Addie terminó de leer la noticia con una mano en sus labios y el corazón desembocado. A su lado, Bella también estaba sorprendida por lo que acababan de leer. La noticia era un verdadero terremoto en sus vidas, y la tensión en la habitación se podía sentir en el aire denso.
Bella se puso de pie y, con gesto preocupado, le entregó su polera a Addie para que pudiera cubrir su cuerpo. Habían pasado la noche juntas, una noche que ahora parecía ser un error colosal, unas vez más, dadas las circunstancias. La imagen de ambas en esa habitación, compartiendo momentos de intimidad, era lo último que necesitaban en medio de la tormenta mediática que se avecinaba.
—Creí que era más probable que nos descubrieran a nosotros —murmuró Addie, atando su cabello en una coleta floja mientras intentaba procesar la situación.
—Si lo tomamos a la ligera, puede que sí —respondió Bella, con una mezcla de resignación y preocupación en su voz.
El sonido de las notificaciones en sus teléfonos rompió el incómodo silencio. Ambos dispositivos habían sonado al mismo tiempo, como si el destino quisiera dejar claro que no había escapatoria.
Alex Ramsey: ¿Dejaste de hablar con Addison, no? Iré por ti, pasarás el fin de semana en casa.
Elizabeth Sinclair: Espero que el único raro sea Freddie y no tú, mocosa. Estamos en camino a Inglaterra.
