06: Lunes, noche #1

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Jeon Boram se había sentido insuficiente toda su vida a causa de haber nacido mujer. Su padre quería que su primer hijo fuera un varón y quizá no le decía directamente que sentía pura decepción de su nacimiento, pero eso era lo que en el fondo guardaban sus palabras. "Es una mujer, no podrá llevar mi empresa, esfuérzate en tener un hijo varón la próxima". Boram era escurridiza, quizá eso era una maldición para ella porque escuchaba absolutamente todas las conversaciones de sus progenitores. Se escondía en los rincones, detrás de las cortinas, en el armario, en cualquier lugar donde pudiera pasar desapercibida y escuchar sin ser vista.

Y así fue como creció, escuchando cómo su padre hablaba de ella como si fuera una desilusión, una decepción. Cómo su madre se disculpaba por no haber podido darle un hijo varón, cómo se esforzaba por tener otro hijo, un varón, para que su padre estuviera satisfecho.

Boram se sentía como si no fuera lo suficientemente buena, como si no fuera lo que su padre quería. Y eso la hacía sentirse insegura, como si no tuviera valor. Pero a medida que crecía, Boram comenzó a darse cuenta de que no era ella la que estaba mal, sino su padre y su sociedad. Comenzó a rebelarse contra las expectativas de su padre, a hacer las cosas a su manera, a demostrarle que una mujer podía ser tan capaz como un hombre.

Eso hizo un cambio en ella, se apuntó en deportes y actividades que se consideraban masculinas y se esforzó el doble y el triple en ser mucho mejor que el resto de sus compañeros hombres. Y siempre teniendo que ignorar las miradas y los rumores al respecto de su género o de sus preferencias sexuales. Había gente que afirmaba que ni siquiera había nacido siendo mujer, lo cual hizo que Boram pasara parte de la secundaria en soledad.

Hasta que conoció a Sohee. Sohee era la única chica que le había tendido la mano para ayudarle a levantarse después de una de las bromas pesadas de sus compañeros. — Tu debes ser la hermana de Jungkook, es un placer — dijo Sohee con una sonrisa amable.

Esa simple acción, esa simple conversación fue la que dió inicio a algo que no podría ser, algo que estaría más que prohibido. Boram se sintió atraída por Sohee de inmediato, pero sabía que no podía ser. Su padre nunca lo aprobaría, y la sociedad coreana era muy conservadora en cuanto a las relaciones entre personas del mismo sexo.

Pero a medida que pasaban los días, Boram y Sohee se fueron acercando más y más. Comenzaron a sentarse juntas en el almuerzo, a estudiar juntas para los exámenes, y a pasar tiempo juntas fuera de la escuela. Y aunque Boram sabía que no podía ser, no podía evitar sentirse atraída por Sohee. Y Sohee parecía sentir lo mismo.

Jeon Boram se deleitaba de la presencia de Han Sohee y conocía absolutamente todo de ella. Sabía que su bebida favorita era el té de canela con gotas de limón, que prefería la Sprite antes que la Coca cola, que no le gustaban los días nublados porque se le hacían tristes, que cuando se sentía feliz siempre llevaba alguna prenda amarilla o naranja, que su fruta favorita era la manzana y que soñaba vivir en una casita con jardín en la bella ciudad italiana.

— ¿Te cuento un secreto Boramie? — preguntó Sohee, mirándola con una sonrisa misteriosa.

La contraria asintió mirándola con curiosidad.

— Me gustaría poder escaparnos ambas a Italia y dedicarme al arte completamente — dijo Sohee, sus ojos brillando de emoción. — ¿Sabes? Ahí no seríamos Jeon Boram y Han Sohee... Seríamos solo tu y yo, dos personas que se aman sin importar nada.

Boram se sintió conmovida por las palabras de Sohee. Era como si hubiera leído sus pensamientos más profundos.

Ambas entrelazaron sus manos mientras cerraban los ojos, imaginando un futuro juntas en Italia, lejos de las expectativas y los juicios de la sociedad. Un futuro donde podrían ser ellas mismas, sin miedo a ser juzgadas o rechazadas.

Seven days  || Taekook/Kooktae. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora