~ Confesiones ~

1K 26 3
                                    

— Usted me dirá, señorita. ¿Hace cuánto ha experimentado estos episodios de pánico? —preguntó la doctora.

— Desde… —Intenté hablar, pero sentía pena de contar mi historia…

— Tranquila. Entiendo que hablar sobre estos temas puede ser muy difícil. Tómese su tiempo. —expresó la doctora.

— No te preocupes, cariño. Estoy aquí contigo. — Tener a mamá a mi lado era todo lo que necesitaba para sentirme tranquila. —Respira profundo y continúa.

— Desde que mi padre nos obligó a asistir a una fiesta que no era para nada lo que esperábamos. Y aunque ya no soy un niño pequeño, insistió en que asistiera disfrazado. —confesé.

— Entiendo. —Dijo mientras tomaba notas—. Supongo que el disfraz que usaste fue el de mujer. ¿Fue una decisión tuya?

— No exactamente. Fue decisión de mamá.

— Créame, me siento sumamente culpable. No quería forzarlo, pero usted sabe cómo es ese hombre, y todo lo que dice se hace, y sin muchas opciones, y… —contestó mamá, haciendo una pequeña pausa, y respirando hondo y comenzando a llorar—. Sinceramente extraño mucho a Estefany.

— Tu hija, que está estudiando fuera de la ciudad, ¿cierto? Recuerdo que lo mencionamos anteriormente.

— Sí… Y, creo que vi en mi pequeño una idea errónea de poder estar con ella otra vez… Y ahora no dejo de pensar que fui yo quien sugirió la idea, formuló una pregunta inapropiada y lo metió en toda esta crisis. —dijo rompiéndose.

— No, mamá… Yo, eh… Tengo algo importante que confesar… —interrumpí. Tenía algo que sacarme del pecho, no podía dejar que mamá siguiera castigándose.

— Adelante, Luna. Estás en un espacio seguro. —dijo la doctora.

— Yo… Eh, bueno… No fue la primera vez que me vestí como mujer…

— ¿Qué quieres decir? —preguntó mamá mirándome con mucha confusión.

— Mamá, yo… Soy… Soy travesti. —por fin confesé.

Mamá la miró sorprendida. Aunque su expresión no mostraba enojo, sí reflejaba tristeza.

— ¿Por qué no lo dijiste antes? —preguntó mamá.

— Tenía miedo…

— ¿De que no te aceptara?

— No… De mí misma. —Dije, rompiendo en llanto. 
Inmediatamente, mamá vino a abrazarme y me ayudó a calmarme.

— Vamos muy bien. Están logrando abrirse la una con la otra, lo cual es muy positivo para el progreso. —agregó la doctora.
Ya un poco más tranquila, me pidió que continuara explicando.

— Lo que estoy viviendo ahora… Es exactamente lo que temía. No por ti, sino que… ¿Por qué soy así? Mi padre es extremadamente homofóbico. ¿Por qué su hijo tiene que ser… así?

— Entiendo. Pero, hasta donde sé tus padres están separados. ¿Por qué te preocupa tanto lo que él piense? —preguntó la doctora.

— Porque tiene el control sobre nuestra vida. Él paga la casa, mis estudios, y toma decisiones importantes a pesar de estar lejos. Lo odio.

— ¿Cuántos años tienes, Luna?

— 16.

— Como psicóloga, no soy experta en cuestiones legales, pero hasta donde sé, tiene la obligación de cubrir tus necesidades hasta los 18 años. De no hacerlo, podría enfrentar problemas legales. Tú y tu mamá podrían emprender acciones al respecto. 
¿Hay algo más que te preocupe? Mi experiencia indica que puede haber más aspectos a tratar.

— ¿Quién soy? ¿Qué me gusta? ¿Qué debo hacer?

— Eres tú misma. No necesitas cumplir con un rol de género específico. Puedes vestirte como desees, salir con quien elijas… Hijo, hija, ambas identidades coexisten en ti.

—La doctora tiene razón: independientemente de lo que opine tu padre, yo siempre estaré contigo y te apoyaré en cada paso de tu camino. —agregó mamá con una gran sonrisa llena de lágrimas.

Sin decir una palabra más y con el maquillaje completamente arruinado por las lágrimas, abracé a mamá y no la solté ni un segundo.

— Todo es un proceso, Luna. Puedes explorar ambos roles y aprender a apreciar cada uno. O tal vez puedas decidir cuál te resulta más cómodo. Pero para ello, es importante que explores más tu identidad femenina. 
Tu confesión es un gran avance. Te recomiendo que continúes usando la ropa de Luna por unos días más y luego intentes volver a tu estilo masculino. Si puedes regresar sin problemas, podríamos considerar que estás en equilibrio. Si te resulta difícil, tu identidad femenina podría estar ganando terreno.

— Está bien, doctora. Voy a seguir vistiéndome como Luna unos días más. Quiero comprender quién soy y cómo me siento.

— Lo haremos, hija. Haremos todo lo posible para ti. No te preocupes. —agregó mamá.

— Bien, creo que hemos terminado por hoy. Volveré en una semana para evaluar tu progreso. Por ahora, te recomiendo que evites asistir a la escuela y tomes algunas clases en línea.

— Mañana iré a la escuela y veré qué puedo hacer para que no pierdas el año. —dijo mamá.

— Excelente. Se lo agradecería. 
Y Luna, buena suerte. Sigue adelante.

La doctora se despidió de mamá y de mí, y luego se retiró.

— Entonces… ¿Desde cuándo eres travesti?

Aún tenía mucho que hablar con mamá. Muchas más confesiones que finalmente necesitaba compartir con ella, mi rayo de luz en estos días tan difíciles.

Vestido Como Novia Para Una FiestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora