Despedidas solemnes en esta mañana tranquila.

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Pasamos un par de días en lo que había sido la Aldea de los Demonios Carmesíes. A la mañana siguiente de la batalla contra Sylvia la reconstrucción había comenzado. Los aldeanos eran magos muy poderosos por lo que las obras no resultaban un gran desafío para ellos. Había sido, de hecho, tan sencillo, que nosotros no habíamos ayudado en absoluto y gracias a nuestra participación en la batalla hicieron un banquete en nuestro honor.

Kazuma-senpai y Megumin se habían ido por su cuenta sin que casi nadie lo notara. Por alguna razón sentía que había algo de incomodidad entre ellos, pero no era algo de mi incumbencia, así que ni siquiera haría el mínimo intento de escabullirme y espiarlos, prefería seguir comiendo.

No fue hasta el tercer día que la aldea volvía a estar en perfecto estado, como si nunca hubiera habido una batalla con un General del Ejército del Rey Demonio, me impresionaba lo estúpidamente poderosos que eran los Demonios Carmesíes, y me frustraba, porque sabía que si ellos decidieran ponerse serios, arrasarían con el castillo del Rey Demonio sin sudar ni una gota y la paz volvería a reinar... Aunque, si lo pensaba, de esa manera no podría obtener el tan prometido deseo divino que la ángel me había prometido.

Tampoco es como si ya hubiera pensado en un deseo divino de cualquier manera. Mejor no preocuparme por un futuro hipotético en donde yo vencería al Rey Demonio, pues, en dado caso de que fuera así, sería en un futuro muy lejano.

—O-oye.

Una voz tímida y casi inaudible me sacó de mi ensoñación. Frente a mí estaba Yunyun, quien por alguna razón se veía más tímida que de costumbre. Me acerqué un paso y ella apretó los puños.

—¿Sí?

—Q-quería hablar contigo. ¿P-puedes acompañarme?

"Quería hablar contigo"  Esas palabras resonaron en mi mente. Recordé entonces una escena similar a algo que ya había vivido en Japón. Fue el momento en que mi amiga y yo fuimos a casa juntos por primera vez, fue el momento en que nuestra amistad surgió, y después de ello, más sentimientos que no pudieron ser. Sentí una sonrisa nostálgica dibujarse en mi rostro. Tampoco quería que Yunyun lo notase o sintiera que su pregunta había sonado rara, por lo que asentí y me adelanté unos pasos hasta que ese sentimiento se calmara.

Caminamos hasta llegar a una colina, desde ahí se podía ver la recién construida aldea y el viento soplaba con gentileza. Yunyun se sentó en el césped y abrazó sus rodillas. Yo me senté a un lado. Era realmente incómodo ya que no sabía cómo actuar.

—Gracias.

Pero, fue Yunyun quien de forma inesperada rompió el silencio con esa simple frase. Su padre había hecho algo similar días atrás, y llegué a preguntarme si eso no era algo familiar. De cualquier manera, la miré extrañado y no supe responder, pero ella siguió.

—Gracias por todo. Fue muy divertido viajar hasta aquí y poder conocerte un poco más, no sé si me consideres tu amiga, pero yo te considero el mío, así que gracias por darme la confianza para poderte llamar así... Y sobre todo, gracias por luchar por mi hogar.

Las palabras de Yunyun me conmovían. Era como si fuera alguna especie de héroe, aunque en realidad no lo fuera, pero no pude evitar mostrarle una sonrisa.

—Tú también fuiste de mucha ayuda. Eres una gran maga, y apuesto que serás una futura gran líder si tienes la confianza necesaria, así que deja de ser tan tímida y demuestra el potencial oculto en ti. Creo que podrás hacerlo. 

Su rostro se puso rojo entonces, había dicho eso con doble intención: Por una parte quería que notara todo su esfuerzo y por otra, quería sacar esa reacción suya. Era divertido provocar esas expresiones en una chica tan tierna como Yunyun, era lo mismo que hacía con mi amiga en Japón. La conversación siguió un poco más, pero fueron cosas más triviales y sin importancia. Poco a poco el Sol comenzaba a ocultarse.

Bendito sea este maravilloso Fanfic (¿Yunyun x tu?) -KonoSuba-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora