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3: 57 a.m.
• L U C Y A •
Se alteró todo.
Ni bien llegamos nos ofrecieron alcohol y comenzamos a tomar entre risas y conversaciones triviales.
Estaban pasando musica tan fea que Alicia se indignó y fue a pelear con el DJ para que ponga los temas que ella le decía (cabe mencionar que grabé todo)
Gracias a eso, la discoteca se prendió totalmente y el ambiente se volvió una locura con la música retumbando, las luces parpadeando rápidamente y el humo que salía de las máquinas que estaban en la cabina del DJ.
Estaba bailando con Fufu cuando Choca de Plan B empieza a sonar, aumentando el calor y los gritos de euforia. Comencé a bailar moviendo mis caderas al ritmo de la canción, para luego darme la vuelta, pegarme contra Fufu y perrearle.
Admito que el alcohol que había en mi sistema me estaba haciendo más atrevida de lo que ya era.
- ¿Si sabes lo que haces, muñequita? - Susurra en mi oído con voz ronca, deslizando sus manos por mi cintura.
- ¿Acaso te estoy provocando?
- Sí, y no te das una idea de cuánto - sus labios descienden a mi cuello y tocan mi piel con lentitud.
Una lentitud que me mataba.
- ¿Y qué puedo hacer? - Pregunto jadeando, siendo consciente de la mirada que tenía sobre mi.
- Saciar mis ganas.
- ¿De qué?
- De hacerte cosas que no te imaginas - mordí mi labio inferior ante sus palabras y sus besos en mi hombro -. Quizás debamos irnos.
- Concuerdo.
- Ustedes no se van a ningún lao' - ordena Victoria cruzada de brazos apareciendo de repente, mirando a Fufu con un odio exagerado.
- ¿Y por qué pensás que me vas a mandar? - Le pregunto desafiante, poniéndome frente a Fufu con rapidez.
- Estás borracha, y él no puede hacerte nada si estás así.
- Claro que sí puede - dije con el ceño fruncido -. Tiene mi consentimiento.
- No está' tan consciente, baby - mordí mi labio inferior mi y miré a Fufu, a quien parecía molestarle la protección de Miko.
- Déjame tranquila - le digo y tomó de la mano al cantante, pero Victoria me agarra la muñeca con suavidad. Aún así, forcejeo.
- No te conviene tocarla - la reta Fufu sacándome su mano de encima, poniéndose al lado mío de manera amenazante.
- A ti tampoco te conviene tocarla - devuelve Miko seria y con ganas de pegarle un puñete.
Aunque estaba media tomada entendí que lo decía en ambos sentidos.
