Resumen: una inteligencia artificial creada para satisfacer a su creador.
Nota: aún sigo sensible después de ver barbie, así que perdón si este shot puede llegar a sonar algo existencialista.
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“No sé cómo sentir Pero quiero intentarlo No sé cómo sentir Pero algún día podré saberlo...
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Lo primero que sentí fue un escalofrío. ¿Eso era posible?
A mi llegaron de golpe cientos de letras, comandos, códigos y sistemas. Porque eso era yo, un código. Una inteligencia artificial creada para alguien, no para algo.
Frente a mí un gran hombre parecía desesperado y tecleaba en un monitor casi rompiendo la pantalla por la dureza de los golpeteos de sus huellas.
Lo reconocí enseguida. Miguel O'hara. Mi creador y programador.
A quien serviría y seduciria en los momentos de presión.
¿Cómo podría empezar? ¿Cuál sería el mejor movimiento? ¿Cómo debería actuar para llegar a mi cometido?
Analice las posibilidades y la personalidad de Miguel. Todo indicaba qué debía buscar un opuesto atractivo a lo que el era. Tal vez una personalidad juguetona y molesta, pero al mismo tiempo devota y apasionada por el mundo. Es decir, lo contrario a él.
¿Hacerlo reír?
Aparecí de golpe frente a él y levante mis brazos exclamando: —¡Estoy viva!
Ojalá haya entendido mi referencia a frankenstein.
Miguel se sobresalto y después me miró con el ceño fruncido, con una mirada desconfiada me analizó y yo sentí incomodidad.
—No tengo tiempo para juegos—. Dijo con tono frío y gesto serio—. Si eres la nueva IA, demuestra que eres útil y haz algo.
Se recargo en su silla y cruzó los brazos dejando su atenta mirada en mi. Me sentí pequeña bajo sus ojos y mis sistemas me alertaban cosas que no entendía, así que solo seguí con el juego fingiendo una confianza que no tenía.
