Epílogo

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A la mañana siguiente Lucía soltaba suaves ronquidos mientras mantenía a su novia abrazada contra su pecho disfrutando de la calidez que le proporcionaba estar piel contra piel.

Cuando la luz del sol comenzó a filtrarse por su ventana y a alumbrarle la cara, Lucía, con sueño ligero debido al constante estado de alerta, se despertó ligeramente sobresaltada, pero al notar el murmullo somnoliento de Amelia paró un momento para pensar y sonrió cuando recordó la noche anterior y lo bien que se había sentido al ser la responsable del placer de Amelia una vez más.

Se estiró para descansar sus músculos intentando no mover a su chica y acarició su brazo desnudo con delicadeza.

—Mh... —murmuró Amelia buscando acercarse a su tacto entre sueños.

Lucía le besó la cabeza y continuó con sus caricias hasta que unos minutos más tarde Amelia se despertó buscando tomar su mano.

Lucía se la dio con gusto y acarició sus nudillos.

—Buenos días... —susurró Amelia.

—Buenos días preciosa ¿Qué tal has dormido?

Amelia no respondió, pero el aumento de su sonrisa se lo dijo todo.

—Me alegro entonces.

Se quedaron un rato más en la cama dándose suaves caricias mutuamente hasta que Amelia se frotó los ojos y  se sentó para mirar la hora en su móvil.

—Deberíamos levantarnos si quieres cumplir la promesa de los churros.

—Jooo—Se quejó pegando la cara contra su espalda.

Amelia le acarició los mechones de cabello ahora limpio y la ayudó a sentarse.

—Venga dormilona, sabes que te encantan los churros.

—Me encantas más tú—respondió levantándose a por un conjunto de ropa para ella y Amelia, que le lanzó una almohada sonrojada pero feliz.

—Qué cursi eres cuando quieres...

—Soy un ser que se adapta a la situación.

Después de vestirse, ambas subieron al coche y se dirigieron a la chocolatería para comprar el desayuno.

—Pago yo.

—Ame...

—Consentida dije.

—Ameli-

—Consentida dije.

Lucía rodó los ojos y dejó que Amelia pagase el desayuno y pidieron unas cajas para llevarlo.

—Parece que vamos a dar de comer a una nave industrial, qué cojones.

Amelia se rio de sus palabras y metieron las cajas en el maletero para después dirigirse a la casa Noceda.

—¡Lucía!—gritaron los menores, que en cuanto se abrió la puerta se lanzaron a abrazar a su hermana, que tuvo que levantar los brazos para evitar que el contenido de la caja se derramase.

—¡Hey enanos!—Saludó contenta— Os dije que volvería pronto—Se apresuró a dejar la caja en le isla de la cocina y les abrazó.

Amelia dejó su caja encima y fue a saludar a Camila.

—Buenos días, mamá—dijo Lucía de la mano de sus hermanos—Estoy algo retenida aquí.

Camila se rio y negó con la cabeza.

—Tranquila, buenos días hija.

—¡Buenos días, heroína del pueblo! —bromeó Dereck mientras ayudaba a John a bajar las escaleras.

🏠Coming Home🏠(Lumelia/Toh) (Español) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora