CAPITULO 32

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—Ah— deslizó Betty— Jamás pensé que te casarias...  aquí siempre robastes suspiros pero bueno... eras un hombre muy reservado... soy una de las pocas que tuvo suerte.— sonrió.

Samanta estaba que no daba más celos, pero no lo entendía, después de todo era consciente que aún seguía sintiendo cosas por Draven.

—Bueno ya vez que siempre caen... Aira anda como perrito sin madre detrás mío siempre... no creo que recuerde las mujeres de su pasado– dijo Samanta. —Bueno, ha sido un gusto... debemos seguir.

Ni siquiera espero que Betty dijera algo, continuó caminado, con Aira detrás, llevando el carro.

Tomó algunas cosas y las puso en el carro, mientras Aira la miraba. Así, en silencio, recorrieron dos pasillos.

—¿Estas enojada?— inquirió Aira. Mientras la veía elegir mermelada.

—No. — respondió ella. —¿Quieres de frutilla o durazno?.

—De frutilla...

—De durazno será. — sonrió.

Aira también sonrió. —¿Estas enojada?.

—No.

—¿Qué te pasa?, entonces...

—Nada...

Continuaron caminando.

—Se que te pasa algo... decime por favor.

—No.

—Dale...

Samanta rodó los ojos. —Pensé que era la única, que había sido la única mujer que te había hecho sentir atracción por lo que decías y ahora resulta que "Betty" — Dijo en tono burlón. —Es una de las chicas con las que ha dormido.

Aira hizo fuerza para no reírse. —Es que no pensaste de forma equivocada. Tú eres la única que me hace latir el corazón, la dueña de mis deseos y suspiros... la que me robo el sueño, el alma y el corazón...

—No me digas esas cosas... eres igual que todos.... dices palabras bonitas para que me olvide y luego ¡pum!... tienes de amante a Betty...

—No... no eso no. Y no miento... estuve con algunas mujeres... dos o tres... no más de eso, pero en ese tiempo había guerra y no me pegaron bien las cosas que vi, entonces empecé a consumir algunas sustancias y a beber mucho, me fui a la cama con mujeres pero... lo sé porque al otro día las veía durmiendo a mi lado. No es lo mismo, yo te quiero para toda mi vida, y si me muero y la reencarnación existe para las vidas en que vuelva a la tierra.

—¡MIENTES!. — sonrió.

—No, te juro que no.

Aira dejo el carrito de compras y se acercó a ella, la abrazo y puso su frente pegada a la de ella.

—No me gusta que te pongas rara conmigo, y seas distante por que pienses que lo que te digo no es verdad. — deslizo.

—Pues, Estabas muy amable con ella.

—Solo hable con ella.

—¡Bueno, no hables con ella!.

Siguieron de compras.

—¡Es más no deberías hablar con ninguna chica más, no tienes la necesidad!.

Aira se esforzaba por no reírse. La observo mirar precios, comparar productos y muchas cosas más.

—Estoy tan enamorado de ti, aunque no suene lógico... — deslizo, robando una sonrisa de Samanta.

Cuando ella pensó en el amor, no pudo evitar pensar en Draven; deseaba olvidar todo lo que sentía por él, rápido.

ARDIENTE LUJURIA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora