Aquel día había marcado una línea entre las personas molestas que planeaban burlarse de la heredera Addams, tanto como las personas que no sabían más que alabar a una persona hecha un dios en persona para aclamar. Y eso no era lo que Merlina planeaba:
Por los pasillos de Nevermore un grupo de personas buscaban con desesperó a una sola personalidad, específicamente a la persona que se encontraba resguardada entre las sombras, observando cuidadosamente los movimientos de esos tipejos; desde esa mañana había notado simples miradas a su alrededor; no dudo que fuera una banal curiosidad hacía la nueva alumna de la cual tanto hablaban, pero todo se tornó claro cuando ese grupo comenzó a perseguirla. Desconocía el motivo pero no se quedaría de brazos abiertos. Sí su estancia se iba a prolongar a los dos años restantes de facultad, no esperaría más que una guillotina.
Dentro de aquella oscuridad, se escabulló con sigilo a las aulas menos concurridas que había encontrado: alguna vez escuchó que Nevermore portaba pasadizos que ayudaron a defender a los excluidos de los mandatos de los normies. (Más clases de historia en otra sesión, gracias) Esa era su única alternativa; la duda en toda esa estructura era encontrar la parte más frágil, una parte singular que no fuera acorde con la simetría establecida, algo... Místico.
Un bingo podría ser suficiente lealtad a su silenciosa victoria.
En un rincón, encontró lo que debería ser su triunfo, pero había algo que ella no comprendía, no en un principio: elegir el sitio incorrecto podría llevar a una muerte súbita... O a una situación penosa.
Al abrir esa puerta camuflada, no encontró más que un pasadizo con miles de pasajes por explorar, cada uno con sus respectivos murmurllos, con cada chisme por contar y con cada sollozo que ocultar: aquel singular no podría esperar, aunque fuera un secuestro por cosechar.
Aquella sinfonía recorría todos esos pasajes, tan confusos y adictivos, no se resistió a ese placer morboso. Quizás, encontrar la salida no sería un completo problema con esa guía peculiar.
Camino a su destino, escuchó su nombre pronunciado por aquella tribu, buscando sin fin a la que comenzaban a proclamar "reina". Un título que no le favorecía mucho a su respectiva ideología. Dejando pasar a sus captores, continúo su camino pero una palabra clave le hizo parar:
- Enid - repitió en un susurró.
Aquella sensación de satisfacción desapareció por completo al escuchar ese nombre. No acostumbraba repudiar los sollozos de otros pero ni ella misma sabría explicar la diferencia entre los sollozos de su hermano y los de su compañera de habitación. Algo dentro de ella le hizo recordar aquella furia, la misma que la rebasó al tomar esa espada en el calor del momento; comenzaba a ser irracional ante sus acciones y disposiciones: ¿Cuándo hubiera tomado el mando de una situación exaltante, con una protagonista tan desalineada e insegura, con un pavor inmundo hacía uno de los idiotas ganadores de ese título?
Pero ahí se encontraba, parada a unos cuantos pasos de unos rayos de luz asomando por una pequeña puerta escondida. Escuchando el sollozo de una desdichada chica que soportaba los alaridos de un genocida sin experiencia. Aunque podría utilizar otro término menos honorífico.
No se enteró de en qué momento tensó la mandíbula o cuando apuntó su mano hacía la daga que llevaba resguardada entre sus ropas. Lo único que sabía en esas instancias era que debía actuar de cualquier manera en el momento preciso. En el momento que su furia llegará a ese grado de autoaceptación, que no fuera un problema aceptar su faceta humana y preocupada.
Hasta que ese mínimo y exquisito vigor llegó a sus oídos, tan satisfechos de escuchar una rasgadura en una piel tan rígida... Podría reconocer la piel de una gorgona. Medusa y sus crías nunca decepcionan.
INNER WOLF
El pavor se reflejaba en el rostro de la loba, nunca había actuado de esa manera, nunca. Ella... Ella nunca fue agresiva, ella nunca fue ruda, ella nunca sucumbió a ese sentido... Nunca acató a lo que su instinto dictó.
Opaco y brilloso a la vez, algo viscoso pero... Tan relajante. La sangre de un animal no era nada parecida a la de un humano... Un gorgón. ¡Un gorgón!
- Pretendes humillarme... Una vez más - escuchó.
Su mirada se reflejó en esos furiosos orbes, asustada de que lo peor llegará a suceder... Pero lo peor había sucedido.
- Yo... Yo no... - las palabras no lograban salir de su garganta.
El miedo la consumió en un instante, al igual que su instinto... Su maldecido instinto.
- No debo olvidar que eres un lobo, al final... Eres una perra que no sabe su lugar - rió - así que o aprendes tú lugar o... Te enseñaré a tomarlo - concluyó.
Él dio unos cuantos pasos en su dirección, se inclinó y en un fuerte agarré tomó su mentón. No fue de su sorpresa recibir aquel frío tacto sobre sus labios, era la costumbre. Tal cual, él se escabulló por el gran ventanal.
Con su despedida, dejó salir el poco aire que había contenido durante esa discusión. Inhalo con tranquilidad, a poco de exhalar:
- Ese color te queda - escuchó tras sus espaldas.
Despavorida, dio un saltó de su cama para admirar a su roomie con algunos restos de polvo sobre su cabellera y ropas. Con esa fija mirada en ella, inanimada.
- ¿¡De dónde diablos...!? - exclamó.
- Comprendiendo la vista en la puerta abierta en la pared, no lo sé - le respondió.
- Pero... ¡Casi me matas de un susto! - exclamó una vez más.
- No sería lo peor - le respondió.
La loba se guardó sus palabras, no quería más discusiones. Estaba cansada. Por lo que, tomando ese suspiro perdido, se tranquilizó. Y mientras la morena cerraba esa puerta, habló.
- ¿Podría saber por qué llegaste de ese... De ese lugar? - le preguntó.
- Pasadizo - le corrigió.
- Lo que fuera - refutó.
La morena estaba dispuesta a responder sin pensar pero una disyuntiva aclaró su mente: de entre sus opciones, la más acertada a resolver sus dudas era la "reina del chisme", quién era no más y nada menos que su compañera de habitación. Convencida de lo que haría, fijó su mirada en el amplio celeste que esperaba paciente una respuesta.
- ¿Cuánto sabes acerca del título "reina" en este instituto? - le preguntó.
Esa pregunta le tomó por sorpresa sin duda alguna, pero la loba captó un sinónimo que reconocía.
- No pensé que quisieras hablar de Bianca - le respondió - pero tampoco contestas a mí pregunta - recalcó.
- ¿Bianca? - preguntó.
- Por supuesto, la reina de Nevermore - le respondió.
- Dime más acerca de ese título - exigió.
Enid negó con la cabeza para la sorpresa de la morena.
- Responde mí pregunta y quizás responda la tuya, aunque... No entiendo el porque la fría Addams quisiera saber de una sirena - planteó.
Ella no estaba para esas cosas. Ella podría resolver sus dudas sola.
- No hace falta responder y no hace falta saber - declaró. Dicho esto, dio unos cuantos pasos hacía adelante, dispuesta a dejar ese mundo de arcoíris y unicornios, pero antes -: ese gorgón debería agradecer, no todos tienen la suerte de merecer un esbozo tan pronunciado - mencionó.
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[WEDNESDAY] Inner wolf
FanfictionElla nunca comprendió porque era diferente a los demás; odiaba el hecho de no haber logrado su entera transformación. No era un lobo normal. Toda su vida conservó aquellas garras coloridas, confiando en que su transformación llegaría en el momento i...