Capítulo 12: Dar.

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Esa tarde de misericordias atrasadas, Enid camino por esos pasillos, dando tantos saltitos de alegría; a su alrededor todos le miraban, cómo la normativa chica más indomable ante las tristezas, era única, en verdad. Observada por muchos, inclusive entre esas sombras, aquellas llenas de misterios y ojos andantes.

Enid siguió su camino, sin prestar atención a cualquier sombra andante a su alrededor; había una sola razón para celebrar y ella no podía esperar más por ello. En poco tiempo, ella estuvo en esa habitación, buscando por todos lados lo que debería presentar esa noche, esa tan especial. Había tantas opciones, tantos colores, hechos en telas de finas heridas.

- Azul... Oh, no, un rosa... Con ese suéter... - balbuceaba por toda la habitación.

Tan atónita se encontraba qué no se dio cuenta de aquel rechinido en la puerta principal de esa habitación.

- El negro siempre será un valor indeble, querida - escuchó.

Con un movimiento brusco, Enid saltó de esa cama en el instante en el que esa voz rebasó su audición, una voz tan sobria... Era esa mujer. Ella la reconocía.

- Mrs. Addams - fue lo primero que pensó.

- Enid, ¿Ese era tú nombre? - le preguntó.

La nombrada respondió con un simple y torpe asentimiento de cabeza, cosa que le pareció inofensivo a la mujer de altas pestañas. Realmente, esa pequeña chica no parecía una competencia o alguna señal de propensa exigencia... Quizás, Weems... Larissa podría acertar en sus declaraciones.

- ¿Interrumpo algún ritual...? - preguntó.

- ¡Oh, no! - exclamó - sólo buscaba una prenda perdida - río - eh, ¿Puedo ayudarle en algo? - preguntó con esos nervios de punta.

Entre miradas, Morticia recibió aquel permiso para adentrarse en ese mortero de recuerdos. Ella dio unos cuantos pasos antes de parar a unos pocos metros de aquella colorida chica.

- Me doy el permiso de hablar fluidamente acerca de la relación que has llegado a concluir con mí hija, ¿Podría? - preguntó.

"¿Relación" - se preguntó la loba.

- Sobre eso... Claro, puede preguntar lo qué quiera - respondió.

- ¿Cómo es ella? - preguntó y ante la duda de la rubia, continúo -: Merlina, ¿Cómo se comporta contigo? - replanteó.

Enid se sorprendió al escuchar aquella pregunta. Inusual.

- Ella... Ella es un poco tosca, sí soy sincera - al no ver una reacción de la mujer, prosiguió. - Merlina es una chica reservada, durante estos meses siempre ha mantenido una distancia considerable con cualquiera qué se le acerque; el primer día que nos vimos lo fue, impuso su límite y me hizo ver que no seríamos las amigas más cercanas, pero creo que eso cambió en algún punto - confesó.

- ¿En qué te refieres? - le preguntó.

- Ella y yo... Siempre tenemos esos roces de coraje, pero hay algo que nunca he llegado a comprender... - suspiró - muchas veces me ha protegido, cómo aquella vez en esgrima, o el simple hecho de tratar de reconciliar sus palabras hirientes. Parece una chica sin sentimientos y qué le importa muy poco el mundo, pero muchas veces demuestra que es lo contrario, una persona que le cuesta pero intenta resolver sus problemas, el de los demás... - mencionó. - Aunque, de formas un poco grotescas - admitió.

Merlina, a pesar de sus extrañezas, era un misterio a medio demostrar. Sin mencionar las veces en qué llegaron a cruzar miradas, cada que esos ojos muertos le hicieron estremecerse hasta el punto de desear ignorarlos más... Nunca logró su cometido.

[WEDNESDAY] Inner wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora