Luego de que la clase se desarrollara con éxito, el ambiente en el aula era un hervidero de energía positiva y satisfacción. Los compañeros de Addie y Bella se retiraron del espacio, dejándolas solas junto a Pedro . Con una serenidad propia, Pedro acomodaba algunas hojas en su escritorio mientras esperaba a que las adolescentes terminaran de ordenar sus pertenencias y se acercaran.
Las chicas se aproximaron a él, sintiendo el latido de la anticipación en sus corazones. Sus miradas se encontraron con la sonrisa suave y cálida de Pedro, quien parecía haber esperado este momento para compartir algo importante. Como si la luz del atardecer se hubiera filtrado en el aula, la atmósfera parecía cargada de significado y posibilidades.
Con voz tranquila pero llena de aprecio, Pedro se dirigió a ellas.—Muy buen trabajo el de hoy. Es evidente que ambas tienen un compromiso genuino con la danza y el arte escénico. Esa pasión se nota en cada movimiento que hacen.
Addie asintió, agradecida por sus palabras, pero entonces Pedro soltó una pregunta inesperada que hizo que las dos chicas intercambiaran miradas intrigadas y sorprendidas. ¿Por qué actúan? La pregunta flotaba en el aire como una invitación a explorar la esencia misma de su pasión y su conexión con la danza.
