Capítulo 7

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Daniel me pidió que me quedara a dormir en casa de Marly mientras él veía que podía hacer con su padre.

Así que esa noche llegué a casa de Marly y apenas Daniel le explicó la situación y le pidió que me quedara, ella me guió a una habitación en la planta alta; en lugar del sillón.

Y a pesar de que la caza no había sido tan exhaustiva como los días de entrenamiento estaba tan cansada que no pude hacer otra cosa que caer rendida apenas toqué la comodidad de la cama.

**

Esa mañana no había mucho movimiento en la manda. La mayoría estaba en casa. Pero yo no.

A pesar de mis instintos que me gritaban que me debía quedar en cama hasta casi mediodía me había levantado bastante temprano, y había ayudado a Marly preparando un buen desayuno, justo antes de que Daniel apareciera junto con Iván, para desayunar juntos.

Tenía un montón de preguntas acerca de Daniel, de su padre, incluso de Marly, pero me mordí la lengua. No era el momento aún. Tenía que ganarme un poco de su confianza para tener acceso a esa información.

En cuanto terminamos Daniel me contó que apenas le dijo a su padre lo buena cazadora que era él cedió. Solo había una condición. Tenía que estar bajo la instrucción de él mismo.

Aquello no me supuso una dificultad al inicio. Porque entrenar con Daniel no era realmente malo, de hecho tenía sus ventajas: podía valorarlo, lo vería mostrarme su mejores habilidades y de alguna manera también sus debilidades.

Por otro lado no estaba segura si hubiera podido soportar entrenar bajo la instrucción de Marcus. Si tan solo el encuentro del día anterior había acabado con mis nervios. No estaba segura si podría mantenerme bajo control por tanto tiempo.

Llegamos nuevamente al bosque, a un punto que no había visto antes, era un pequeño claro lo suficientemente espacioso para entrenar, pero aun lejos de las orillas de la ciudad.

-Bien. No sé que puedo enseñarte...- Comenzó Daniel rompiendo con aquel incomodo silencio intentando ser amable.

-Quisiera pelear cuerpo a cuerpo-Si tenía que parecer ligeramente débil esa era una buena opción. Ya que en una manada estable como la de él rara vez se dan los enfrentamientos con otras manadas.

-Te enseñaré- Su voz era determinante.

Me convertí esperando que él hiciera lo mismo, pero no. Se quedó de pie frente a mí Y dio unas instrucciones.

-Bien; lo primero que debes saber es que gracias a que eres realmente veloz no creo que tengas que enfrentarte a alguien así. Pero en ese caso, usa tu agilidad. Eres más liviana que un macho, puedes hacer movimientos más rápidos. No esperes un ataque, haz tú el primer movimiento. E intenta que sea un salto, te dará ventaja- Empezó a rodearme, justo como lo haría un lobo antes de atacar.- Usa la fuerza de tus patas traseras para impulsarte. –Seguimos rodeándonos, midiéndonos mutuamente con los ojos puestos en el otro.- No intentes atacar por la espalda. Si no eres suficientemente hábil te derribarán en un instante. Nunca te quedes inmóvil, aunque esté prácticamente sobre ti, no dejes de moverte. ¿Bien?

Asentí completamente hipnotizada por sus palabras. Solo una vez había peleado cuerpo a cuerpo con alguien. Había sido con otra hembra bastante mayor que yo. Y no me había ido demasiado bien. Terminé con terribles heridas en todo el cuerpo. Pero nadie nunca me había enseñado como hacerlo. Todo lo que yo sabía hacer lo debía a horas de práctica sola, sin nadie que me dijera como hacerlo.

Como todo lo que había conseguido hasta ese momento había pagado con sangre y hueso.

-¿Quieres intentar?-Preguntó Daniel, yo asentí dispuesta a poner todo en práctica.

OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora