El soportar la pérdida de otros seres queridos en su vida no lo aguantaría, primero fue su padre, luego su tío, y sucesivamente a quienes más quería los fue perdiendo, no permitiría que otra vez sucediera eso.Esta noche no perdería a los señores Gómez, si quienes debían de morir siendo esos seres despreciable que atentan con la vida de ellos o incluso él mismo pues así sería.
— ¡Cierra la maldita boca! - gritó uno de los hombres.
Atento y sigiloso se acercó a paso despacio y silencioso hacia la salida del lugar, se colocó tras de espalda en la puerta mientras esperaba el momento adecuado y atacar.
Escucho atento cada una de las palabras que se decía.
— Por favor, no nos haga daño - suplicó el señor Gómez
— Daño les haran de igual forma por andar como imbéciles en pleno toque de queda, ¿qué acaso no saben las reglas de Misterio al circular su territorio cuando se lleva a cabo el toque de queda? Están infligiendo las reglas y al hacerlo nosotros como los encargados de vigilar a personas tan estúpidas e inservibles como ustedes podemos hacer lo que se nos plazca — comento otro hombre con cierta diversión y perversidad
El restaurante estaba cerca del edificio de Misterio y por ende lo que decía ese hombre era verdad, no podían estar cerca del territorio en noches de queda.
Pero eso no significaba nada para él y le importaba un carajo las reglas de todos esos seres de gran poder.Estático y silencioso en su lugar, observó a sus lados en busca de algo que pudiera ayudarle a defenderse pues lo único que tenía consigo esa noche era nada más que su máscara en su mochila y una navaja a petición de su amiga Felicia pero eso no le serviría para nada, no podía colocarse su máscara porque de esa forma estaría revelando quién es frente a los dos que le conocían y no podía luchar con un arma blanca en sus manos frente a ellos.
Ojalá su compañera estuviera cerca para apoyarle a enfrentarse contra esas personas pero recuerda muy bien que en la mañana le dijo que no lo viniera a buscar y que esa noche se encargara del territorio de Octavius, estaba totalmente solo.
Al no ver nada más que cajas de madera regadas por el lugar negó suavemente su cabeza, estaba irritado pues el tiempo corria y con ello segundos de tensión se vivía ante lo que sucede.
Debía de actuar rápido y de manera sensata y perspicaz sin dejarse ser muy obvio sobre quién era realmente.Poco a poco fue acercando su rostro hacia la ventana de la gran puerta y de esa forma observar el exterior.
Sigiloso y cuidadoso observó un poco tras ésta haciendo todo lo posible porque su rostro no sea notado, al ver bien el panorama fue consiente de cuántos hombres de Misterio habían.
Habían 3 sonriendo y riendo mientras veían la escena frente a ellos, otro tenía acorralados a los Gómez en la pared más cercana, apuntando con un arma de fuego a la pareja de esposos.
Cuatro hombres eran en total, al parecer si uno poseía un arma se sabía que los demás también lo poseían, así que debía de tener cuidado, él por el momento no poseía absolutamente nada de armas o armamento que le ayudará a matar a esas personas así que tenía que ser audaz y apoyarse con lo que tenía a su alrededor.
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𝙸𝚗 𝚊𝚗𝚘𝚝𝚑𝚎𝚛 𝚞𝚗𝚒𝚟𝚎𝚛𝚜𝚎...
Aléatoire𝘌𝘯 𝘢𝘮𝘣𝘰𝘴 𝘶𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘦𝘴 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘪𝘧𝘦𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦. 𝘊𝘪𝘦𝘳𝘵𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘪𝘯𝘰𝘴 𝘴𝘦 𝘤𝘶𝘮𝘱𝘭𝘪𝘦𝘳𝘰𝘯, 𝘶𝘯𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘣𝘪𝘦𝘯 𝘺 𝘰𝘵𝘳𝘰... 𝘜𝘯 𝘔𝘰𝘳𝘢𝘭𝘦𝘴 𝘵𝘳𝘪𝘶𝘯𝘧𝘰 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘦𝘭 𝘰𝘵𝘳𝘰 𝘴...