VII: Poción.

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Nos escabullimos entre los pasillos de la preparatoria, mientras usaba el espejo para encontrar el camino hacia la cocina. Estando allá nos aseguramos de tener todo para realizar la poción de amor; al final decidimos que lo mejor sería ocultarla en unas galletas, así que lo principal era hacer la masa y luego la poción.

-Ok. Aquí dice que necesitamos una lagrima, y yo nunca lloro -mencionó Mal, mientras leía su libro.

-¿Rebanamos una cebolla? -comentó Carlos, en broma.

-¡No! Dice que se necesita una "lagrima de tristeza humana". Y esta poción es la mejor, así que no hay que equivocarse.

-Si lloras, da igual -comentó Jay, como si fuera lo más obvio, pero estaba equivocado.

-Eso no es cierto Jay. Las lágrimas tienen anticuerpos y enzimas, pero una lagrima emotiva tiene más proteínas que una lagrima de dolor -corregí.

Todos me observaron con una sonrisa de cómplices; me dejé llevar y solté mi lado nerd, y ellos lo sabían.

-¿Vas a seguir fingiendo que no eres un cerebrito? - me cuestiona Mal.

-Debo seguirme mostrando así. Necesito complacer a mi madre. Ella siempre dijo "Mientras más tonto e indefenso te vean los hombres, más fácil será manipularlos". No puedo defraudarla -todos se quedaron callados, ya que sabían lo que era querer complacer a nuestros padres, pero eso era algo casi imposible.

De repente, la puerta de la cocina se abre, dejando entrar a Lonnie. Al verla llegar, rápidamente ocultamos el hechizo debajo de una hoja para que no nos descubriera.

-Ahí estás Mal. Te estaba buscando. ¿Sabes? Todas las chicas quieren que les arregles el cabello -observa lo que hacemos -¿Bocadillo nocturno?, ¿qué están haciendo?

Todos intentamos dar cualquier excusa que se nos venía a la mente, pero no lográbamos concordar en lo que decíamos, y tomándonos completamente desprevenidos, Lonnie saca un poco de la masa con la poción con sus dedos. Intentamos detenerla y que no consumiera la poción, pero era muy tarde, ya la había probado. Observábamos detenidamente sus movimientos, esperando de que no cayera bajo el encantamiento -¿Qué? No voy a mojarlo otra vez.

-Bien... ¿sientes algo? -pregunté curioso.

-Sí. Posiblemente falte algo -comentó Mal.

Jay se acercó a Lonnie, intentando coquetearle, tal vez creía que la poción haría que se enamorara de él. Pero si vieran la cara de Lonnie, se hubieran partido de la risa, era tipo "O sea, ubícate, ni te topo wey".

-... Necesita chispas -comenta Lonnie por fin después de un rato, y Mal y yo pudimos soltar el aire de nuestros pulmones.

-Uff... ¿Qué fue lo que dijo? -preguntó Mal, volviendo a mezclar.

-"Chispas de chocolate". Solo, el grupo alimenticio más importante -nos explicó Lonnie, sacando un bol de una de las despensas. No entendíamos a que se refería, y parece que ella lo sabía, ya que nos vio algo desconcertada-. ¿Sus madres nunca les prepararon galletas con chispas de chocolate? Como... cuando te sientes triste y... están bien calientes, con un enorme vaso de leche; y ella te hace reír, y todo cobra una nueva dimensión- Observó como todos la veíamos desconcertados, como si el "afecto materno" fuera un concepto desconocido para nosotros-. ¿Por qué están mirándome así?

-Nuestra vida es diferente -le explica Mal.

-Sí. Lo sé, pero yo... pensé que... hasta los villanos amaban a sus hijos.

Nuestras miradas transmitían la tristeza y melancolía que las palabras de Lonnie nos habían causado. Son nuestros padres, aunque sean villanos y no nos demuestren su afecto casi nunca, deben querernos... ¿verdad?

-Oh... eso es horrible -Lonnie tomó la mano de Mal, intentando dar consuelo, mientras de sus ojos brotaba una única y lastimera lagrima... lagrima... ¡La lagrima!

Rápidamente, Mal tomó la lagrima de Lonnie y la lanzó a la mezcla-. Sí, muy horrible. Pero debemos llevar esto al horno.

Despedimos a Lonnie y nos pusimos manos a la obra en realizar las galletas con la poción.

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A la mañana siguiente, me despertaron fuertes golpes a nuestra puerta. A regañadientes me levanté de la cama y abrí la puerta, solo para conseguirme una horda de chicas esperando y gritando que buscaban a Mal. Rápidamente cerré la puerta y observé como mi peli morada amiga seguía dormida.

-¡Mal! -le grité para que despertara, y cuando por fin levantó su cabeza de la almohada para mirarme con una mirada asesina y sus ojos verdes brillando en magia, le hablé mientras señalaba la puerta-. Te buscan.

Ella, molesta, se levantó para abrir la puerta, y en lo que de inmediato notó el gran grupo de chicas que había fuera de nuestra habitación, cerró la puerta estupefacta, justo como yo hace un momento. Nos miramos un segundo, y decidimos tomar del brazo a la primera chica que pudimos agarrar y jalarla dentro de la habitación. La sentamos sobre una silla para interrogarla.

-¿Quién eres? ¿Quiénes son esas chicas de allá afuera? ¿Y qué quieren? -le interrogó Mal, poniendo a la chica muy nerviosa.

-Soy Meghan, hija menor de Megara y Hércules -sentí como Mal carraspeó su garganta, incomoda, justo tenía que ser la hija de Hércules-. Y escuchamos de Jane, como arreglaste su horrible cabello con magia, y queríamos que hicieras lo mismo con nosotras.

-No.

-Por favor, pagaremos lo que sea

Justo al escuchar esas palabras, Mal y yo nos miramos con esa mirada de cómplices que solo nosotros nos dábamos cuando se nos ocurría una buena idea.

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Pasó alrededor de una hora, y después de terminar con las chicas y arreglarnos, Mal y yo nos encontramos con los chicos en el pasillo cerca de nuestros casilleros, donde convenientemente estaban también Ben y Audrey.

-¿Por qué tardaron tanto? -preguntó Carlos.

-Tardamos por esto -le mostré el fajo de billetes.

-¿De dónde sacaron eso?

-Les vendimos a las tontas de Auradon el hechizo de cabello, a cambio de una considerable cantidad de dinero -explicó Mal.

-Más de dos mil dólares en billetes de cincuenta, papá -restregué la faja de billetes en las caras de los chicos- Mil dólares para mi mejor amiga y bruja nata, y los otros mil son para mí. Los usaré para comprar material para nuestros trajes de gala para la coronación de Ben.

Mal se puso en posición, cerca de su casillero, mientras yo estaba con Carlos, viendo todo desde lejos, y Jay... bueno. Él coqueteaba con las chicas a las que les arreglamos el cabello.

Unos minutos después apareció Ben, acompañado de la fastidiosa de Audrey, esa cica me cae más mal que el pie de manzanas podridas de mi madre. Unos minutos fueron la espera suficiente para que ella se fuera y dejara a Ben solo, era hora de poner en marcha nuestro plan.

Mal se acercó a Ben, intentando convencerlo; casi no lo logra. Ben se quería ir al juego de Tourney, pero Mal logró manipularlo y que le diera una mordida a la galleta, esa fue nuestra señal para acercarnos.

-¿Te gustan? -le preguntó Mal, fingiendo inocencia.

-Genial. Deliciosa. Asombrosa...Está, muy crocante, y tiene algo... ¿Son nueces? Amo las nueces. Me refiero a que... digo... el chocolate... las chispas de chocolate... lo lamento... están tibias y suaves, y son dulces...Mal, ¿has tenido siempre esos reflejos en los ojos? -y... el hechizo ya hizo efecto. Ben casi le da otra mordida a la galleta, pero Mal se la quita. Si alguien consumiera mucho de un hechizo de amor, se convertiría en obsesión, y no queremos eso.

-¿Cómo te sientes, amigo? -le pregunta Jay, posicionándose detrás de Ben.

-Cómo me siento... siento ganas... ¡De cantar tu nombre! -Ben intentó empezar a cantar en nombre de Mal a todo pulmón, pero justo ella le tapa la boca para que no se escuche. Esa poción de amor es fuerte.

Pero al menos, ya estamos un paso más cerca de la varita...

Ambos lados del espejo: Descendientes (Yaoi/Boy Love) [Remastered]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora