CAPITULO 13

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Jin tragó duro, su garganta obstruida por la emoción cuando vio a Taehyung cruzar el pasillo hacia él. Vestido con unos simples vaqueros, una camisa blanca abotonada al cuello y botas, Taehyung quitaba el aliento. No necesitaba ostentación ni glamur para estar hermoso. Venía de su alma. Brillaba como un rayo luminoso en medio de una tormenta. Cuando Taehyung llegó a él, Jin intentó encontrar su voz para decir al hombre lo impresionante que estaba, pero no salió nada, ni siquiera tras tragar de nuevo. No parecía tener palabras. Cuando Taehyung dijo que era un hombre de pocas palabras, Jin sabía que no lo decía en el mal sentido. Pero en ese momento, Jin deseó poder expresar sus sentimientos con palabras.

Cuando Taehyung le dio una palmada en la mejilla y luego agarró su mano para girarse a Chanyeol, Jin soltó el aire que no fue consciente de haber retenido. Puede que Taehyung comprendiese lo que había dicho sin decir nada. La mano de Taehyung se sentía cálida en la suya, un soporte para mantenerlo anclado al suelo mientras repetía las palabras requeridas para casarse con Taehyung. Por mucho que intentase no mostrarlo, Jin estaba asustado, no de casarse, sino de que algo ocurriese y lo evitase antes de concluir. Taehyung podía cambiar de idea en el último momento. El pastor podía decidir que no quería casarlos. Algo podía ir mal con el papeleo legal. La iglesia podía ser golpeada por restos espaciales, una ardilla podía subir por su pierna, morderlo y pegarle la rabia. Las posibilidades eran infinitas.

Los dedos de Jin temblaban mientras deslizaba el anillo de oro de boda en el dedo de Taehyung. Habían bajado a la joyería de Windy Spring y conseguido que el Señor Seong se diese prisa con las bandas que habían elegido, teniéndolas a tiempo para la boda. Una vez que ajustó el anillo en su lugar, Jin se quedó mirándolo, el oro contrastando con la piel clara de Taehyung. El momento era significativo. Este era su anillo en el dedo de Taehyung, estaba orgulloso de que todo el mundo supiera que Taehyung era suyo. Nadie podía refutarlo. Algo similar a los nervios invadió a Jin al levantar los ojos.

—Taehyung, yo... —Tragó e intentó una vez más encontrar las palabras para decir a Taehyung lo que sentía en su corazón. Las aplastantes emociones que giraban en su interior hicieron caótico pensar.

—¿Me amas? —Taehyung susurró para que lo escuchasen sólo ellos dos.

—Sí —Jin contestó sin un momento de duda. Podría no ser capaz de decir esas dos pequeñas palabras, pero sabía lo que sentía por Taehyung.

—Entonces dile "Sí, quiero" —Taehyung señaló a Chanyeol. —Y podemos terminar con esto.

No se sentía correcto. Este era el día de su boda. Taehyung debería tener todo el alboroto y la excitación que conllevaba. —Te mereces...

—Tendré exactamente lo que me merezco tan pronto como digas a Chanyeol que quieres casarte conmigo. —Las palabras de Taehyung eran firmes, no aceptaban resistencia. La determinación de acero en sus ojos azul claro era bastante caliente. Jin sonrió, llevó la mano de Taehyung a sus labios y dio un beso sobre el anillo en el dedo del hombre. Se giró a Chanyeol, quien tenía una enorme sonrisa en su cara como si hubiese estado en la misma situación antes.

—Sí, quiero.

—Entonces por el poder que se me ha concedido... —el resto de las palabras de Chanyeol fueron ahogadas por las ansias que llenaron a Jin cuando Taehyung soltó un chillido y saltó a sus brazos. Jin gruñó cuando agarró a su ahora esposo, dando un paso hacia atrás para poder poner sus brazos bajo Taehyung y levantarlo. Cuando lo hizo, los labios de Taehyung se presionaron a los suyos, las manos del hombre empuñando su pelo.

—Los declaro marido y marido —Chanyeol rio. —Te diría que puedes besar al novio, pero parece que lo tienes cubierto.

Sin apartar sus labios de los de Taehyung, Jin asintió al pastor. Taehyung era finalmente suyo y no planeaba dejarlo ir, jamás. Pero en algún momento necesitarían respirar. Jin levantó la cabeza a regañadientes cuando la falta de oxígeno comenzó a ser un problema. Miró abajo a la cara sonrojada de Taehyung y bajó al hombre a sus pies para poder apartar las lágrimas que caían de sus espesas pestañas.

WINDY SPRING IVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora