de sus narices, de alguna manera nada se sentía bien.
Solo quería seguir durmiendo esperando no volver a despertar o creer que todo era una pesadilla, una jugarreta de su subconsciente burlándose de su pobre salud mental, pero los recuerdos seguían tan frescos que podía sentirlos en la punta de sus dedos.
¿De verdad había conocido a su destinado?
que no quisiera involucrase ni en lo mas mínimo.
Esperaba no tener que volver a verlo, la probabilidad de conocer a tu alma gemela era escasas, el volverlo a ver sin siquiera saber es casi imposible. No tendría que preocuparse, no necesita de el tampoco sabe quien es solo lo vio una vez, si pudo estar 21 años sin nunca haberse conocido podría evitarlo a toda costa.
Con esa creencia fue que pudo salir de casa a su universidad, nada tenia que ser como fue prescrito se negaba a ser un peón del universo. Trato de ser lo más positivo posible.
Hasta que Olivia decidió taclearlo en la entrada enterrándole parte de su hombro en el estomago dejándolo sin respiración, ni siquiera vio desde donde llego de un momento a otro solo vio una ráfaga rojiza y al otro un dolor punzante.
- ¿Se puede saber qué haces? – se abrazo a su estomago como si así pudiera desaparecer el dolor.
- Eso te pregunto yo a ti ¿Por qué saliste corriendo y me dejaste sola ayer? Tuve que regresar con todo y me estuve muriendo de la pena.
Olivia no era de las que aceptaban nada sin una explicación, pero ¿Cómo podría decirle que se encontró con la persona que menos quería? Si el mismo no lo terminaba de asimilar, no podía contarle sobre ello aun no estaba listo, por lo menos no ahora.
-Me sentí mal.
- ¿Quieres que me crea eso? Caleb dijo que parecías haber visto un fantasma.
- ¿Caleb?
- El muchacho, el de ayer. Después de que te fuiste se me acerco como todo un caballero para ayudarme a recoger con todo lo que me abandonaste, pero gracias por lo menos lograste ayudarme a entablar una conversación y ahora tengo su número. – Sacudió la pantalla de su celular frente el mostrando el nuevo contacto, pero adrián solo buscaba maneras de librarse de esa conversación.
Trato de ignorar la molestia de su amiga y seguir su camino dentro de las instalaciones a pesar de los insistentes llamados de la chica que lo seguía a paso rápido.
-Solo dime que paso, me quede preocupada toda la tarde.
- ¿Podríamos no hablar de eso? – Ella iba a replicar, pero adrián se estaba agobiando a un punto indeseado, empezó a rascar un poco su cuello dejando pequeñas líneas rojizas, la señal que necesito para no hacerlo hablar, ella lo entendía lo más que podía así que no volvería a insistir en el tema si no quería.
- Hey adri, no necesitas decírmelo si no quieres, esperare a que estés listo, pero sabes que puedes contarme cualquier cosa ¿verdad? – tomo su mano dejando una pequeña caricia tratando de que la mirara.
Sabe que sigue molesta, más allá del enfado está el dolor, la tristeza de pensar que no confía en ella lo suficiente como contarle lo que oculta con tanto recelo esperando que nadie pueda encontrarla, encerrándola en el baúl lleno de candados dentro de su pecho y escondiendo la llave donde siquiera el sabría donde esta.
- sí, lo sé.
-Además toda la tarde estuve hablando con Caleb y ¿Adivina quién tiene una cita para el sábado en la noche? – sonrió cambiando el tema, Olivia a veces era difícil de seguir cambiando el tema de manera espontánea, aunque sabía que era para desviar el asunto no le diría que se daba cuenta.

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Puertas sin cruzar.
Novela JuvenilEl destino siempre le había parecido el chiste más mórbido del universo, porque ¿Quién trazaba la línea de la vida de una persona? La cronología se basaba en los meros caprichos de un ser más poderoso sin importarle el dolor y desesperación de una v...