Kirishima siempre había admirado a Crison Red, ¿y como no hacerlo?¡Él le había dado fuerzas cuando quería echarse abajo!
¡Por eso decidió teñirse el cabello de rojo! Quería parecerse a su héroe, para llegar a ser igual de varonil que él…
Pero…
…se miró en el espejo, una, dos y hasta tres veces, tratando de confirmar que aquello no era un efecto creado por la luz del baño. Pero no…
…seguía viendo ese extraño color verde.
Con una sonrisa incómoda, tomó la pequeña caja junto al tocador. Era la de su tinte: con la misma marca que siempre usaba, pero de un color distinto.
¿Cómo había sucedido eso? Muy fácil: como había estado muuuuy ocupado con las clases de apoyo que Aizawa le impartía para no reprobar el curso, decidió pedirle a sus amigos que le compraran el tinte en cuanto notó que su color natural comenzaba a notarse.
Y, a las pocas horas de pedirles ese favor, ellos habían vuelto, con su tinte.
Ni se molestó en comprobar el color, ¿por qué? ¡Porque confiaba en sus amigos, carajo!
Pero ahora se lamentaba no haber revisado…
…porque su cabello ahora estaba entre verde y rojo. Y hasta un maldito daltónico lo notaría.
•❤️•
Miró la hora en su teléfono, maldiciendo entre dientes, mientras se aseguraba que el molesto gorro negro que se había puesto no se cayera mientras corría por los pasillos con la esperanza de llegar a tiempo a clases.
Corrió y…
…… al abrir la puerta del aula, todas las miradas se posaron sobre él. Quizás porque había llegado a media clase, o quizás por el hecho de verlo usando un gorro.
-¡Kirishima-kun, llegas tarde!– regañó Present Mic, cruzándose de brazos, y negando suavemente con la cabeza.
-L-Lo siento, sensei, yo…– titubeó. –…m-me perdí.
El rubio lo miró, bajando sus gafas con una expresión de incredulidad. Pero al ver lo nervioso que estaba el chico, decidió dejarlo pasar y olvidar el asunto.
Aunque la clase del rubio rápidamente había pasado a segundo plano con la llegada del chico dientes de tiburón…
…pues todos se preguntaban el por qué de aquel gorro.
•🦈•
En cuanto sonó el timbre del receso, Kirishima fue corriendo junto a Bakugo para evitar las preguntas de sus compañeros. Tal vez no podía evitar al Bakusquad, pero sí a los demás.
-¿Qué mierda de excusa fue esa que te perdiste?– cuestionó Bakugo, sentándose tranquilo en un banco apartado.
-Bueno, es que…– dudó si contarle. –…sabes que he estado ocupado con las clases de Aizawa-sensei, ¿no?
Bakugo emitió un ligero "ujumm" en afirmación, pues él había rechazado ayudarlo con las tareas.
-Y… como no tenía tiempo y los demás sí, pues…– hizo una mueca. –Les pedí que me compraran el tinte para el cabello.– explicó.
Bakugo lo miró, alzando una ceja, curioso. Y luego miró el gorro negro que el otro llevaba.
-¿Por eso el gorro?– adivinó el cenizo. Kirishima asintió.
-No sé quién compró el tinte, pero no era el color…– Kirishima suspiró, decaído.
La curiosidad de Bakugo pudo más que él y acabó quitándole el gorro a Kirishima con un movimiento rápido, dejando ver su cabello caído de un extraño color verde rojizo. '¡Ahora sí es un pelos de mierda!' pensó con gracia, soltando una estridente carcajada.
-¡No es gracioso, bro!– lloriqueo Kirishima, arrebatándole el gorro para volver a colocárselo. Por suerte, no había nadie viéndolos.
-¿Y por qué mierda no lo revisaste antes de echartelo, subnormal?– preguntó Bakugo con obviedad, aún entre carcajadas.
-¡Porque no sería nada varonil desconfiar de tus amigos!
Bakugo suspiró, ya calmandose, pidiéndole a Kirishima que se quedará ahí un segundo. Se fue y, al cabo de unos minutos, regresó con una lata de zumo, la cual le tendió al otro.
-Tómatelo.– ordenó el cenizo, serio.
Kirishima dudó unos segundos, pero acabó aceptando la lata, abriéndola y dándole un sorbo.
-Le había escupido dentro.– confesó Bakugo con una sonrisa, haciendo que Kirishima escupiera el líquido de inmediato.
-¡¿QUE HICISTE QUÉ…?!
Bakugo agrandó más su sonrisa y Kirishima entrecerró los ojos, mirándolo con reproche, hasta que se dió cuenta de que, cuando Bakugo le dió la lata…
…estaba cerrada.
•❤️•
Respiró profundamente y llamó a la puerta de su amigo rubio, rezando para que no estuviera Mineta con él, ya que sus conversaciones no le parecían remotamente varoniles.
-¿Quién……?– la somnolienta voz de Kaminari se escuchó del otro lado de la puerta, seguida de un golpe sordo y un quejido.
-Soy yo, bro, Kirishima.
Kaminari abrió la puerta, sobándose la rodilla, pues al despertarse adormilado, había chocado con el desastre de cosas que él llamaba decoración.
-¡Ey, Kiri, ¿qué te trae por aquí?!– sonrió el rubio, haciéndose a un lado para que el otro entrará.
-Pues, verás…
-¿Y ese gorro?¿Estás enfermo o…?– se detuvo, pensativo. –¡No puede ser!¡¿Me dormí tano tiempo que ya es invierno?!– gritó alarmado.
Kirishima quiso golpearlo, pero se contuvo. Eso no ayudaría.
-No, bro, no estoy enfermo ni es invierno.– explicó Kirishima, haciendo que el rubio se calmara. –Lo que pasa es que cuando compraron el tinte…
-Ah, si, de nada.– interrumpió Kaminari, inflando su pecho mientras se llevaba sus manos a la cintura.
-¿Disculpa?
-Tranquis, bro, no tienes que darme las gracias.– comentó Denki, sonriendo. –Cuando nos pediste el favor, le dije a Sero que, tal vez, te hacía falta un cambio.– se encogió de hombros. –Porque el rojo está bien, pero… no sé, no te luce mucho, sabes.
Kirishima dejó de escuchar tras aquello. ¡Ese había sido el colmo!
•🦈•
-Y entonces Kiri le puso el ojo morado a Denki de un puñetazo y lo enviaron a dirección.– explicó Mina con tranquilidad, dándole otra cucharada a su yogurt de fresa.
-¿Y por qué lo golpeó?– cuestionó Sero, extrañado por el comportamiento del pelirrojo.
Mina se encogió de hombros y Bakugo simplemente sonrió, fingiendo estar concentrado en su teléfono.
Y, a los pocos minutos, entró Kirishima, murmurando entre dientes, con el gorro en la mano. Mina al verlo, casi se atraganta con su yogurt; y Sero ahogó un quejido, pues él no pudo detener a Kaminari con su plan del cambio y sentía cierta culpa.
-¡¡POR DIOS, KIRISHIMA, ¿QUÉ LE PASÓ A TU CABELLO?!!– gritó Mina, preocupada.
-No quiero hablar de eso.– respondió Kirishima, girándose hacia Bakugo. –¡Y tú!– le lanzó el gorro. –¡Eres un idiota!¡La lata estaba cerrada!– acusó, antes de encerrarse en su habitación.
Ya mañana iría a comprar el tinte rojo y se volvería a pintar el cabello para arreglar aquel desastre.
.
.
🦈 Fin ❤️
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Rojo |One-Shot|
Hayran KurguKirishima era un chico de buen corazón y confiaba plenamente en cada miembro del Bakusquad, pues eran como sus hermanos. Pero se habían metido con lo más sagrado en su vida: su cabello. Y eso no se los perdonaría.