~ Preparando El Gran Día ~

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Después de hablar con papá, llegamos a una especie de acuerdo, donde esperábamos que al menos ese dinero extra nos llegara. Mamá sabe que una demanda puede ser el arma más mortal contra él, así que es mejor arreglar todo en un acuerdo de hombre a mujer.

Por otro lado, se organizó una pequeña salida con Cristián. En un principio, papá quería que ambas familias se volvieran a encontrar, pero con mi objetivo de ser Luna de nuevo, era algo que mamá y yo evitamos a toda costa.

Lo convencimos de que "la amiga" que nos ayudaría prefería ir sola. Con ver una foto de Cristián, quedó encantada y nos ayudaría. Y por sorprendente que parezca, papá se lo creyó enteramente. Aunque en el fondo, mamá y yo sabíamos que él tenía otros compromisos.

En fin, papá nos dio el número de la casa de Cristián, y seríamos nosotras quienes llamaran para organizarnos. Mamá quiso hacerlo, pero tenía que enfrentar mis miedos.

Fingí una vez más la voz que logré en aquella ocasión. Contestó el padre de Cristián, cosa que me alivió y aterrorizó al mismo tiempo. Como pude, me presenté por teléfono.

— Buenas tardes, señor. Habla Luna… La sobrina de…

Ah, sí, sí. Te recuerdo, querida. Y alguien más en esta casa también te recuerda muy bien y no ha dejado de pensar en ti. —comentó.

No supe qué decir. Estaba helada. Solo oí al señor Roberto llamar a Cristián para que atendiera la llamada. Mi corazón comenzó a latir como nunca. Pensé que reventaría en cualquier momento. Me sudaban las manos y el calor se hacía cada vez más insoportable. Y entonces oí su voz a través del teléfono.

¿Hola? —¡Era él!

— … H-Hola… —hablé tímidamente.

¿Quién habla, disculpe?

Él no sabía que habíamos planeado todo esto, y mucho menos que yo misma lo llamaría.
Respiré profundo e intenté hablar lo más serena posible.

— ¿Tan rápido me olvidas? Soy yo… Soy Luna…

El silencio se hizo presente unos segundos. Pude oír su respiración agitada en el otro lado de la línea.

H-Hola… Eh, y, ¿cómo? ¿Quién? ¿Dónde? Yo bien, ayer y hoy.

No pude evitar dar una risita. Recordaba muy bien esas reacciones nerviosas de él.

— Jeje. Bueno, no entendí ninguna de tus preguntas. Así que te diré que un pajarito me hizo saber que me extrañabas. Y bueno, regresé a la ciudad, y estaba pensando si querías salir.

Solo oí que dejó el teléfono un momento y un gran "¡SÍ!" de fondo.

Em, sí, claro. Sería… Sería genial. ¿Cuándo? —dijo tomando el teléfono nuevamente, haciendo su voz más profunda y "segura".

— ¿Te parece bien este domingo?

¡Sí! — Dijo en un tono más agudo que el mío, solo para después aclararse un poco la voz. — Sí, sí, claro. ¿Dónde?

Dejé que él eligiera el lugar. Escogió una plaza popular de la ciudad. Algo clásico, pero seguro. Acordamos hora y punto de encuentro. Así era un hecho: Luna regresaría.

Pasé el resto de la semana con nervios y miedo. Estaba ansiosa de que llegara el domingo, pero a la vez quería que el tiempo no avanzara más. Terminé la semana escolar, y el sábado entero mamá me ayudó a feminizar y perfeccionar mi apariencia. Adiós a cada vello del cuerpo y la cara. Crema humectante en cada rincón del cuerpo e hidratación facial para estar linda. Igualmente, escogimos el atuendo de mañana ya.

Pensando en el dolor que fue lograr mis piernas femeninas, decidí sí o sí usar un vestido o una falda. Buscando en el armario de Estefany, noté un hermoso conjunto rojo:

Era algo como un vestido, pero la falda y la blusa tenían una ligera separación que dejaba ver un poco de abdomen. Además, la falda era algo corta, pero no tenía dudas de que ese sería el atuendo para mañana.

Y buscando más, encontré unos maravillosos tacones negros, algo altos, pero sin duda harían un juego increíble y resaltarían mis piernas. Complementaría el atuendo con unas pulseras, anillos y, claro, el maquillaje que mamá haría.

Una vez lista y preparada para mañana, mamá y yo fuimos a cenar y después a dormir.

— Descansa bien, mi pequeña Luna. Mañana es un día muy especial.

— Lo sé. Estoy muy nerviosa.

— Todo saldrá bien. Ahora a dormir, que mañana temprano empezamos a arreglarte.

— Descansa, mami. Te amo.

— Yo te amo más.

Seguidamente, mamá salió de mi habitación. Estuve despierta una hora aproximadamente, pensando y conteniendo mi alegría. Finalmente logré quedarme dormida, esperando el gran día.

Vestido Como Novia Para Una FiestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora