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En una época donde lo común era que los matrimonios se arreglaran por el bien económico familiar.
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¿Te quedarás a conocer la historia del amor que Kathline vive con quien no es su prometido?
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Mis primas se despidieron, se fueron a dormir. Ahora podré leer en calma la carta de Steve ojos verdes.
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Que lindo, también puso una carita feliz luego de su nombre.
Pero creo que dijo muchas veces la palabra divertida, cree que soy divertida, osea que solo le divierte esta situación. ¿Estará bien continuar escribiéndole? ¡Le demostraré que no solamente soy divertida sino que también soy... soy... Ni sé cómo describirme. Ni sé qué quiero lograr. Estoy comprometida, ¡maldita sea! ¿por qué? Osea si sé por qué, pero ¿por qué no pudo ser Steve? Es tan alto, guapo y tiene unos ojos que no solo son verdes sino son preciosos, tiene una sonrisa encantadora, una voz profunda y a la vez joven, tiene unos brazos fuertes y esbeltos, tiene... tiene... tiene ganas de volver a escribirme. Aaaaay!!!! ¡estoy muy feliz! Mañana a primera hora voy a hablar con Miriam para saber si nos puede ayudar. En algunos días Steve vendrá a la cena, antes de eso podemos seguir conociéndonos. Eso es lo que más quiero.
Me acurruqué para dormir. Amaba su letra, solo había recibido una carta pero era realmente hermosa. La manera en la que escribió mi nombre "Kathline" en una impecable letra cursiva y finalizaba con el suyo "Steve".
Cerré los ojos pero seguí pensando.
Es difícil escribir en cursiva.
Yo no puedo.
Mi letra es fea.
¿En qué colegio habrá estudiado que aprendió a escribir así de bello?
Tiene letra de príncipe.
¿Y si es un príncipe en realidad pero sus padres le dieron como prueba el vivir y trabajar en el pueblo para conocer la realidad y la necesidad de las personas?
Y si...
(Al otro día)
Noté que debajo de mi almohada estaba la carta de Steve. Toda arrugada. Menos mal no se rompió. La miré por todos lados para luego doblarla y guardarla en una caja que escondía con varios objetos preciados, como algunas joyas de mi hermana y algunos dibujos. Entonces ví que detrás también había escrito algo.
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Me vestí rápidamente. Bajé a desayunar y me ofrecí para ayudar a Miriam a recoger la loza. Cuando ya habíamos recogido todo la acompañé a la cocina.
-Señorita no me vaya a pedir que la deje hacer algo más, con eso fue suficiente, muchas gracias y vaya a divertirse, a disfrutar de su juventud- me dijo cariñosamente y me dio la espalda para continuar con sus labores.
-Precisamente por eso, para disfrutar de mi juventud es que quería preguntarte algo. ¡Ah! pero antes, muuuchas gracias Miri por ayudarme con el "asunto cartas"- le dije bajando la voz gradualmente y terminando en un susurro.
-Ay mi niña, usted está jugando con fuego. ¿Y que dijo, va a venir a cenar?- preguntó.
-¡Ah cierto! entregaré la carta a mi madre para que sepa. Me escribió dos, igual que yo a él. Y... con respecto a eso mismo... quisiera saber si podemos seguir contando con su apoyo para escribirnos más- le dije y temía que se molestara o que la respuesta fuera un no, sin embargo, tenía que preguntarlo pronto o moriría.
Justo en ese instante, antes que me respondiera, llegaron mis primas pidiendole que les llevara unas frutas al jardín. Me dijeron que habían salido unos rayos de sol y querían aprovecharlos. Me tomaron del brazo y me llevaron hacia allá.
Mis primas me preguntaron si Steve vendría a la cena y les dije que iría corriendo a buscar la carta, que tiene una letra muy hermosa y que se me había quedado en mi pieza. Me paré y fui a buscarla. Bajé y al pasar por la cocina vi que Miriam no estaba, me entristecí pero me dije, aun es temprano.
Llegué a mostrarle la carta, todas opinamos que tenía una letra digna de un príncipe. Soñamos y nos reímos a carcajadas con la idea de que lo era y que estaba encubierto en el pueblo y que nosotras tres al haberlo descubierto podíamos extorsionarlo pidiéndole lo que quisiéramos. Luego les dije que le mostraría la carta a mi madre para que supiera que aceptaba la invitación a la cena.
Me puse de pie rezando a la virgencita para que Miriam estuviera en la cocina y así saber si me ayudaría con esta clandestina conversación con Steve. Parte de mí sabía que no correspondía, pero solo sería un corto tiempo, quien sabe cuanto, tenía que aprovecharlo.
Entro, no la encuentro, busco a mi madre, le entrego la carta. Continuo buscando a Miriam y mi madre me pregunta que a quién busco. Le digo y me responde que se había ido al mercado a comprar fruta.
Nooooo, se fueeee. Se fue al mercado y Steve no recibirá ninguna carta mía hoy. Qué fastidio. Esto me pasa por no saber poner límites. Mis primas... Mis primas... Mis... ellas no sabían nada, no tienen la culpa. Mejor les contaré sobre la segunda carta de Steve, se merecen saber.
Fui hacia el patio y me senté al lado de ellas. Les conté todo. Bueno, casi todo.
A la media hora llegó Miriam con la fruta y me pidió que la ayudara con algo. La acompañé mientras mis primas comían y me susurró que ayudaría y guardaría el secreto pero que tuviera mucho cuidado para que nadie se enterara.
Llegó Carl, caminamos por el patio viendo las plantas mientras hablamos sobre el clima y asuntos económicos. Se fue rápidamente.
Cenamos.
Mis primas nos miraban a papá y a mí jugar ajedrez mientras susurraban comentarios para no interrumpirnos. Al finalizar dijeron que hace mucho tiempo que no veían un juego tan intersante.
Nos despedimos, cerré la puerta de mi cuarto y escribí una carta para Steve ojos verdes.
(Al otro día)
La carta decía que de niña bailé ballet por 1 año y que luego le había dicho a mi padre que era muy agotador y prefería solo jugar ajedrez, que así mi cuerpo no sufría. Luego, al ir creciendo y por no tener siempre un contrincante disponible comencé a escribir y dibujar. Luego le preguntaba a Steve si tenía pasatiempos favoritos o algo de infancia que pudiese contarme.
Luego de desayunar le dije a Miri que tenía una carta y me propuso que la dejara dentro de un libro con un borde levemente sobresalindo de él, como si fuese un marcapáginas. Que ella subiría a mi cuarto a buscar mis cartas y así entregárselas y que ahí mismo dejaría las cartas de Steve.
Carl no llegó aquel día, mamá me dijo "debe estar tan ocupado trabajando, de seguro llega mañana y nos contará qué sucedió". Poco me importaba, yo feliz de pasar menos tiempo con él. Solo quería que Steve me respondiera la carta.