Después de la tensa reconciliación, ambos se quedaron dormidos, abrazados en el penthouse de Fourth. La calidez que irradiaban sus cuerpos contrastaba con el frío que había traído la lluvia durante la noche. Al día siguiente, Fourth despertó primero, sintiéndose mucho mejor. Sus mejillas ya no tenían el enrojecimiento febril, y su cabeza había dejado de doler. Al girar hacia Gemini, quien aún dormía plácidamente a su lado, no pudo evitar sonreír. Por primera vez en días, todo se sentía en calma.
La luz grisácea que se colaba por las ventanas del penthouse indicaba que afuera seguía lloviendo. Las gotas golpeaban con suavidad los cristales, creando una melodía que invitaba a quedarse en cama todo el día.
–No te vayas... –murmuró Gemini, todavía adormilado, al sentir que Fourth se movía para levantarse.
Fourth rió levemente y se acomodó de nuevo en la cama, volviendo a abrazar a Gemini.
–No pensaba hacerlo –le susurró al oído–. Hoy es un día perfecto para quedarnos aquí.
Gemini abrió los ojos lentamente y, al ver la tranquilidad reflejada en el rostro de Fourth, se sintió en paz. Era como si las últimas tensiones y malentendidos hubieran sido absorbidos por la lluvia. Decidieron no moverse demasiado, disfrutando del simple placer de estar juntos. Cada pequeño gesto, una caricia o un beso en la frente, les hacía sentir más conectados que nunca.
El día transcurrió entre charlas ligeras y risas. Ambos compartieron recuerdos de su infancia, historias sobre su niñez y anécdotas que nunca habían contado a nadie más. Fue en ese momento, entre el confort de la cama y el suave susurro de la lluvia, que Gemini le confesó algo a Fourth.
–Mi madre me sigue presionando para conocer a esta mujer –dijo de repente, con el rostro serio.
Fourth levantó la vista, su expresión cambiando también. Habían discutido sobre eso, y aunque habían superado el malentendido, las constantes llamadas de la madre de Gemini no cesaban.
–¿Y tú qué piensas hacer? –preguntó Fourth, controlando la marea de celos que aún sentía cada vez que ese tema salía a flote.
Gemini suspiró profundamente, incapaz de encontrar una respuesta fácil.
–Lo que quiero hacer... es dejar claro que no me interesa. Pero ella sigue insistiendo. No entiende que ya no estoy disponible.
Fourth sintió una mezcla de alivio y frustración. El alivio venía al escuchar esas palabras, pero la frustración residía en la obstinación de la familia de Gemini, que parecía no querer ver la realidad.
–Tarde o temprano tendrás que decirles la verdad –dijo Fourth con suavidad, pero firmeza.
Gemini asintió, aunque sabía que el camino no sería fácil. Sabía que, cuanto más se acercara a Fourth, más complicado se volvería ocultar su relación. Y aunque el pensamiento de hacerlo oficial lo llenaba de emoción, también lo asustaba.
El día continuó entre bromas y abrazos, con momentos en que ambos olvidaban el peso que llevaban sobre sus hombros. Mientras la tarde avanzaba, decidieron cocinar algo juntos. La cocina del penthouse era moderna y amplia, y aunque ninguno de los dos era un chef, la actividad resultó ser una oportunidad para reír y compartir.
–¡No tienes idea de lo que estás haciendo! –bromeó Fourth, viendo a Gemini intentar picar algunas verduras.
–Dame un respiro –respondió Gemini, divertido–. Al menos lo intento.
El ambiente era ligero, una burbuja de felicidad en medio del caos que los rodeaba. Aunque sabían que el mundo exterior seguía girando con todos sus problemas, en ese instante, solo importaban ellos dos. Después de la comida, se acomodaron en el sofá, con una manta compartida, observando la lluvia caer y conversando sobre sus sueños y miedos.
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Enredados en el Secreto del Amor | GeminiFourth
FanficEn un mundo de lujo y expectativas, Gemini Norawit, un CEO arrogante y perfeccionista en la industria del entretenimiento, y Fourth Nattawat, un modelo feroz y sensible, se encuentran atrapados en un torbellino de secretos y deseo. Su relación, esco...