Cap. 006

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—¿Quién se ha creído? — farfulló Wonsik — ¿Acaso no sabe quién soy? Nadie me dice que no.— tomó el vaso de cerveza y lo empinó sobre su boca para beber.

—Pero claro que tienes razón.— dijo Seung.

—Me rechazó y me humilló en publico.— volvió a tomar el vaso, para luego estrellarlo en la chimenea — Eso, jamás lo voy a tolerar.

—Uh, Wonsik-ssi debes mantenerte tranquilo.— Seung puso una mano sobre su hombro — Todos aquí quieren ser como tú, así que no debes mostrar esa cara.

—Tienes razón.— dijo parándose del sillón.— Yo soy el mejor, soy un ejemplo para todos los hombres que están aquí.

—Aun no podemos creer que busques a un chico que no te valora.— dijo la misma rubia que en la mañana con sus dos amigas, apareció — ¿Por qué mejor no una de nosotras?.— preguntó coqueta mientras bajaba de apoco su escote.

—Nadie es mejor que tú, querido.— dijo la castaña.

—Somos mucho mejores que ese.— dijo la otra — Con él no te puedes divertir, pero con nosotras...— subió y bajó sus cejas repetidamente.

—Él no me merece.— dijo pensativo — Pero que se haga el difícil... lo hace más emocionante.— la puerta de la cantina fue azotada contra la pared, mientras un viejo hombre entraba preso del pánico.

—¡Ayuda! — gritó el padre de Jimin — ¡Alguien que me ayude! — todos los presentes se miraron nerviosos entre si al ver al viejo loco del pueblo gritar — Lo tiene, encerrado en la mansión.— el padre de Jimin corrió de persona a persona, desesperado pidiendo ayuda, pero nadie movía un dedo.

— ¿A quién...? — preguntó el cantinero.

—¡A Jimin! — contestó mirando al dueño del bar —¡No hay un minuto que perder!

— Whoa. Tranquilízate, viejo. — dijo Wonsik — ¿Quién tiene al pequeño Jimin encerrado?

—Una bestia.— dijo mirando a Wonsik, afligido — Una monstruosa bestia.— de apoco, los cuchicheos y risitas se hicieron presente, dejando confuso al hombre.

—Oh, ¿Y es grande? — molestó un cliente. Asintió.

—¿Horrible?

—De lo peor. — respondió — ¿Me ayudarán?

—De acuerdo, anciano. — le dijo Wonsik — Haremos algo al respecto.— antes de poder responder, dos de los clientes -ebrios- tomaron al padre de Jimin por los brazos y lo lanzaron hacia afuera, dejándolo caer sobre la espesa nieve.

—Este viejo loco siempre son hace reír. — dijo uno de ellos.

—Solo ignóralo. — chasqueó la lengua. Wonsik sobó su mentón, pensativo.

—Mmh, ¡Seung! — gritó — Creo que tengo un plan...

***

—Es hora de cenar. — bufó JungKook — ¿Dónde está él? — tamborileó sus dedos sobre la mesa, furioso de no ver a Jimin sentado a la mesa —¡Le dije que bajara! ¿Por qué demora tanto tiempo?

—Sólo intente ser paciente, señor. — mencionó un nervioso Hoseok.— El muchacho ha perdido a su padre y su libertad todo en un mismo día...

—Amo...— comenzó Taehyung al notar los balbuceos de Hoseok — ¿Ha pensado que quizás él podría ser quien romperá el hechizo? — la bestia comenzó a gruñir.

—¡Por supuesto que lo he pensado! — chasqueó su lengua, desviando la mirada — No soy tonto.— se quejó.

—¡Bien! Entonces... usted se enamora de él, él se enamora de usted y ¡Poof! ¡El hechizo se romperá! ¡Seremos libres otra vez antes de la medianoche!.— dijo con alegría el rubio, estirando sus brazos y sonriendo.

¡Esa es mi Bestia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora