CAPITULO 12

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Taehyung ignoró la burlona sonrisa de Jin cuando se hizo a un lado para intentar estar más cómodo. Su culo dolía. Y Jin parecía estar malditamente orgulloso de ese hecho. Taehyung no se estaba quejando, pero varios orgasmos ayer por la tarde, un par más en medio de la noche y uno esta mañana que hizo que rodaran sus ojos, era demasiado. Y esos bancos de la iglesia parecían estar hechos de madera sólida. Apestaban. Considerando la cantidad de hombres gay en la congregación, Taehyung estaba realmente sorprendido de que alguien no hubiese puesto cojines en los bancos hasta el momento. Él lo habría hecho. Puede que necesitase hablar con alguien sobre ello porque no sabía exactamente cuanto más tiempo podría estar allí sentado con su dolor de culo.

—¿Quieres que te lo frote? —murmuró Jin en su oído y pasó el dedo por la curva del culo de Taehyung.

La cara de Taehyung se volvió de un abrasador rojo, mirando directo al frente. No sólo sería horriblemente embarazoso si alguien escuchaba a Jin, sino que la idea de sentarse en la mano del hombre le hizo desear estar en cualquier otro sitio. Jin no mantendría sus dedos quietos y Taehyung terminaría más caliente de lo que ya estaba y gemiría y… ¡Infiernos! Tenía que apartar su mente sucia.

—Para —gruñó casi en silencio.

La profunda risa de Jin llamó la atención de quienes los rodeaban. Taehyung sintió su cara arder incluso más. Si no fuese porque lo rodeaba gente que conocía, gente que probablemente comprendía exactamente por qué estaba incómodo, se habría levantado y salido. Claro, que el brazo de acero que rodeaba su cintura podría tener algo que ver con que permaneciese, también.

—¿Te podrías comportar? —Taehyung susurró fríamente. —Estamos en la iglesia.

—Bien —Jin dio un beso a Taehyung en la mejilla. —Tienes hasta que termine la iglesia, pero luego no habrá más consideraciones.

Taehyung se imaginaba que era lo máximo que iba a conseguir. La última oración fue dicha y todo el mundo empezó a levantarse. Fiel a su palabra, Jin se comportó el resto del servicio, pero la mente de Taehyung vagó, mayoritariamente pensando en la noche previa. Decir que Jin había volteado su mundo sería una subestimación de proporciones épicas. El hombre había cambiado la idea del sexo de Taehyung. Ya no era un medio para alcanzar un fin, era algo a saborear, a prolongar hasta que cualquier onza de placer pudiese exprimirse. Taehyung había leído mucho, investigado incluso más. Una parte lo asustaba, pero sólo por cuánto ansiaba hacerlo de nuevo. Incluso ahora, rodeados de gente, sólo podía pensar en poder ir a casa para que Jin lo atase de nuevo. Taehyung se reclinó un poco cuando sintió la mano de Jin en el medio de su espalda. La mano del hombre era sólida, fuerte. Taehyung amaba la sensación de tenerla en su cuerpo. No tenía que ser sexual. Simplemente amaba que Jin lo tocase.

—¿Preparado para hablar con Chanyeol? —Jin preguntó desde atrás.

Taehyung tragó y asintió mirando sobre su hombro. —¿Estás seguro?

—Mírame. Estoy completamente seguro que quiero que seas mío de todas las formas posibles. —Jin no tenía exactamente una sonrisa en su cara, pero tampoco tenía el ceño fruncido.

Cuando llegaron a la puerta donde estaba Chanyeol con su marido, Jongin, Jin tendió la mano para estrechársela al motero convertido en pastor. Taehyung aún pensaba que era raro. Chanyeol tenía más tatuajes que nadie que hubiese visto antes.

—Es bueno verte en la iglesia Jin —dijo Chanyeol.

—Sí bueno, sabes que es complicado sacar tiempo con la granja.

—¿Una simple hora a la semana para agradecer al señor todo lo que ha hecho por nosotros? —Chanyeol dirigió su mirada a Taehyung. Una curiosa sonrisa cruzó sus labios. —Parece haber hecho cosas maravillosas contigo.

WINDY SPRING IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora