Capítulo 5

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Desperté en el sillón de tapiz color arena. En mi forma de lobo me incorporé y eché un vistazo al lugar.  La sala estaba bien iluminada por luz natural, de las paredes tapizadas de color amarillo y hueso colgaban algunos cuadros de naturaleza muerta. Y me quedé mirándolos, no entiendo fácilmente las cosas como el arte porque nunca he tenido un lugar del que preocuparme por decorar, y de alguna manera era extraño estar ahí, en una casa.


-Hola...?-Preguntó dubitativamente la voz de Marly desde la entrada de la sala.


No contesté, solo la miré. Lucía del mismo modo que el día anterior. Precavida. Una parte de ella esperando que la atacara sin más. Ninguna dijo nada, pero yo sabía que ella quería respuestas y si me negaba a dárselas ella sospecharía –más.


Me convertí a mi forma humana.


-Gracias.- Dije con un hilo de voz.


Sus ojos verdes centellaron, no sé si con confusión o alguna otra emoción.  Me inspeccionó con la mirada, no se perdió mis botas sucias, mi pantalón negro, mi vieja blusa blanca, la cicatriz en mi antebrazo, mis ojos castaños, el lunar cerca de mi boca...


-Soy Leo-Dije esperando que eso le diera cierta confianza. No había pensado en inventar otro nombre, pero no había manera en que me reconocieran. Desde que me separaron de mi manada original nadie me llamaban Eleonor.


-Leo-Repitió ella suavemente como esperando que el nombre le dijera algo más.- ¿De dónde vienes?


-Yo...- Hice una pausa añadiendo algo de emoción.


-Siéntate-Hizo un gesto al sillón y se sentó frente a mí.


-Escapé de mi manada- No creí fuera tan buena actriz hasta ese momento en que ella  me miró con esa expresión de lástima.-Hace 6 años- Añadí


-¿Y qué has hecho desde entonces?- Preguntó


-He estado buscando una-


-Y encontraste una antes de nosotros. –No era una pregunta-Tienes olor a otros lobos-En ese momento me di cuenta que ella –al igual que yo- era un rastreadora.


 Supongo que debí sospecharlo antes, si no porque razón Daniel me habría dejado a su cargo. ¿Era ella mejor que él?


-Sí-Admití. No serviría de nada intentar negarlo. – Pero ellos no me querían en su manada.


-¿Te echaron?


-Yo escapé-


Un minuto transcurrió en silencio. Yo no sabía que mas hacer para causar la impresión correcta para que me quedara, pero también ella no tendría la última palabra. Antes tenía que contar con la aprobación del líder la manada.  Marcus.


-De acuerdo. Llamaré a Daniel.- Fue todo lo que dijo Marly antes de volver a dejarme sola en la sala y usar el teléfono.


OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora