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“Cuando todas esas sombras casi matan tu luz Recuerdo que dijiste no me dejes aquí solo Pero todo eso está muerto y se fue y pasó esta noche…
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Una vida, o cientos de miles de ellas.
Pero Spider-man se trataba de intentarlo todo. De intentar salvar a todos, aún si ponía su felicidad y su vida por abajo.
Eso era ser un superhéroe.
Darlo todo. Dar su poder por los demás.
¿Quién era si dejaba que alguien se sacrificara por los demás? Si podía salvar a esa persona también, ¿no lo intentaría?
Habían pocas posibilidades. Estaría desafiando al universo, y al multiverso en consecuencia.
Pero era spider-man, lo intentaría una y otra vez. Se levantaría una y otra vez.
¿Verdad?
Parecía que todas las spider personas debían perder a su primer amor en las manos de un villano, y si eso no sucedía, el universo colapsaría.
No tenía sentido. ¿Todo dependía de la muerte de alguien? ¿Por qué era tan importante y necesario?
Aunque Miles se detuvo por un segundo a pensar, en lo especial que ella era, lo importante y necesaria qué era en su vida. Su fuerte, su paz, su tranquilidad, su amor. Entonces comprendió qué todos se sentían así.
Pero, ¿a quien mierda le importa? El mismo era una puta anomalía, ¿por qué ella no podía serlo también? ¿Por qué no podía ser la excepción a la regla? ¿Por qué no podía salvarla y demostrarle a todos que el imbécil de Miguel no tenía razón?
¿No la tenía?
El universo se apiadó de él. Aunque él solo sintió que era una burla.
La mancha atacando se convirtió en el menor de sus problemas. Todos los demás podían contenerla.
