V: Idiota...

102 14 9
                                    

Por fin había sonado la campana, mi mirada conectó fugazmente con la de Chad. Este, mientras tomaba sus cosas, me dedicó un guiño y susurró lentamente para que leyera sus labios "te espero". Me tenía que dar prisa si no quería que se me escapara. Guardé mis cosas como pude y me aproximaba a la puerta, pero antes de siquiera poder poner un pie fuera del salón, una mano extraña me tomó del brazo; regresando mi mirada hacia atrás, pude ver como Doug me sostenía un poco preocupado.

—Evan, hagas lo que hagas, no caigas en las mentiras de Chad. Puede parecer dulce y encantador, pero no es una buena persona —Doug parecía bastante incómodo con la idea de que salga con Chad.

—Eres muy tierno Doug, pero soy el hijo de la Reina Malvada. Puedo cuidarme solo —se me quedó viendo por unos segundos.

—No puedo obligarte a no ir. Solo quiero evitar que te hagan daño.

Me soltó, pero en su mirada se veía mucha tristeza y preocupación. Le volví a explicar que no tenía nada de qué preocuparse y me fui. Solo era Chad, el hijo de Cenicienta, no puede ser tan peligroso.

Salí del salón en camino a las gradas, pero esta escuela es enorme, me costó un poco encontrar el camino. Estaba un poco apurado, intentando llegar y por eso no noté una pila de libros correr en la dirección contraria; y como no puede ser de otra forma, chocamos haciendo que todo cayera en el suelo.

—Lo lamento, no te vi —dijo una chica de cabello negro y vestimenta verde pasto que observaba el suelo, en busca de cada libro.

—Cuando te disculpas con alguien, lo adecuado es mirarlo a los ojos —le critiqué toscamente mientras la veía retorcerse en el suelo cual gusano solo por unos libros. Levantó la mirada muy rápido, como si hubiera estado dispuesta a responderme de una forma grosera, pero al verme su cara cambió por completo a una de asombro y hasta susto.

—Tu eres... —parecía estar buscando las palabras correctas, pero que se quedaron atoradas en su lengua.

—Evan, el hijo de la Reina Malvada —le aseguré con aires de superioridad.

—Emmm... tengo que irme. Debo regresar estos libros a la biblioteca —y sin decir más nada, se fue.

—"Rara" —dije para mí mismo, mientras veía a la chica correr.

Bueno Evan, basta de distracciones, debes concentrarte en tu objetivo. Enamorar a Chad.

Logré encontrar el camino a la cancha de esta escuela. Lo primero que noté fue a Carlos junto a Ben en medio de la cancha, al parecer estaban entrenando.

—Te tardaste —comentó Chad a mi lado, sorprendiéndome —. Pensé que el sexy villano me dejaría plantado.

—Lo siento, una rara se tropezó conmigo en el pasillo —le expliqué, intentando excusarme.

Él sólo me responde con una sonrisa, mostrando su perfecta dentadura Auradon, y me extendió su mano para llevarme a algún lugar. Yo sin pensarlo mucho, lo seguí. Giré mi cabeza un poco al escuchar algo como un grito de ayuda. Era Carlos, quien estaba siendo perseguido por un perro que no tenía ni medio metro de alto.

Por todos los Dioses, tierra trágame. Juro que si no fuera porque se nota desde lejos que somos de la isla, fingiría que no lo conozco, de aquí hasta la graduación; pero pareciera que Chad no lo notó, o eso espero.

Me llevó un poco más lejos detrás de las gradas, y cuando nos detuvimos, reímos como cómplices.

—¿Todos en tu familia son así de lindos? —me preguntó, con una sonrisa en los labios.

—Quiero creer que soy el más bello del reino —Chad se rio de lo que dijo. ¿Quién diría que mi madre tenía razón? Hacerse el tonto engancha a los hombres—. ¿Hay muchos cuartos en tu castillo?

—Ufff. Demasiados para contarlos.

¡Bingo!

Intenté acercarme a él para besarlo y que termine de caer en mi encanto, pero me interrumpió.

—¡Qué bien resolviste el problema de química hoy! Todos los nerds se enamorarán de ti.

Uh-Oh—Soy malo en la escuela —le dije, intentando arreglar el problema.

—Ay, por favor —no me creyó.

—No en serio, es verdad. Pero soy muy bueno cosiendo, cocinando y aseando. Al igual que tu madre Cenicienta, pero mejor vestido —saqué mi espejo del bolso —¿Ves esto? Si pregunto dónde está algo, lo averigua.

—¿A caso es broma?

—No

Me quitó el espejo de las manos. Un poco grosero, pero lo arreglaremos— ¿Dónde está mi teléfono? —le preguntó al espejo y se lo puso en la oreja como un celular, esperando la respuesta.

—No funciona para ti —le dije, y me lo devolvió.

—Oh, bueno no importa. Mi papá me comprará uno nuevo.

—El príncipe encantador.

—Si.

—Y Cenicienta.

—Si.

—Y el hada madrina —mejor me concentro en la misión —Oye, oí que su varita está en un aburrido museo. ¿La dejan siempre ahí? —Chad empezó a acercarse a mí, estaba cayendo en el encanto, cada vez más cerca de besarme, pero se volvió a apartar bruscamente de mí.

—Me gustaría hablar más, pero ay —se apoyó sobre una de las barras de las gradas, dramático el niño —, estoy ocupado. Aunque.

—¿Aunque?

—Si haces mi tarea, junto a la tuya; tal vez, podría acompañarte y charlar —me entrega su bolso.

¡Ay, no! Es de esos idiotas que creen que pueden tenerlo todo y utilizan a los demás para conseguir lo que quieren... ese es MI trabajo — Ok... —a regañadientes tomé su bolso.

—Gracias belleza —después de guiñarme el ojo se fue, y eso que había dicho que se iba a quedar, ni mentir bien sabe.

"Mi salida contigo fue la peor del año, en menos de una hora perdiste el encanto" ... ¡NO! No, Evan, concéntrate, recuerda que es tu misión, es... lo que tu madre quiere...

—Resultó inevitable oír —dijo Doug en las gradas, sacándome un susto.

—¿Estás siguiéndome?

—En realidad... si —bueno... al menos es sincero, puntos extra por eso —. Y reconozco que me fascina la varita del hada madrina. Lo cual es otra razón para esperar la coronación; podríamos, quizás, sentarnos y discutir sus atributos.

Ammm, de hecho, no suena mal, sí me intere... espera, ¡REBOBINA! —¿Entonces la usarán en la coronación?

—Sí, y... quisiera que fueras mi cita —a pesar de que parecía emocionado, no le respondí, solo le sonreí y me fui.

Pobre Doug, parece un chico bastante tierno, agradable, caballeroso, y honesto. Aunque no me parezca tan mal idea ir con él, debo concentrarme en mis objetivos. La varita, y conseguir el estatus de Chad.

************

—Alo?

—Papa, está aquí.

—¿Quièn?

—Evan. Evan està en Auradon, es nuestra oportunidad. 

Ambos lados del espejo: Descendientes (Yaoi/Boy Love) [Remastered]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora