CAPITULO 7

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Samanta, no sabía que pasaba por la cabeza de él, pero algo que tenía claro era que había estado enamorada de su jefe desde que comenzó siendo su profesor.

Es por eso, que ahora que sus fantasías más secretas se hacían realidad, estaba dispuesta a todo para seguir disfrutando de él.

Después de todo, esa noche de convirtió en la primera que durmieron juntos y ella deseaba que hubieran muchas mas.

Con el paso del tiempo, llegó el día en que debía iniciar el viaje para visitar a la familia de Draven.

Él la paso a buscar por la mañana y ambos comenzaron el recorrido de la ruta que los llevaría a su destino.

Draven se veía visiblemente nervioso, por varios minutos predominó el silencio en aquel auto de alta gama.

—Pase lo que pase, puedes contar conmigo...— le dijo Samanta.

—Lo sé — respondió él.

Era esa su respuesta, ella no había sido cualquier alumna, tampoco era cualquier secretaria... desde que la conocía, sabía a donde correr cuando su día era malo, y eso fue algo que nunca tuvo... por eso, se baño y durmió con ella...

—Vengo de una familia conservadora... demasiado conservadora... — deslizó. — Mis padres no duermen juntos, a no ser que... ya sabes...
En mi familia, las mujeres están subordinadas a los hombres... y además, tienes que saber que van a ver momentos incómodos, no me llevó bien con mi padre, por que soy abogado.

—No importa como sea.. Tú me diste un lugar en tu despacho, me viste cuando era tu alumna,bueno todavía lo soy y ... –Ella hizo una pausa recordando la charla sobre vender su cuerpo. —Estaré para ti, como lo has hecho tú.

—¿Borraste el posteo de venta?— Dijo luego, recordando la situación.

Ella negó tímidamente y Draven enojado golpeó la parte del medio del volante.

—¡Te dije que lo hicieras!...

—A mi no me grites... lo olvide...

Draven suspiro. —De acuerdo.... esta es mi propuesta... Yo, contrato tus servicios... seré tu jefe en todo los sentidos...

Samanta se cuestionó si tal vez, aceptando ser su "su prostituta", él se enamoraria de ella.

Mientras ella reflexionaba al respecto, él también hacia lo propio, sabiendo que cada kilómetro que recorria, acortaba la distancia entre él y sus mayores secretos.

¿Qué pasaría si ella descubría que era un monstruo en todo los sentidos?, se preguntaba.

—De acuerdo— Dijo ella. Proponiendose  enamorarlo..

Entonces, llego el momento en que llegaron a su destino.

Samanta quedo atónita por la enorme mansión de la familia de él.

—No sabía que tenías tanto dinero— deslizo viendo por la ventana, mientras recorrian el "callejón" de entrada, posteriormente a cruzar el portón.

—El dinero de mis padres no es mío Samy...

Ella le rodó sus ojos molesta. Le decía "Samy" cuando quería molestarla, ya que por alguna razón, había asociado su nombre con una película animada de una tortuga.

—Eso dicen todo los hijos de millonarios...— comentó para molestarlo también.

Él hizo una mueca. —Mi padre me odia, jamás me va a dar un peso. De hecho, yo pague mis estudios y en cuanto pude me fui de aquí.
Sucede qué, son todos ingenieros y por alguna razón odia a los abogados, siempre decía que lo peor que le podía pasar era tener un hijo abogado... nosotros tuvimos muchas diferencias, peleamos a menudo, es decir, realmente no nos llevamos bien... cuando fui a inscribirme a la universidad, iba con la idea de estudiar ingeniería pero finalmente decidí fastidiarlo y cuatro años después, obtuve mi título de abogado...

—No estoy para nada sorprendida de que lleves la contraria siempre...— se burlo Samanta...

—Samy, te he traído para poder cogerte cuando se me de la gana y para que fastidiemos juntos a estas personas... solo tú puedes ser igual de infumable que yo... — sonrió Draven.

Finalmente estacionaron el auto y bajaron.

Al tocar fueron recibidos por una señora mayor.

—Hola Eufemia... — saludo Draven, ingresando de la mano con Samanta.

—Bienvenido Señor... sus padres y hermanos están en la sala... — Dijo, mirando de arriba a abajo a Samanta.

—Ella es Samanta, mi novia... —La presentó.

—Es un placer— deslizo Samanta pero la ama de llaves, se mostró indiferente e incluso fastidiada.

—Bueno, caer mal nunca me fue tan difícil — Dijo con sarcasmo Samanta cuando siguieron avanzando hacia la sala.

—Es amante de mi padre, tuvieron tres hijos... dos de ellos murieron prematuros...

—¡Wow!... esta fuerte el asunto... ¿Porqué nunca lo habías mencionado?.

—No me gusta hablar de mi familia...

Al ingresar a la sala, todos los que ya estaban allí, voltearon a verlos.

Demasiados ojos encima, hicieron que Samanta sintiera nervios pero era buena disimulando aquello.

—¡Hijo!...— exclamo una señora.

—Mamá... — respondió Draven, recibiendo el beso de su madre.

—Ella es Samanta...

—Es un gusto...

La presentación se extendió, a los hermanos, sus esposas y al padre de Draven...

Así fue como conoció a Alan y su esposa Maggi, a Elena, que era la única hermana mujer, a Fausto e Ignacia, Nadia y Fernando y por último a Aira, quien no sólo era el más serio y callado de todos, sino además el hijo que tuvo el padre de Draven con su ama de llaves.

Sin en cambio, a Samanta no le llamo la atención su personalidad, fueron las varias cicatrices en su cara las que hicieron que lo mirará por unos segundos fijamente.

El padre de Draven ni siquiera saludo, parecía que nunca lo había dejado de ver, pero él no se preocupo, ya sabía que iba a ser así.

Hablaron un poco más en la sala y luego pasaron al comedor.

El viaje les había tomado varias horas, por lo que ya era de noche, y si bien ni Draven ni Samanta tenían hambre, por que habían comido en el camino, si estaban muy cansados.

Eufemia les sirvió la comida a todos...

Todos hablaban, menos Draven y Samanta que comían en silencio mientras escuchaban todo.

Después de cenar, colocaron en la mesa distintas cupcakes y postres.

—¿me pasas un cupcakes de vainilla por favor?— deslizó Samanta a Drave.

Él miró y vio que quedaba uno solo de esos, lo tomo y se lo metió por completo a la boca, ocasionando un fuerte reproche de parte de Samanta que atrapó la atención de todos.

—Ya no hay— se burlo Draven, pero al mismo tiempo, por reírse, se ahogo, lo que ocasionó que ella le hiciera burla, todo esto ante miradas de asombro...





ARDIENTE LUJURIA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora