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Al pasar los días, estos se convirtieron en semanas y luego en meses, 3 para ser exactos. Nada había vuelto a ser como antes, su madre no tomó la semana que se le había dado en el hospital por lo ocurrido con su padre, regresó a los cuatro días para atender a las personas que llegaban heridos de los fuertes enfrentamientos y disputas que habían surgido luego de la partida del oficial Morales y la caída de la jurisdicción policial ante golpes de estado que habían surgido en el gobierno.
Porqué si, luego de darse a conocer que el señor Wilson Fisk había iniciado el enfrentamiento contra la policía y había sido el causante del asesinato de uno de los mejores hombres dentro de la institución y la ciudad, todo se vino abajo. La delincuencia organizada lideraba en las calles, delincuentes, asesinos, estafadores, entre otros tipos de personas malas tomaron como un regalo el que la policía estuviera sin un líder que los guiará y que un gran hombre como Wilson Fisk, un Alfa pura sangre tuviese bajo su poder a los policías y con ellos a gran parte de las personas del gobierno, les favorecía, a veces el dinero podía hacer grandes cosas como buenas y otras muy malas.
Por las calles de Brooklyn la delincuencia, asesinatos y protestas inundaban cada esquina, cada lugar. La poca gente de bien y que trataban de lograr un cambio para acabar con toda la gente mala, eran asesinadas, heridas o desaparecidas, no importando su castas, tenían un final cruel junto a otras personas pertenecientes del gobierno. Todo estaba llendo de mal en peor.
Y ese día no iba a ser diferente o eso creía.
— Miles mi niño ¿Te sientes mejor? — preguntó su madre a la vez que entraba a la habitación portando su uniforme de enfermera.
Cierto Alfa se encontraba recostado en su cama siendo tapado por muchas, demasiadas sábanas. El lugar se encontraba en total oscuridad y en el ambiente se podía percibir el fuerte aroma a cítricos entre amargos y dulces. El joven al escuchar a su madre acercase a él destapó su rostro para poder verla bien.
— Si mamá, no te preocupes, la fiebre ya ha bajado y ya no me duele el cuerpo.
Luego de cierta picadura, cambios demasiados bruscos surgieron en su sistema, como las subidas de fiebre por las noches y tardes, los temblores y su exceso de sudor sumando a ello que había crecido un poco más de lo que debía durante su adolescencia. Ambos supusieron que era porqué su calor se aproximaba pero grande fue su sorpresa al ver que su calor ni siquiera se presentó estando ya en días.
— Aún así creo que será mejor que me quede aquí hoy.
— No mamá, estare bien, no te preocupes, además tío Aarón vendrá a cuidarme, ¿recuerdas?
— Aún así me siento muy preocupada por ti, deberíamos ir al hospital.
— ¡No! — gritó asustado mientras se sentaba de golpe en su cama
Su madre abrió los ojos sorprendida al ver esa reacción .
— ¿Por qué no Miles?
— Porqué, bueno, sabes que ya no hay demasiado espacio allí para más pacientes, además debo reposar, el doctor dijo eso la vez pasada.
