Capitulo 1 | Encuentro casual

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El evento de la gala benéfica en el Hotel Grand Bangkok era uno de los más exclusivos del año, un desfile de elegancia y ostentación. Las luces tenues y la música clásica creaban una atmósfera sofisticada, mientras los invitados, vestidos con trajes de alta costura, conversaban y reían entre copas de champagne. En una esquina del salón, Fourth Nattawat se destacaba como un astro en el firmamento.

Fourth era el epítome de la sofisticación. Con su esbelto cuerpo y su rostro perfectamente esculpido, atraía las miradas de todos los presentes. Su cabello oscuro y ligeramente ondulado caía sobre su frente, y sus ojos, de un marrón cálido y profundo, reflejaban una mezcla de confianza y desafío. A pesar de su fama de modelo feroz y talentoso, esa noche estaba dispuesto a disfrutar de la velada, aunque sin dejar de mostrar su naturaleza imponente.

Mientras Fourth charlaba con un grupo de amigos, un silencio repentino se hizo notar en el salón. Todos los ojos se volvieron hacia la entrada principal, donde Gemini Norawit había hecho su aparición. Con una presencia que parecía dominar el espacio, Gemini entró con una seguridad inquebrantable, como si el mundo entero estuviera a sus pies. Su cabello castaño oscuro estaba cuidadosamente peinado hacia atrás, y su traje, a medida, resaltaba su figura atlética. Sus ojos, de un marrón frío y calculador, escaneaban el salón con una expresión de desdén.

Fourth frunció el ceño al notar la llegada de Gemini. Sabía bien quién era Gemini Norawit, el joven CEO que dirigía una de las empresas más poderosas de Tailandia. Su reputación de arrogancia y control absoluto era ampliamente conocida, y Fourth no tenía ninguna intención de perderse la oportunidad de conocerlo, aunque sus métodos fueran cuestionables.

–¿Quién es ese? –preguntó uno de los amigos de Fourth, refiriéndose a Gemini.

–Gemini Norawit –respondió Fourth con una sonrisa desafiante–. El hombre que siempre obtiene lo que quiere. Parece que ha llegado para reclamar su lugar.

Con una actitud deliberadamente despreocupada, Fourth se dirigió hacia la entrada para encontrarse con Gemini. La proximidad del CEO no hizo más que aumentar la tensión en el aire. Gemini estaba rodeado de un grupo de asistentes, pero su mirada se encontró con la de Fourth. Un destello de interés, casi imperceptible, cruzó sus ojos antes de que su expresión se endureciera nuevamente.

–Fourth Nattawat –dijo Gemini con una voz que desprendía autoridad y una leve sonrisa irónica–. No esperaba verte en un evento como este.

–¿De verdad? –replicó Fourth, manteniendo su tono desafiante–. No tengo por qué seguir las reglas de un evento tan aburrido.

Gemini levantó una ceja. –Me alegra ver que tienes una actitud tan refrescante. A veces, la gente en este tipo de eventos tiende a ser demasiado... predecible.

Fourth lo miró con curiosidad. –¿Y tú qué? ¿Viniste aquí solo para criticar a los demás?

–No exactamente –dijo Gemini con una sonrisa que no llegaba a sus ojos–. Estoy aquí para disfrutar de una velada y, quizás, para encontrar algo que me interese.

La conversación entre ellos continuó, cargada de una tensión palpable. Cada palabra parecía un desafío, cada sonrisa una burla sutil. El contraste entre la actitud feroz de Fourth y la arrogancia calculadora de Gemini era evidente, y la chispa de atracción entre ellos se hacía más fuerte a medida que avanzaba la noche.

Después de un rato, Gemini se acercó a Fourth, que estaba sentado en un rincón del salón, disfrutando de una copa de vino.

–Parece que te has acomodado –dijo Gemini, acercándose–. ¿Te gustaría acompañarme a la terraza? El aire fresco podría ser un buen cambio.

Fourth lo miró, sorprendido por la invitación. –¿Estás sugiriendo que pasemos más tiempo juntos? ¿O es solo una táctica para impresionar?

Gemini rió suavemente. –Quizás un poco de ambas cosas. Pero, sinceramente, creo que podríamos tener una conversación interesante.

Ambos salieron al aire libre, donde la brisa nocturna era un alivio frente al calor del salón. La terraza estaba decorada con luces suaves y plantas exóticas, creando un ambiente íntimo y elegante.

–No te había visto antes en un evento como este –dijo Gemini, rompiendo el silencio.

–No suelo asistir a muchos de estos eventos –admitió Fourth–. Pero cuando lo hago, prefiero que sea memorable.

Gemini lo observó con interés. –¿Qué te hace tan especial, Fourth?

–Eso depende de a quién le preguntes –respondió Fourth con una sonrisa misteriosa–. A algunos les gusto, a otros no. Pero siempre dejo una impresión.

Gemini se acercó un poco más, su mirada fija en Fourth. –Me parece que eres una persona que no se deja dominar. Eso es algo que respeto.

–¿Y tú? –preguntó Fourth, levantando una ceja–. ¿Qué te hace pensar que puedes controlar todo lo que te rodea?

Gemini se encogió de hombros con un gesto casual. –Es simple: la gente me deja hacerlo. Y cuando algo no va como quiero, simplemente hago que cambie.

La conversación se desvió hacia temas más personales y profundos, y aunque la tensión entre ellos no disminuyó, una nueva capa de complicidad comenzó a formarse. Al final de la noche, ambos se despidieron con una mezcla de desafío y respeto, dejando la puerta abierta para futuros encuentros.

Enredados en el Secreto del Amor  | GeminiFourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora