La primera vez que Addie se cruzó con la mirada de Bella, nunca imaginó que ese encuentro daría inicio a algo más profundo entre ellas. A medida que los primeros meses transcurrían, la idea de una conexión especial entre ambas creció de manera inesperada. Poco a poco, las piezas del rompecabezas parecían encajar sin esfuerzo, como si el destino ya hubiera trazado su encuentro y delineado el camino que ahora recorrían juntas.
En una fría mañana de febrero, Addie se encontraba en la habitación de Alice, la pelirrosa de espíritu vibrante. Sí, Alice había vuelto a teñir su cabello, y ahora, se dedicaba con esmero a peinar el cabello de Addie. En cuestión de horas, su amiga y Bella saldrían para celebrar su primer mes como pareja.
―¿Y te ha dicho dónde irán? ―pregunta Alice, terminando de trenzar el cabello de Addie.
La americana niega con la cabeza. ―Es una sorpresa ―responde con una chispa de emoción en los ojos.
―Qué lindo detalle ―comenta Alice, mostrando una sonrisa complacida.
―Sí, el próximo mes quiero hacerle algo especial también ―agrega Addie, compartiendo sus pensamientos con su amiga.
Alice asiente con aprobación. ―Me alegra que las cosas estén yendo bien para ustedes ―expresa, aunque su tono lleva una sombra de preocupación.
El gesto de Addie se contrae al notar el cambio de expresión en Alice. ―No he visto a Ross hace unos días, ¿todo está bien entre ustedes? ―pregunta con un dejo de inquietud.
