🏠Coming Home🏠(Lumelia/Toh) (Español)

Lavabo

Después de que pasara un rato en el que Lucía todavía no había salido del baño Amelia le dió una mirada a Camila para después levantarse y dirigirse al lavabo.

—¿Cariño?—Preguntó asomándose al baño—¿Cómo estás?

Al no ver a nadie frunció el ceño preocupada y entró cerrando tras de sí.

—¿Lu?—suavizó el tono de su voz y apoyó las piernas en el lavamanos—Sé que estás aquí amor... —Entrelazó sus propias manos y jugó con sus pulgares en un intento de calmar sus nervios—¿Puedes al menos darme una señal de cómo estás?—pidió al recibir silencio por parte de los baños.

Se oyó una respiración temblorosa proveniente de el único baño con la puerta cerrada.

—B-bien... —murmuró la soldado con un deje de voz.

Amelia sonrió ligeramente sabiendo que era mentira y se bajó del lavabo para caminar despacio hacia la puerta.

—¿Puedo entrar?

Lucía no respondió, estaba demasiado avergonzada de no haber aguantado nada antes de derrumbarse de nuevo tras lo que había pasado en la mesa. Sin embargo, pasó una de sus manos por debajo de la puerta y apoyó la cabeza con un suspiro.

Amelia cerró los ojos durante un momento y se deslizó por la pared hasta sentarse en el suelo antes de entrelazar su mano con la de Lucía. Comenzó a darle caricias con su pulgar y se quedaron durante un tiempo así, en absoluto silencio.

—Sabes que necesitas ayuda...

La mano de Lucía tembló ligeramente y Amelia afirmó su agarre.

—No tengas miedo—Acarició sus nudillos—No estás sola...

Lucía reprimió un gimoteo.

—Sé que es difícil... Pero ya he hablado con tu madre, todo lo pagaré yo, no debes preocuparte.

Lucía soltó la mano de Amelia y volvió a meterla en el baño. La Blight suspiró triste y se cruzó de brazos.

—Creas lo que creas, pase lo que pase... Te amo Lucía Noceda.

Se giró y apoyó la mano en la puerta sintiendo el nudo en su garganta.

—Y nada de lo que hayas pasado o de lo que hayas hecho o de lo que te hayan hecho a tí podría cambiar eso, así que por favor... Déjanos ayudarte.

El silencio sepulcral al otro lado de la puerta resultaba desolador para Amelia y estuvo a punto de romper en sollozos cuando Lucía habló.

—Fue culpa mía.

—¿Q-qué?

La única respuesta para Amelia fue el sonido que hizo Lucía al moverse y la cerradura al desbloquearse. Miró el picaporte y lo tomó.

—¿Puedo pasar?

—Por favor...

Eso fue todo lo que necesitó para abrir la puerta, al otro lado vio a su novia sentada en el suelo manteniendo sus rodillas pegadas al pecho.

—Cielo...

Se sentó junto a ella y presionó sus hombros antes de mirarla.

—¿Quieres hablar?—Se estiró para cerrar la puerta—Ahora estamos solas.

Lucía dejó salir el aire de sus labios entreabiertos y recostó la cabeza en el hombro de la chica. Ella solo pudo rodear sus hombros con sus brazos y acariciar su brazo.

—Fue mi culpa... Mis amigos murieron por mi culpa.

Su voz se quebró y escondió la cara en Amelia avergonzada mientras ésta sentía como le mojaba el cuello.