Capítulo 1

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Lancé otro cuchillo con un rápido movimiento muñeca. En el blanco.

Este a diferencia del primero que lancé se enterró justo en medio del grueso tronco del árbol. Corrí hasta él para recuperarlo, miré por el rabillo del ojo, y en un solo movimiento lo volví a lanzar. Metí la mano en una de las bolsas de mis pantalones cortos y saqué un par de discos que lancé contra arboles más lejanos. Hice un par de movimientos más, esquivando, saltando y golpeando a un enemigo invisible.

Sí, ahí estaba yo. La cazadora más joven de la manada buscando quien sabe qué cosa. Estaba sola merodeando de noche por un bosque desconocido. Claro que no me pareció mala idea cuando me alejé de los demás, por lo general no soportaba estar demasiado tiempo con la manada, era como si necesitara estar sola. Es parte de mí. Soy una cazadora, pero más que eso soy una rastreadora.

Les explique eso? Bueno, es cierto que al igual que los animales nosotros podemos desarrollar ciertas habilidades (No incluye leer mentes, volar, brillar en la oscuridad, etc.) Hablo de cosas como ser muy veloces, desarrollar el sentido del olfato, pasar días sin comer, esconder nuestro rastro, etc. Pues yo tengo la suerte de rastrear casi cualquier cosa conocida, escondiendo mi olor. Y eso me ha salvado muchas veces.

En fin, yo estaba ahí en mi forma humana cuando escuché a un grupo de personas hablar, al inicio pensé que solo eran campistas, los humanos siempre me han causado curiosidad. Me convertí a mi forma lupina y me acerqué un poco más para verlos, no tenía intenciones de dañarlos solo quería verlos más de cerca, los humanos siempre me impresionan. Cuando estuve tan cerca, con la poca luz de la luna pude ver sus rostros, me quedé helada...

Era un grupo de unos 6 jóvenes, no parecían mayores de 25 años. Todos charlaban con camaradería, haciendo bromas y palmeándose la espalda. A propósito todos eran bastante apuestos, ojos deslumbrantes y sonrisas peligrosas. Pero no fue eso lo que me extrañó en un inicio, si no fue el hecho de que ninguno parecía notar la oscuridad y el frío del bosque, es más, vestían como su estuvieran en plena primavera.

Y luego lo vi.

Estaba ahí. Alto, con el cabello negro despeinado cubriéndole la frente, y sus ojos de algún tono de verde muy claro centellando con un brillo liquido.

Era innegable. Él también era un licántropo.

Y para ser específica, era al que habíamos rastreado por años. Aunque mi única referencia de él era una vieja foto, yo lo sabía. Era la viva imagen de su padre. Excepto por sus ojos, los de su padre eran unos ojos azules de hielo que emanaba furia.

Pero era él. Y estaba ahí frente a mis ojos.

Sonreía y charlaba con los demás. Despreocupado de que yo le observaba escondida entre un montón de ramas de árbol, no tenía idea de que en algún lugar del bosque una manada de lobos lo buscaba, para usarlo contra su familia.

Y yo también sonreí pensando en cuan despreocupado esta, sería tan fácil.

No lo voy a negar tenía intenciones de correr hasta él y rasgarle la garganta con mis garras. Era como si por todo mi torrente sanguíneo pulsara por correr y verlo sangrar. Correr y atacar: morder sin piedad. Pero aún con la emoción de haberlo encontrado pude pensar que era una reverenda tontería acercarme a un grupo de lobos estando sola, además ellos debían ser buenos guerreros si habían podido ocultar su aroma de mí. Así que en lugar de hacer lo que mis instintos me decían me quedé inmóvil, escuchando.

Pero en realidad no escuchaba. Solo estaba ahí, pensando en todo lo que habíamos esperado para ese momento. Pensando en la felicidad que nos daría a todos por fin tener lo que tanto habíamos deseado. Pensé en Cassie y en todas las veces en que me había hablado de ese momento.

Pasaron unos minutos, unas horas, no estoy segura; pero cuando finalmente se dispusieron a irse y yo lo seguí desde una distancia prudente. Al final de una caminata corta vi una serie de casas conectadas por un viejo camino a la carretera interestatal.

Las casas pequeñas de estilo campirano estaban alineadas a la calle con unas cuantas luminarias en las banquetas. Algunas casas tenían luces encendidas en el interior, algunas tenían un auto o una camioneta de trabajo estacionada a un lado. Eran cerca de 7 casitas. Tomé nota mental: la manada debería ser de unas 25 personas.

¡Los teníamos! fue todo lo que podía pensar. Ese era su refugio. Toda la manada estaba ahí. Vi a cada chico alejarse en direcciones diferentes, pero ÉL se acercó a la última casa de la calle. Una casa más grande que las demás, con una puerta de robre doble, sin luces encendidas. Esperé detrás de un árbol hasta que entró en la casa.

Suspiré

Regresé por el mismo camino hasta el final del bosque, y solo en los límites de la pequeña ciudad pasé a mi forma humana. Caminé por las calles sin querer llegar a la casa. Aún no.

Había esperado casi 9 años por ese momento. El momento de regresar cada cosa que me habían hecho esos desalmados.

9 años en lo que lo único que podía hacer era esperar encontrarlos para hacerles pagar.

Yo seguí caminando, mientras pensaba en la fatídica noche.

Mientras pensaba en lo mucho que ansiaba el momento de hacerles pagar.

Mientras pensaba en Marcus.

Hola gente!

Este es el primer capitulo oficial, así que no te olvides de comentar y votar eso me ayuda demasiado! :D

Gracias.

OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora