Capítulo II Que nunca te pase

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Capítulo II.

"Las lágrimas solo son las consecuencias de lo cruel que puede ser el mundo y lo único que te queda al final, es tu propia sombra"

Saleth Ortiz

¿Qué es este lugar?

No podía ver bien lo que había a mi alrededor; era una oscuridad envolvente, mis ojos eran inútiles y las únicas emociones que sentía era el miedo y la desesperación. Sentía algo extraño, algo anormal... Caminaba lentamente dentro de una inmensa oscuridad, pero alguien o algo me veía.

Escuche ruidos extraños, estaba alerta, mi corazón aceleraba cada vez que caminaba, podía percibir que en cualquier momento iba a ser atacada por la espalda. Estaba parada sin ver nada y mis instintos solo me decían:

«Corre»

Cuando ya todas las alarmas de mi cerebro estaban encendidas, mis piernas se estaban preparando para correr, pero cuando ya iba a empezar a hacerlo.

No. Podía. Moverme.

«¡Vamos piernas inútiles! Sirvan al menos para sobrevivir»

Era como si alguien quisiera que estuviera allí parada, quieta y sin moverme, para después atacarme como una simple presa. Empecé a hiperventilar; mis pulsaciones se hicieron cada vez más rápidas. 

De repente sentí una respiración en mi cuello...

 No sabía quién era y ni siquiera sabía qué hacer. Mi mente estaba paralizada al igual que todo mi cuerpo

Eso, lo que fuera que era, se acercó a mi oído; estaba tan cerca que sentí escalofríos por todos lados

— Ay, pobre pequeña. Como Amo tanto el olor a desesperación, solo tu miedo alimenta mi alma pequeña Cloe.— Su voz... Era escalofriante, pesada y tuve la sensación de que tenía una sonrisa macabra. Con todo eso, pude percibir esa energía repulsiva y maligna.

Unas manos frías empezó a recorrer mi cintura e iba subiendo hacia mi pech...


Y de repente me desperté.


De inmediato salté de la cama y prendí la luz, eran las 3:33 a.m.

«Que mier...»

No sabía por qué había tenido ese sueño. El nerviosismo seguía en mi incluso despierta, me quedé mirando la habitación por un rato, luego, apague la luz; la única iluminación era la de la luna a través de una ventana medio abierta, pero no podía dejar de abrir los ojos con miedo intermitentemente; siempre le he tenido miedo a la oscuridad, desde niña le he tenido miedo, pero no podía darme el lujo de tener la luz encendida toda la noche y todos los días. 

Esta vez hice una excepción.

...

Me levanté temprano para llegar a tiempo. Desde que empecé a vestirme, ya estaba nerviosa, incluso la pesadilla que tuve se me olvidó completamente.

Empecé a vestirme con ropa sencilla, pero bonita. Es la frase que siempre tengo, "sencillo, pero bonito, mientras haya algo de estilo"

Dejando eso a un lado, respiré hondo para calmar la ansiedad. Ya tenía un poco de experiencia en las entrevistas, pero sentí que esta era una oportunidad especial, y no pude evitar sentirme de esa manera.

Salí de la residencia y miré el papel que me había dado el anciano, no sabía donde era exactamente, pero pregunte a tres personas donde quedaba el lugar para no perderme, después de caminar un buen rato, agarré el primer transporte que tomara esa ruta.

Pacto Siniestro (corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora