Puertas sin cruzar.

7

Adrián miro el parque como si de alguna manera pudiera estar en cualquier otro lugar excepto ese, todos metidos en su mundo paseando entre pasillos de hileras de libros mientras el se hundía repasando mentalmente la conversación de hace una hora.

Tenía mucho en mente, mas de lo que quisiese admitir la dejo divagar más allá de donde su cuerpo se encontraba recostado bajo la sombra de un árbol mientras sus acompañantes buscaban algo de beber.

Mantener una relación siempre le pareció complicado, no solo de manera romántica, si no cualquier tipo sea familiar, escolar o de amistad.

Acercarse a alguien siempre fue un reto, desde que desconfiaba tanto de las personas hasta que le daba miedo perderlas, nadie en su sano juicio invertiría tanto tiempo en mantener contenta a las personas, pero ahí estaba el, aguantando una situación desagradable por ayudar a su amiga mientras su salud mental estaba en peligro (o tal vez solo él lo veía de esa manera).

Había leído decenas de libros y visto una cantidad considerable de series para notar como todos confiaban en el poder de amor o de la amistad, pero siempre le apareció una gran mentira que adornaba la realidad, no existía un héroe que no tuviera miedo a nada o una revelación que mágicamente te diera las respuestas.

Para una persona como el existía el miedo, la incertidumbre a no saber que pasaría mañana, el odio con el que siempre parecen estar rodeado y cuando al fin conoció una persona que pudo ser un pequeño rayo de alivio en su tormentosa vida, trae consigo uno de sus mayores temores.

No la culpaba, nunca lo haría al fin al cabo ella no era consciente de ello, pero su lado más desagradable quería recriminarle el que si nunca hubiera mostrado interés en otra persona no estaría en esa situación.

-Parece que quieres matar a alguien ¿Debo preocuparme? – Olivia aparición frente a el mientras le pasaba una lata de refresco.

-No, solo estaba pensando.

- Eso es lo que da mas miedo. – tomo asiento a su lado. - ¿te siente incómodo? ¿Quieres que nos vayamos?

Y por esa razón se recriminaba el intentar culparla, porque podría ser un fastidio para los demás, pero para Olivia siempre seria quien mas lo entendiera, esperaba poder ser lo mismo para ella.

-Estoy bien, solo algo estresado ¿Dónde está tu romeo?

- Vio un puesto de snack y fue por algunos, también Darcy en un momento vienen.

- ah.

- les agradas ¿sabes? Y eso que solo se han visto dos veces.

-Está bien.

- "está bien" ni nada, saber que la persona que me interesa le agrada mi mejor amigo es una gran noticia, especialmente desde que no eres muy abierto con los demás.

- No soy un antisocial ¿sabes?

-No, pero nunca hablas con nadie más allá de lo necesario.

- Porque no lo veo necesario, ya te tengo a ti.

-yo te adoro, pero me gustaría que otras personas te vieran como yo ¿Sabes lo que me pregunto Darcy?

-No.

- Que ¿Qué podría hacer para acercase a ti? Le agradas, no sé porque, pero se ve que quiere conocerte, tal vez podrían ser amigos.

-Es que no lo necesito.

-Ya se que no lo necesitas, pero en serio me gustaría que pudieras tener a alguien en quien confiar a parte de mí.

Se sintió como una bofetada, la culpa que le género.

Tenia ambos lados de una moneda, conocer a la persona que se hacia llamar su destino y arriesgarse a derrumbar todo lo que mas le inquietaba o huir como el cobarde que era mientras decepcionaba a quien más estima le tenía.

- ¿Si te digo que lo intentare estarás feliz?

-Mas que feliz ¿lo harás?

- Solo por ti, pero no te aseguro nada.

Olivia se tiro encima de el tan de pronto que apenas pudo reaccionar para no tirar la lata que tenía en manos.

Porque podría tenerle miedo a todo, podría ser un desastre que lo llevara a la peor situación posible sin embargo mientras tuviera a Olivia de su lado tendría ese pequeño sentido de protección.

-Solo dime que te quieres deshacer de mí.

- Imbécil.

...

El destino era una perra.

O eso era lo que pensaba, los días posteriores a la salida quien termino casi sin una palabra de su parte y una petición indeseada fue que hizo su mayor esfuerzo de ser cordial, hasta que ese día en especial sintió que algo andaba mal quizá solo fuera su paranoia, ansiedad es como le llamaba su amiga, pero nunca deseo estar tan equivocado con su instinto como en ese momento.

Darcy esperaba fuera de su universidad, apoyado en la gran pared de ladrillo los tatuajes oscuros a contraste con su aire de serenidad, bajo un poco sus lentes para dejar asomar sus ojos y solo quedársele viendo.

- ¿Esperas a Olivia? – le pregunto deseando que así fuera, el contrario sonrió mientras negaba.

-En realidad ya vino Caleb por ella, vine a verte a ti. – su corazón dio un vuelco.

-Lo siento, pero estoy ocupado, tengo tarea. – Quiso avanzar para poder irse, pero Darcy le corto el camino.

-Curioso porque según tengo entendido es para la próxima semana.

- Me gusta terminar todo antes.

- y a mí me gustaría que vinieras con nosotros a una reunión.

- ¿Por qué debería?

- Porque Olivia estará ahí y yo también.

-Que les vaya bien, yo me iré a casa.

- Ella aun no lo sabe ¿No? Que somos destinados. – Sintió como el mundo se le venía encima. - ¿No querías decirle?

- ¿Se lo dijiste? – Estaba comenzando a molestarse, pero el pánico era mayor.

- No, pero no quieres que se entere ¿Ella te gusta acaso? – Les estaba molestando la actitud tan calma que parecía tener.

-No, claro que no.

-Parece que sí.

-No todas las amistades terminan de manera romántica, que creas que, si es tu problema, pero entre nosotros nunca ha existido otra cosa que cariño. - Pareció pensarlo por un momento, antes de que siga hablando tenía que escapar, podría fingir su muerte, tal vez Olivia lo extrañaría, pero lo superara, cualquier cosa con tal de librase de esa molestia.

- ¿Entonces porque no quieres que lo sepa?

- Eso es algo que no te importa.

-Entonces ven conmigo, así no se lo diré.

- ¿Me estas amenazando?

-No lo diría así, pero sí.

Quería reprocharse, quería mandarlo al demonio, pero algo le decía que no era una broma.

Definitivamente el destino era una perra.