CAPITULO 6

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Samanta sonrió, sorpresivamente para Draven.

Se coloco frente a él e hizo un paso para también quedar muy juntos.

Draven hizo también algunos pasos, pero estos fueron hacia atrás.

Pronto, quedo atrapado entre ella y la pared que se había encaprichado por pintar de negro.

Samanta, le paso su lengua por la boca y luego robo un corto beso.

-¿No te vas a detener aunque grité?.

-No- respondió Draven, desconcertado pero excitado.

-¿Ni por que supliqué?.

-Exacto...

-¿Por más que lloré?.

Draven asintió. Mientras sentía como las manos de ella se deslizaban por su abdomen, llegaban hasta los botones de su pantalón.

Seguidamente, se abrió paso por entre medio de su piel y el bóxer.

Su mano acariciaba una y otra vez su enorme virilidad que ante su contacto, inevitablemente, comenzaba a palpitar.

-Detente ahora- dijo Draven. Resisitiendo sus impulsos.

-¿Porqué?- Inquirió Ella, mirándola directamente a los ojos mientras mordía su labio inferior.

-Estas jugando con fuego...

Samanta se arrodillo frente a él. -Creí que sabias que me gusta quemarme.

Entonces, le bajo el pantalón, tomó su virilidad y le paso la lengua. Intentó meterla en su boca, pero apenas le entraba la punta.

Por lo que, para dejar su saliva por completo alli, le paso la lengua una y otra vez, mientras lo masturbaba.

-Maldición Samanta... - murmuró Drave. -La bestia que soy, te va a asustar... estoy loco, soy un maldito trastornado que quiere ahora mismo hacerte daño... por que eso me excita. ¿Entiendes?. No es bueno para ti...

-Tu no sabes lo que es bueno para mi...

-Lo presumo...

Samanta sonrió. -De acuerdo,- Dijo, parándose. -Entiendo. No quieres... no voy a obligarte... pero estoy excitada... así que, iré a coger con otro... la cena esta cancelada... nos vemos mañana jefe-

-¿A donde carajo crees que vas?- Draven, la tomó del brazo y la tiro al suelo con violencia.

Samanta sonrió, aunque aquello no se podía apreciar bien, ya que en su cara tenía cabello desparramado por la caída.

-Te dije que te ibas a quemar...

-Desciendo de brujas... he nacido en las llamas del infierno... - lo provocó ella.

-Pues; de este infierno no te vas reina...

Draven se quitó la corbata y con eso amarro sus manos, mientras la besaba.

Luego, se quitó la camisa dejando a la visto todo sus tatuajes, seguidamente, le quitó la ropa a ella, dejándola desnuda por completo.

—Una parte de mi quiere mostrarte lo que realmente soy para asustarte y la otra tiene miedo de que eso haga que me tengas temor... — comentó Draven.

Entonces, se arrodillo y puso las piernas de ella alrededor de él.

La acarició, con sus manos bien abierta para intentar cubrir cada centímetro de su piel.

Luego se inclino, y desde sus pies la recorrió con su boca.

-¡Ahh!- grito ella, cuando un poco más arriba del tobillo sintió la primera mordida.

Draven no solo le había dejado marcado sus dientes, sino también había podido saborear alguna que otra gota de sangre que escapo de ella.

-Me muero de ganas por probarte menstruando... ¡Santo cielo, Sam... que tremenda obra de arte eres!... normalmente me gusta torturar a la mujer un poco más, pero a ti- Draven suspiro extasiado. - A ti... te voy a coger ahora mismo...

Su jefe, no quiso seguir perdiendo tiempo, acomodo su enorme virilidad y empujo.

-¡Ahh! - volvió a gritar ella, que no se había privado de tal cosa en ninguna mordida.

- ¡mierda Sam, esta apretado!.

-¡No seas idiota... no soy yo, eres tu!...

Draven le mordió un pecho. Ella volvió a gritar.

-Cuida el Tono con el que me hablas, por que en este lugar, soy tu jefe y ahora también tu señor.

Ella rió pero su risa fue ahogada con un fuerte grito de dolor.

-¡Maldita seas Draven!. - Dijo.

-¿Me quito?- sonrió Draven.

-No, no... sigue...

-¡Ja,ja!... eres un caso...

-¿ya entro toda?.

El negó.-Apenas estamos comenzando...

-¡Santo cielo!...

Draven siguió entrando en ella, con embestidas certeras y pausas cortas.

Luego, aquellas embestidas se hicieron más frecuente hasta generar un buen ritmo con los gemidos que ambos soltaban al aire.

-Me caga que no entre toda- protesto después de un rato Draven.

-Hazlo con fuerza...

-Sí, que estas loca... pero de acuerdo...

Draven la presionó a él con fuerza e hizo una embestida con muchas ganas.

Samanta grito, pero había logrado su cometido.

Otra vez las embestidas se hicieron presente.

Draven no le daba tregua, sus caderas se movían, al mismo tiempo que la obligó a abrir la boca y le metió un dedo.

Ella chupo, percibiendo la presión que el ejercía en una parte de su cuello, con la misma mano.

Con el paso de los minutos, fueron tres dedos en su boca hasta que él los quito y puso su mano entera en el cuello, haciendo todavía más presión.

Samanta,movía sus caderas como podía, pero la realidad es que sentía todo su interior completamente lleno por lo que tenía dificultad para eso.

El tiempo simplemente estuvo de más, ni siquiera era relevante por lo que, se dejaron llevar por las sensaciones que recorrian sus cuerpos.

Fue así, que lograron saciarse al menos un poco.

Después del coito, se quedaron allí en el suelo, por un buen rato.

Aquella noche, Draven la llevó a su casa.

-¿Te quedas a cenar?. - inquirió ella.

Él asintió.

Hicieron una pizza juntos, mediante algunas copas de vino.

Cenaron, mientras hablaron de trabajo y tras que las horas siguieran pasando, llegó el instante en donde Draven de debía ir.

-Mi familia es complicada... -Dijo Draven, dándole un último trago a la copa de vino- pero no te preocupes, procura estar conmigo... yo me encargo de todo ¿De acuerdo?

Ella asintió.

-Ya es hora de irme, no es apropiado que tu jefe esté hasta tan tarde en tu casa- se burlo.

-¿y si te quedas? -Lo sorprendió Ella.

Él dudo por un momento. Pero finalmente acepto.

Juntos hicieron el aseo y seguidamente, optaron por darse un baño juntos.

Para eso, Samanta, lleno su tina y se giro para mirar directamente a Draven.

-listo...

El asintió. Realmente, jamás había hecho tal cosa con otra mujer. Se fue quitando la ropa lentamente mientras pensaba en, ¿porqué estaba haciendo eso?.

ARDIENTE LUJURIA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora