HONNE
Los verdaderos sentimientos y deseos de una persona.
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Capítulo 1. Obligatorio al crecer.
Algo que a Sakura le gustaba de vivir en Tokio era poder ser testigo del interesante intercambio cultural que estaba teniendo lugar debido a la llegada de las costumbres e inventos occidentales y del que la ciudad estaba haciendo alarde en cada esquina.
Era común ver a elegantes mujeres japonesas en vaporosos vestidos europeos paseando por las calles y mezclándose con las que todavía preferían utilizar la indumentaria tradicional del país. Siendo ambas clases de mujeres tan refinadas y ciertamente destacables que la joven sentía que nunca podría llegar a asemejarse a ninguna.
Ni siquiera en un día tan especial como ese.
—¡Ah Sakura-chan! ¡Que alegría me da verte! — una afable mujer mayor llamada Katsuyu saludó a la recién llegada clienta con una emocionada sonrisa, al tiempo que la inspeccionaba de pies a cabeza —. Veo que hoy no tuviste entrenamiento, es bueno verte usando ropa de señorita para variar.
—Buen día Katsuyu-sama. En efecto, hoy tengo el día libre — la doncella respondió con un leve sonrojo en sus mejillas y se inclinó en una suave reverencia.
—Te ves especialmente bonita y alegre hoy cariño. Sin duda alguna bendices mis ojos con tu presencia en mi tienda... Pero dime, ¿en qué puedo ayudarte?
—He venido por mi encargo de todos los años, si no es mucha molestia... — Sakura jugueteó con sus manos sobre el regazo, ligeramente apenada pues sabía lo que la vendedora diría a continuación.
—¡Por supuesto que sí, mi vida! ¡Vaya, cómo pasa el tiempo! ¿Cuántos años están cumpliendo? — Katsuyu comenzó a preparar el ya tradicional ramo de narcisos que, desde pequeña, la joven venía a comprar sin falta cada año
—Diecinueve.
—Oh definitivamente me hacen sentir tan vieja. Parece que era ayer cuando solo eran un par de diablillos que venían a mi tienda a comprar flores siempre que querían pedir disculpas por alguna de sus travesuras — ante la mención del recuerdo, Sakura sonrió con dulzura —. Ahora entiendo por qué estas tan hermosa el día hoy, vas a causarle una gran impresión, te lo aseguro y, si no es a él, seguro que habrá otros a los que sí.
La doncella no respondió nada en lo absoluto y se limitó a esperar a que la vendedora terminara de arreglar el ramo de flores, distrayéndose un segundo con su reflejo en un espejo colgado en la pared.
¿En serio se veía lo suficientemente bonita ese día? Porque no estaba segura ni de si el kimono rojo con flores blancas que su madre le había regalado esa mañana, acompañado por la sencillez de sus rizos rosados sueltos sobre sus hombros, la hacían lucir bien o del por qué deseaba que así fuera.
Aunque, bueno, el motivo más obvio era que, como cualquier mujer, no podía evitar desear lucir más madura y especial en una fecha como esa.
—Aquí tienes, mi dulce niña — Katsuyu llamó su atención entregándole el ramo con exactamente diecinueve narcisos. Sakura lo recibió agradecida al tiempo que le pagaba a la mujer su trabajo. La vendedora le dirigió una interesante y profunda mirada y después acarició su rostro con cariño —. Feliz cumpleaños Sakura-chan, te has convertido en una preciosa y magnífica mujer digna de poner en un altar.
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Honne
RomanceSe suponía que, luego de toda una vida juntos, creciendo y conociéndose como a las palmas de sus propias manos, la verdadera naturaleza del cariño que sentian por el otro debería ser más que obvia, no obstante y pese a su estrecho vínculo, dichos se...