CAPITULO 21 : DIAS

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El beso cálido y reconfortante en la frente por parte de Bruno dejó a Elisa con sentimientos encontrados. Por un lado, lo sintió como un gesto de apoyo y consuelo en medio de su tormenta emocional. Por otro lado, esperaba una reacción diferente, aunque no estaba segura de qué esperaba exactamente. Cuando Bruno se apartó y le preguntó si se sentía mejor, su respuesta fue un simple "no".

Entonces, sin previo aviso, Elisa se acercó a Bruno y lo besó. Sus labios se encontraron en un beso impulsivo y cargado de emociones. Bruno respondió al beso, aunque su sorpresa fue evidente. Cuando finalmente se separaron, Elisa tocó sus labios y le pidió perdón antes de salir corriendo, como si tratara de escapar de sus propios sentimientos.

Bruno se quedó allí, sorprendido y desconcertado por lo que acababa de suceder. Observó cómo Elisa se alejaba, intentando procesar lo que había ocurrido. Sabía que ella estaba pasando por un momento difícil, pero el beso había sido inesperado y confuso.

Después de unos momentos de indecisión, Bruno decidió no perseguirla. Sabía que Elisa necesitaba espacio para aclarar sus pensamientos y sentimientos. La miró alejarse con una sutil sonrisa, deseándole en silencio que encontrara la calma que necesitaba.

Mientras Elisa caminaba por las calles, se sentía perdida en un torbellino de emociones. No sabía por qué había besado a Bruno de esa manera. Tal vez fue la rabia acumulada, o tal vez estaba tratando de comprender si su relación con Bruno era más profunda que una simple amistad.

Caminando sin rumbo fijo, Elisa se encontró con un hombre que salía de un restaurante. Era Alejandro Echeverría, el mismo hombre con el que había tenido una breve conversación en la fiesta de los Valverde. Él se acercó a ella con una expresión de reconocimiento en el rostro.

- ¡Claro! Tú eres la chica que acompañaba al hijo de los Valverde en la fiesta . ¿Te encuentras bien? Te veo algo nerviosa.

Elisa, aunque sorprendida por el encuentro, asintió con cortesía.

- Sí, señor, estoy bien. Solo es un día un poco complicado.

-Entiendo. A veces los días pueden ser así. Si necesitas hablar o algo en lo que pueda ayudar, no dudes en decírmelo.

-Gracias, señor, lo aprecio, pero no hay nada que usted pueda hacer por mí en este momento.

Elisa se despidió de Alejandro y continuó caminando, dejando atrás ese breve encuentro. Se sentía más confundida que nunca y no sabía cómo enfrentar sus emociones. A medida que seguía su camino, reflexionaba sobre sus acciones y sus sentimientos hacia Bruno y Hugo.

Mientras tanto, Alejandro regresó al restaurante junto a su acompañante, reflexionando sobre la joven que acababa de encontrar en la calle la cual sin saber porqué le recordaba a alguien y le causaba intriga.


Mientras tanto, en Nueva York, Hugo se encontraba en una situación de preocupación constante. No entendía por qué Elisa no le respondía las llamadas y los mensajes. Su ansiedad creció tanto que decidió llamar a su hermana Ana para averiguar qué estaba pasando.

-¡Ana! ¿Has hablado con Elisa? No me responde el teléfono y estoy muy preocupado. - Sí, Hugo, he hablado con ella.- Con tono aprensivo. Parece estar distante, ha tenido una pelea con Blanca y parece que podría ser expulsada de la universidad. Hugo quedó atónito por lo que escuchó. No entendía cómo las cosas habían llegado a ese punto y se sentía aún más impotente estando lejos y sin poder regresar. Después de agradecer a Ana por la información, Hugo colgó el teléfono. Sin embargo, su mente seguía atormentada por los pensamientos sobre Elisa. En ese momento, Marina Bernard su vieja amiga, lo abordó con la intención de distraerlo.

-¡Hugo! ¿Por qué esa cara de preocupación? Estás en casa por un tiempo limitado, deberíamos salir y disfrutar como solíamos hacerlo.

Hugo no estaba convencido, como si sus pensamientos estuvieran en otro lugar, pero Marina no se daba por vencida.

- Vamos, porfii , Hugo, ¡es un mes! Te he extrañado tanto y quiero que recordemos los buenos momentos juntos.

A pesar de su estado emocional, Hugo cedió ante la insistencia de Marina. Quería verla feliz y tal vez alejar de su mente los problemas que lo atormentaban.

- Está bien, Marina. Salgamos y disfrutemos como antes . - Resoplando. Marina sonrió ampliamente y abrazó a Hugo, emocionada por la idea de pasar tiempo juntos nuevamente.

Mientras tanto, Elisa finalmente llegó a su casa. Escuchó las voces elevadas de su tía y su primo discutiendo en algún lugar de la casa, pero se dirigió directamente a su habitación. Se sentía abrumada por la tormenta de emociones que la rodeaba.Intentó no pensar en nada, pero su mente estaba llena de pensamientos sobre Hugo, la rabia que sentía por la situación, el beso con Bruno y, sobre todo, el hecho de que ambos eran hermanos. Esa conexión complicaba aún más sus sentimientos y decisiones.Cansada por todas estas reflexiones, Elisa se tumbó en su cama y cerró los ojos, deseando encontrar un momento de paz en medio del caos emocional que la rodeaba. Poco a poco, el sueño la envolvió y se quedó dormida, esperando que el descanso le brindara un poco de claridad en medio de la confusión.

ENAMORADA DE LA ÉLITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora