Cap. 007

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—Le agradezco por haber respondido a mi llamado, señor Taekwoon.— dijo Woonsik estrechando la mano contraria.

—No suelo abandonar el manicomio a media noche.— dijo reacio — Pero este caballero me dijo que sería bien recompensado.— dijo mirando de reojo a Seung.

—Sucede que deseo volver de mi propiedad a Jimin.— dijo mientras echaba su cabello hacia atrás — Pero parece que necesita un poco de... persuasión.— Seung asintió.

—¡Lo mando al diablo! — dijo Seung. Woonsik golpeó la parte de atrás de su cabeza, mirándolo con furia. Aspiró.

—Entonces se me ocurrió un buen plan.— explico — Pero necesito de su ayuda.— Taekwoon alzó su ceja, silenciosamente pidiendo ver su paga. Woonsik tiró una bolsa de monedas sobre la mesa.

—Lo escucho.— entrelazó sus dedos.

—Todos saben que su padre está loco, y hoy llegó al bar gritando sobre una bestia en un castillo.— le dijo.

—Ese viejo es inofensivo.— dijo el pelinegro mientras revisaba las monedas.

—Si, pero...— sonrió de lado — Jimin haría cualquier cosa para impedir que fuera encerrado.

—Así que quiere que lo encierre en el asilo si él no le concede su mano.— afirmó Taekwoon — Eso es despreciable.— negó con la cabeza — Tiene todo mi apoyo.— sonrió, siniestro.

El padre de Jimin llegó a su casa para tomar un abrigo, cuerdas y mucha valentía para ir a salvar a su hijo.

—Si nadie me ayuda, iré yo solo.— dijo decidido mientras abría la puerta y corría bosque adentro — Lo sacaré cueste lo que cueste de ahí.— después de una rato, Woonsik irrumpió en la casa de Jimin y buscó a su padre. Frustrado, golpeó la pared y se puso a pensar.

—Creo que esto no va a funcionar, ni modo.— dijo Seung encogiéndose de hombros y saliendo de la casa. Woonsik lo tomó del cuello y apretó.

—Deben regresar al pueblo.— lo arrastró hacia afuera — Y cuando vuelvan, estaremos listos así que no te muevas de aquí.— lo empujó hacia las escaleras de afuera — Y dime cuando Jimin y su padre vuelvan.— Seung asintió.

****

—Nunca había sentido algo así por alguien.— dijo JungKook desde el balcón, observando a Jimin en el patio cubierto de nieve.— Quiero hacer algo por él... ¿Pero qué?

—Bueno, hay tantas cosas.— mencionó Jin — Flores, chocolates, promesas que nunca cumplirás...

—No, no, no.— negó Taehyung, empujando a Jin — Este no es un chico cualquiera. Tiene que ser algo especial. Algo que sea de su interés... algo...— piensa unos segundos. Jin rodó lo ojos — ¡Ya sé! — se acercó a su amo y le susurró al oído.

—¿Qué? ¿Estás seguro? — Taehyung asintió firmemente. JungKook frunció el ceño, dudoso — Bueno...— una vez dentro del castillo, Jeon se acercó al joven — Jimin.— lo llamó con voz baja — Quiero mostrarte algo. Pero antes, debes cerrar los ojos.

—Oh...— dice — De acuerdo.— le sonrió y se acercó a la bestia — ¿Pero por qué?

—¡Porque es una sorpresa! — gritó emocionado. Jimin cerró sus ojos y se dejó guiar. JungKook tomó sus manos y tiró de él para que lo siguiera. Soltó su agarré cuando llegaron.

—¿Puedo abrirlos? — le preguntó. Jeon recorría toda la estancia para arreglar los pequeños detalles hasta que se volvió hacia Jimin.

—Está bien, preparado. ¡Ahora! — Jeon abrió las cortinas, dejando entrar la luz de la mañana por las ventanas. Los rayos de sol se estrellaron contra los inmensos muebles y repisas llenos de libros dejando ver una hermosa biblioteca.

—¡Oh! ¡No puedo creerlo! — chilló Jimin, impresionado — ¡Nunca en mi vida había visto tantos libros! — giró sobre sí mismo para poder ver por completo la estancia.

—¿Te gusta? — preguntó nervioso.

—¡Es maravilloso! — pasó su mano por sobre una hilera de libros pulcramente apilados. Aspiró el olor de libros viejos y sonrió contento — Perfecto.

—Y todo es tuyo.— Jimin se giró y, algo nervioso, le tomó las grandes y peludas manos.

—Esto es lo más lindo que alguien ha hecho por mi.— lo miró a los ojos, adentrándose hacia la parte más sensible de JungKook — Gracias.

—¡Te dije que mi plan funcionaria! — le grito en un susurro Taehyung a Jin, golpeándolo en el hombro.

—Tks, mi plan era mejor.— refunfuñó.

—Esto es tan emocionante.— chilló Hoseok dando pequeños saltitos.

—¿Plan? — preguntó YoonGi, confuso — ¿Qué plan? Hyung, ¿De qué están hablando?

—Nada hermanito.— Hoseok revolvió su cabello — Ven, vamos a preparar el almuerzo.

Después de salir de la biblioteca, Taehyung y Jin los mandaron al patio dando la pobre excusa de que debían preparar el almuerzo y terminar algunas labores más. Jimin tomó el tarro de trigo que NamJoon le ofreció para darle de comer a las aves que anduvieran a esa hora, y corrió hacia JungKook.

—Hay que alimentar a las aves.— le dijo mientras veía como las aves de paraban sobre la nieve y acicalaban sus plumas.

—No creo que sea buena idea.— dijo la bestia, receloso — Huirán.— Jimin hizo un gesto con su mano, restándole importancia.

—Ten.— tomó un puñado de trigo y lo puso sobre las grandes manos de JungKook — Dáselos lentamente.— instruyó mientras se arrodillaban. JungKook acercó sus manos, pero los pajaritos volaron lejos de él. El mayor frunció los labios.

—¿Ves? — Jimin lo miró con ternura. Tomó otro puñado de trigo y con él hizo un pequeño camino hacia las manos de JungKook. Las aves lentamente se acercaron hasta que una se paró sobre ella y comenzó a picar el trigo. Observó la concentración que tenía por procurar estar quieto. Apreció su rostro y se ruborizó al notar su belleza natural aun abajo de todo ese pelo. Jimin se alejó unos metros y se escondió detrás de un árbol para recargarse sobre él y soltar el aire retenido. Puso una mano sobre su corazón intranquilo.

"¿Será que...?"

Cuando salió de su escondite ya más tranquilo, buscó a JungKook con la mirada y estalló en carcajadas cuando lo vio cubierto de pequeñas aves, buscando refugio en su pelaje y alimento en sus manos. Namjoon le sonrió algo confundido, pero le siguió a su risa. Terminaron con una batalla de bolas de nieve y muchas risas encima.

Jackson salió diciendo que el almuerzo ya estaba servido y que debían entrar antes de que se refriaran ambos. El almuerzo consistió en una deliciosa sopa que Jimin disfrutaba a cada cucharada, pero se detuvo cuando notó la emoción con que JungKook comía. Hoseok golpeó su frente, negando. YoonGi resopló. La bestia se detuvo y vio a Jimin y a sus sirvientes con expresiones incomodas. Limpió su boca con su brazo y miró a Hoseok pidiendo ayuda con la mirada. YoonGi empujó discretamente una cuchara hasta el Amo. La miró como si fuera la cosa más exótica del mundo.

Jimin rio entre dientes. Tomó su plato de sopa y caminó hasta sentarse a su lado y beber directamente la sopa del plato. JungKook lo miró, extasiado. Nunca nadie se habia sentado a su lado para comer y menos un chico tan guapo como Park Jimin.

¡Esa es mi Bestia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora