Cap. 003

398 40 1
                                    

El padre de Jimin emprendió camino hacia la feria, aunque le extrañaba la cantidad de tiempo que le estaba tomando llegar. Anochecía rápidamente y eso solo causaba que el hombre se crispara de nervios ¿Cómo es que aún no llegaba?

—Al fin voy a triunfar con este gran invento.— murmuró al viento mientras miraba a su alrededor, preocupado —Creo que por aquí no es el camino.— sopesó —Me tuve que extraviar.— revisó su pequeño mapa y frunció el ceño —Quizá no estuve muy atento.— su caballo, inquieto, pegó un leve relinche. Él miró hacia atrás y contempló con pavor los brillantes pares de ojos ocultos entre la nieve — ¡Lobos!.— susurra atemorizado. Los lobos avanzaron, gruñendo y siseando en dirección del hombre, bloqueando su paso — ¡Fuera, fuera! ¡Déjenme! — tomó un pequeño bastón y lo blandió, con el fin de espantar a los lobos — ¡Por favor, que alguien me ayude! ¡Fuera!— de un costado, un gran y robusto lobo se abalanzó sobre él, logrando agarrar una de sus prendas — ¡No, mi bufanda!— intentando recuperarla del hocico del lobo, cae bruscamente de su caballo. El estruendo provocó la desesperación del caballo, quien corrió hacia el sendero, perdiéndose a la distancia.

Desesperado, corrió lejos de los lobos hasta toparse con una gran reja. Sin dudarlo la abrió y cerró con fuerza.

—Oh Dios.— jadeó mientras se apoyaba en la gran reja. Contempló unos segundos lo que parecía ser un gran jardín y caminó rápidamente frotándose las manos hacia la gran puerta principal, pues temía por la ventisca que se avecinaba. Tocó con firmeza la puerta y, al no recibir respuesta abrió la puerta a empujones — ¿Ho-hola?— asomó su cabeza por la puerta, y al ver que no había nadie, entró. No pudo evitar sentirse intimidado por el tamaño y la escala del lugar. Era un enorme castillo — ¿Hola? — volvió a preguntar, pero voz resonó en un eco. Caminó cautelosamente, mirando alrededor.

—¡Bien, ahora si lo hiciste! — susurró en un grito SeokJin escondido detrás de un viejo diván de cuero — ¡Te dije que no lo dejes entrar!

—¡No podíamos dejarlo con los lobos!— contestó Taehyung de la misma manera.

—¿Hay alguien en casa? — preguntó el hombre, frotándose los brazos por el frío que hacía.

—Si nos callamos, tal vez se marche.— dijo Jimin pensativo.

—¿Hay alguien aquí? — la insistencia del hombre por asegurarse si había alguien, era admirable cabe decir.

—¡Ni una palabra, Taehyung, ni una palabra! — SeokJin le señaló con su índice, molesto.

—Yo... yo no quiero importunar, pero he perdido mi camino en los bosques y necesito un lugar para pasar la noche.

—Pobrecito.— dijo Taehyung mirándolo con empatía.— Ah, Jin ten un poco corazón.— SeokJin arrugó su nariz pero no dijo nada — ¡Eh señor, usted es bienvenido!— gritó de pronto Taehyung, saliendo de su escondite, ganándose un golpe por parte de Jin — Auch.— el padre de Jimin, totalmente asustado, se giró en dirección a la voz.

—¿Hay alguien aquí? — preguntó — Le agradeceré si sale dónde pueda verlo.— Taehyung aparece detrás del diván con una enorme sonrisa y postura recta. Jin apareció detrás de él, con los brazos cruzados.

—Oh, buenas noches.— dijo el mayor.

—Hola señor, y buenas noches.— Taehyung hizo una pequeña reverencia. Al ver que su compañero no saludaba, lo codeó. — Jin, tus modales.

—Buenas noches.— Jimin mordió su labio y miró al hombre — Taehyung, hombre ¡Tenemos que sacarlo de aquí antes de que el Amo se dé cuenta!— Jin estiró sus brazos al hombre, dejando a la vista las dos enredaderas con espinas tatuadas en sus muñecas.

¡Esa es mi Bestia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora