—Hermosa Sam... — la nombro Aira.
Ella abrió los ojos, observo a su alrededor, estaba en su habitación, la luz de la cocina se asomaba por la puerta, él nunca se quejo de tener que dormir con una luz encendida por que a ella le daba miedo.
—Has tenido una pesadilla. — deslizo Aira. —Tocaré para Ti...
Agarró su violín y comenzó a tocar... Samanta se relajo.
—Por favor, siempre despiertame de mis pesadillas...
—Yo te voy a proteger incluso en sueños mi amor...
Samanta despertó... había sido un sueño... un sueño, donde recordaba una de sus prilera noches en la casa de Pensilvania.
Desde aquella vez, cada vez que Samanta despertaba, se sentía feliz por estar abrazada a él.
Como simplemente había sido un sueño, ella notó que en realidad estaba en una cama de hospital.
Sonrió, de igual modo.
—Hermosa...— Aira estaba ahí.
Draven también estaba, pero ella solo quería a Aira.
En cuanto lo vió rompió en llanto. Él se acercó, beso frente, la acarició.
—Tranquila... esta bien... nuestro bebé está bien.
—Tenia tanto miedo... yo no sabía que hacer... no sé como voy a ser buena madre así.
—Hiciste lo correcto. Todos tenemos miedo, pero no dejaste que eso te paralizará. No te culpes mi amor, hiciste lo correcto...
—Hola... soy la doctora Weiner, el bebé esta bien... pero hay riesgo de aborto... por lo que la dejaremos en observación durante dos días... y luego, si no hay pérdidas nuevamente, se irá a casa con reposo absoluto.
—Gracias Doctora.— Dijo Aira.
—Al final tenias razón— comentó Samanta cuando la doctora se fue.
—No, lo hacía por que me gusta exagerar... no te culpes...
—Quiero comer chocolates...
Aira sonrió. —Iré a buscarlos.
—¡No,no!... no me dejes sola...
—Pero...
—Encuentra la manera... siempre lo haces.
—Iré yo...— interrumpió Draven. —se cuales te gustan, no hay problema.
—¿No te molesta que lo haya llamada?, no se por que lo hice... tenia tanto miedo... — dijo Samanta cuando quedaron a solas.
—Como dije, hiciste lo correcto.
En los días siguientes, Samanta no tuvo más pérdidas, por lo que, le dieron el alta.
Aira no se separo nunca de su lado, y Draven iba a verla en horarios de visita.
—¡Ja,ja!... puedo comer yo misma Aira— Dijo Samanta ya en la cama de su casa.
—Abre la boca que viene el avión...
—Quiero otra cosa...
—No puedes, no me tientes... vamos come...
Cada día. Aira se aseguró de estar siempre a su lado, aunque a veces debían salir por temas de negocios.
—¿Qué te pasa?— inquirió Draven, quien había ido de visita...
Samanta dormía.
—Tengo una reunión importante con inversores. Pero no quiero dejar a Samanta sola... Le dije a Didi pero ella esta complicada con problemas de su familia.
—Yo me puedo quedar con ella...
Aira lo miró. —¿Seguro?, ¿sin intentar nada?.
—Se que es tu mujer ahora...
—De acuerdo.
Así, Draven se quedó con Samanta mientras Aira salía.
Se aseguró que tuviera todo a mano y cuando ella despertó se sentó a su lado, a ver una película.
—Soy una carga para ambos— Dijo Samanta.
—No, no es así.
—¿Tú no tienes una mujer a la que ir a ver?.
—He soñado tantas veces contigo.... te he extraño en cada uno de los contextos..... no hay otro lugar en donde quiera estar...
—Aira y yo nos vamos a casar... yo lo amo...
—Lo sé, puedo notarlo cuando lo miras... he aceptado que te he perdido aunque una parte de mi siempre te va a amar.
Para ellos fue una extraña despedida que aquello que fueron, de lo que soñaron juntos, de lo que no pudieron superar.
En el fondo, Samanta también le tenía cariño.
Finalmente, el niño nació.
—¡Se llamara Nathan!. —Dijo Samanta tomando al bebé entre sus brazos para darle su primer alimento.
—Ha pesado tres kilos quinientos... es un niño saludable... ¡Felicidades papás!. –Dijo la doctora.
Draven lleno la sala de regalos para el niño y Aira, no podía creer que aquel bebé era suyo.
—¡Es tan pequeño y Hermoso!....— Dijo emocionado. —Te Amo Sam...
—También te amo...
Su boda se retraso cinco años. Pero finalmente, un sábado de verano ambos dieron el si, frente al juez.
Draven estuvo ahí... aunque lo había aceptado, no dejaba de sentir un sutil dolor por que podría haber sido él.
—¡No corras te puedes caer!...—le dijo a Nathan, mientras corría por el verde césped de donde se había llevado a cabo el evento.
—Atrapame tío... — se rió.
Era sin duda un pequeño traviesos.
—¿Porque me quieres tanto tío?— inquirió el niño cuando él lo capturo.
Draven no dijo nada... no le podía decir que era el hijo de la mujer que él amaba con locura...
—Siempre voy a estar para ti pequeño Nathan...
Guardaría en sus adentros, cuanto amaba a Samanta y cuanto deseaba tener una vida con ella.
Esconderia en lo más profundo de su interior lo arrepentido que estaba, por que Samanta era feliz.
A lo lejos, Vi a Aira y ahora a su esposa, riendo y bailando juntos...
Si el precio por escuchar su voz algunos días en ma semana y poder estar cerca de ella, era amarla en secreto entonces lo haría.
—Felicidades a los novios— se acercó a ellos.
******
—¿Qué tienes ahí?— inquirió Samanta. Entrando a la habitación.
—No quisiste irte de viaje pero podemos tener nuestra noche...
La habitación estaba llena de velas, pétalos de rosas y habían dos copas más una champaña.
—¿Tienes idea lo mucho que te amo?— dijo Samanta, tomando de la camisa a su marido y llevándolo con ella a la cama.
—Soy tan adicto a ti preciosa...
Y dieron rienda suelta a su deseo...
Fin...
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ARDIENTE LUJURIA.
RomanceImagina ser una chica enamorada de tu jefe, la cual cree que por fin tiene una oportunidad de enamorarlo. Imagina, ir a la casa de sus padres y conocer a sus hermanos, Imagina, descubrir que es una familia perversa en la cual vas a poder disfrutar d...