Cap. 005

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—Papá, ¿Dónde te metiste? — Jimin continuó subiendo mientras tanteaba la gran muralla, pues no podía ver con toda la oscuridad que había. El sonido de gotas caer en el suelo, logró que sus vellos de la nuca se erizaran y mordiera su labio inferior en señal de nerviosismo. Al subir el siguiente escalón, escuchó pasos detrás de él y con miedo volteó lentamente, al ver que no habia nadie siguió subiendo hasta que casi perdió el equilibrio al pisar el borde del siguiente peldaño. Causó un eco que lo dejó petrificado en su lugar. Si el dueño de la casa lo encontraba dentro de su propiedad, estaba seguro de que no le iría tan bien — Dios...— puso su mano en su pecho y respiró profundamente — Debo salir de aquí.— susurró.

—¿Jimin? — oyó su nombre — Hijo ¿Eres tú? — cuando reconoció la voz de su padre, corrió lo que le quedaba de la escalera hasta dar con una gran puerta.

—¡Papá! — se acercó a la puerta y corrió la mirilla — Papá.— dijo con lágrimas acumuladas en los ojos.— ¿Qu-qué haces aquí? — se puso de puntillas para alcanzar mejor la mirilla y coló su mano por ella.

—¿Cómo me encontraste? — preguntó el hombre afligido mientras estiraba su mano y cogía la que su hijo ofrecía.

—¡Estas tan helado! — dijo con espanto — ¡Tengo que sacarte de aquí! — tomó el aro de metal colgado en la cerradura, e intentó abrirla, sin éxito.

—Minnie, debes dejar este lugar.— dijo su padre nervioso mientras miraba hacia todos lados — No es seguro.— Min lo ignoró.

—¿Quién te hizo esto? — preguntó furioso mientras seguía intentando forzar la cerradura.

—No hay tiempo para explicarlo.— tomó a Jimin de las manos — Debes irte... ¡Ahora!

—¡No te abandonaré aquí! — dijo casi ofendido — Eres mi padre y te sacaré de aquí.— una brisa helada logra que Jimin se encoja de hombros y tirite, pero de temor. Escuchó la jadeante respiración similar a la de un animal, que se acercaba cada vez más a él y retrocedió hasta pegarse a la puerta. Respiró con dificultad — Sé que alguien está allí.— dijo, juntando la poca y nada de valentía que le quedaba en ese momento —¿Quién eres?— entrecerró sus ojos para intentar distinguir a quien no salía de la oscuridad.

—Soy el dueño de este lugar.— respondió, aun oculto entre las sombras que las pocas antorchas con fuego, creaban. Jimin abrió la boca, molesto y dispuesto a reclamar.

—Entonces, ¡Usted es el responsable de esto! — gritó señalando a la gran puerta — ¡Libere a mi padre! ¡Él no ha hecho nada malo! — Jimin estuvo dispuesto a acercarse, pero no JungKook, por lo que retrocedió.

—Te daré una sola advertencia.— dijo.— ¡Vete!

—¡No! — gritó Jimin — Y acércate a la luz, podemos hablar sobre esto.— propuso — Mi... mi padre no se encuentra bien, y este clima hace que el empeore.— trató de explicar sin que su voz casi rota interfiriera.

—Pues no debería haber venido aquí.— rugió sonoramente — Él entró en mi casa como un intruso y ahora sufrirá las consecuencias.

—Pe... pero.— Jimin pasó sus manos por su cabello, desesperado — Por favor... él podría morir.— abatido, se acercó a JungKook.— Yo... yo podría hacer algo.

—No.— dijo su padre rápidamente, quien empezó a toser fuertemente.— ¡Hijo!

—Vete.— la bestia comenzó a retroceder por las escaleras.

—¡Yo...— pensó, agobiado — ¡Yo me quedaré en su lugar!

—¡No! — gritó su padre alarmado. Jeon se detuvo al cuarto escalón.

¡Esa es mi Bestia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora