Llegué a casa el mismo viernes en que Freddie y Addie se quedaron solos en la habitación de la academia. El rubio se negaba a irse y enfrentar solo a su padre. Mi padre estacionó el auto en nuestro camino, era de noche y el frío se hacía sentir en el ambiente.
Al salir del automóvil, una sensación de preocupación se apoderó de mí. Sabía que la noticia de la prensa y el compromiso de Addie y Freddie habían sacudido a mi familia, o al menos a mi padre tras haberme visto a solas el fin de semana anterior con Addie.
—Pudiste haberme dejado en la academia. —le digo a mi padre mientras caminamos hacia la entrada de la casa, expresando mi preocupación por la situación que enfrentan Addie y Freddie.
Él niega con la cabeza en respuesta. —De todas maneras tendrías que venir. —me responde con calma—. En unos días será el primer evento benéfico de los Sullivan.
—¿Yo voy a ir? Jamás he asistido a esas cosas. —le respondo, sorprendida por la noticia.
Mi padre asiente, dejando claro que hay más que discutir. —Lo sé, quiero hablarte de eso también. Era mejor que te quedaras en casa este fin de semana.
