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4: 58 a.m.
• M I K O •
Nunca fui del tipo de persona que se acuesta a ver películas con alguien y se duerme al instante. Quizás lo habré hecho un par de veces, pero fue por el cansancio.
Lucya, en cambio, sí pertenecía al grupo de personas que caían rendidas a mitad de trama, pues al sentir su cabeza sobre mi hombro y ver sus ojos cerrados, corroboré su poca resistencia a la pantalla.
Con cuidado, hice la compu a un lado y sostuve su cabeza, para después apoyarla sobre la almohada con comodidad.
Apagué todas las luces luego de cubrirla con las mantas y salí del cuarto.
Estaba por guardar la computadora cuando me entra una llamada de mi novia.
- ¿Andy? - Pregunté extrañada -. ¿Pasa algo?
- Hola amor. No, no pasa nada, solo llamaba para ver cómo estabas... Es que a estas horas siempre andas despierta...
- Pue' si, me e' difícil dormir aún... - miré mis zapatillas con un molesto sentimiento de fastidio -. De hecho, ahora mismo me voy a la cama.
- Oh, está bien... - hizo una pausa -. Vicky... ¿Está todo bien? Entre nosotras digo. Siento que, desde que regresamos, tu estás más... Fría que antes.
Relajé mi cielo fruncido y suspiré arrepentida.
La verdad es que nada estaba bien desde que regresamos. Sinceramente, el haber retomado la relación fue el principal motivo por el que todo estaba mal.
No debí decirle que la extrañaba aunque era cierto. Sabía perfectamente que no sería igual si tomaba la decisión de seguir siendo novias, pero una parte mía me obligó a regresar por miedo a quedarme sola.
Pero eso era lo que necesitaba ¿o no? Estar sola y dedicarme un tiempo a mi misma. Pero me era difícil soltar y seguir, y más cuando Andy me prometía cosas que no debía.
Ella no tenía que cambiar por mi, ni tampoco rogar mi vuelta porque no la merecía.
Yo no era la que tenía la culpa de todo y lo sabía, pero me era complicado convencerme de eso cuando la cabeza se me partía en mil fragmentos diferentes para resolver todos los desastres que tenía.
¿Y porque volví con ella? Porque no quería estar sola. Pero a tan solo días de volver ya me había arrepentido.
Y aunque tenía el valor suficiente para cortar la relación, el miedo por lastimarla me agarraba de los pelos para hacerme retroceder y quedarme con ella.
Además cumplíamos 4 años dentro de poco. No podía hacerle eso aunque sabía que nos estaba dañando a las dos.
A ella la dañaba con un amor que ya no latía como el primer día, y a mí me dañaba con el poder de herirla.
