Capítulo 14

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HONNE

Los verdaderos sentimientos y deseos de una persona.

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

...

Capítulo 14. Donde el amor no está seguro.

Ya que debían volver al palacio en un par de días, Sakura había ido a la oficina postal para enviar una carta a Ino contándole los últimos acontecimientos. Hubiera preferido ponerla al tanto en persona, pero estando en otra ciudad, sabía que la rubia se molestaría bastante si no le informara de su matrimonio, aunque fuera de esa manera.

Así pues, aunque esperaba pasar un tiempo más con su esposo y su madre una vez que llegara a su hogar, cuando arribó fue recibida por la inquietante estampa de su familia conversando con Mikoto.

—¿Esta todo en orden? — la pelirrosa preguntó acercándose a Sasuke, quien tenía la mirada fija en la mujer de cabellos negros con evidente duda.

—Siéntate cariño, hay algo que debes saber — Mebuki le señaló el asiento a su lado, sin embargo, antes de que su hija pudiera atender a su indicación, la señora Uchiha se puso de pie y se interpuso en su camino.

Fue en ese momento que Sakura quedó descolocada al ver a su suegra completamente distinta a lo usual. Esos hermosos y oscuros ojos que tanto le recordaban a los del hombre que amaba ya no estaban cubiertos por ese velo de lejanía y perdición. Finalmente habían despertado y la veían con una conmoción y cariño que la estremecieron hasta lo más profundo.

Mikoto Uchiha estaba de vuelta, pero... ¿Cómo? ¿Por qué?

—Mi niña, mi pequeña princesa... — la pelinegra murmuró con una dulce sonrisa mientras tomaba el rostro de su nuera en sus manos y luego comenzó a lagrimear, afligida —. Lo siento Sakura-chan, también me perdí el verte convertirte en mujer, de verdad lo siento.

—Mikoto-san, tranquila — inmediatamente la pelirrosa la abrazó con fuerza y poco a poco la sentó en el suelo junto a ella, en ningún momento apartándose de su agarre. Al ver como el abrazo en lugar de consolarla la hacía llorar más, la doncella comenzó a acariciar su cabello suavemente —. No se perdió de nada, siempre ha estado aquí, conmigo.

Ante sus palabras los sollozos de la señora aumentaron y Sakura volteó a ver a sus otros dos acompañantes, pidiéndoles que con la mirada que le explicaran qué estaba sucediendo. Sin embargo, Sasuke estaba tan callado y perdido que no reparó en su solicitud, así que fue Mebuki quien le ofreció una respuesta.

—Cariño, esta mañana cuando te fuiste, Sasuke-kun y yo decidimos revisar la oficina de tu padre pues él dejó unas cuantas cosas ahí que quería que tu futuro esposo tuviera una vez que te casaras y... Y encontramos esto — de su regazo recogió un pequeño anillo con un rubí que la chica de ojos verdes nunca había visto en su vida —. Es de los Uchihas, pero ellos se lo dieron a nuestra familia hace más de diez años.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque era un regalo que mi padre te hizo para que usaras cuando nos casáramos — Sasuke habló por primera vez sin molestarse en mirarla a la cara —. Yo tampoco sabía que ustedes lo tenían así que...

—Así que me lo mostraron a mi — Mikoto se separó de su nuera y la contempló con los ojos cristalizados y los labios temblorosos —. Y fue como si esa clase de embrujo que me había mantenido callada todos estos años se hubiera roto... Lo siento, en serio lo siento. — de nueva cuenta su llanto la imposibilitó de hablar, pero todos en la habitación la esperaron a que se recuperara lo suficiente para continuar —. Ese anillo, el símbolo de la unión de nuestras dos familias, Fugaku se lo dio a Kizashi después de que sellaron el pacto para casarlos... Ese pacto por el que creo que Madara ha hecho todo esto.

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