Un fuerte aguacero comenzó a caer, extinguiendo el fuego que había reducido el castillo a cenizas, y, en su interior, el cadáver calcinado de la reina con su corona de oro, ahora fundido sobre su cráneo.
Selene se acercó a la daga de la reina, esta era de ónix, un mineral oscuro, adornada con ramas de madera oscura. No era la daga del asesino de su abuela.
Mientras, Oskana se recuperaba gracias a la ayuda de Arkadi y Alexander intentaba curar y organizar a los pobladores y guardias malheridos.
En cuanto levantó la cabeza, Selene conectó su mirada con una anciana del pueblo, quien se había acercado a ella escoltada por algunos de los pobladores. Las arrugas de la mujer surcaban su rostro como los ríos que erosionan el suelo con el paso del tiempo, su cabello gris y enmarañado se encontraba empapado por la lluvia y este caía sobre sus ojos lechosos que denotaban ceguera. Esta, le dedicó una cálida sonrisa a la joven bruja, marcando aún más sus arrugas.
Tomó las manos de Selene y depositó un libro, sobre el cual no caía el agua. Tenía una hermosa cubierta de terciopelo azul y el símbolo de una luna creciente y otra menguante a cada lado de una luna llena. Este símbolo representaba a la triple diosa.
Selene al momento se dio cuenta de la situación, pero antes de que pudiera replicar la anciana habló.
—Este era el grimorio de mi nieta, yo se lo regalé a su madre cuando cumplió 17 años y lo mismo hizo mi hija con mi nieta—el rostro de la anciana se tornó sombrío—. Pero la reina me las arrebató a las dos—Selene vio una sonrisa melancólica en sus labios—. Ellas ya no podrán usarlo, y yo soy demasiado vieja para continuarlo, por lo que quiero que te lo quedes como forma de agradecimiento por liberarnos del yugo de la reina.
—Y-yo no puedo...—vaciló la chica.
—Por favor te lo pido, sé que le darás mejor uso que yo y, mi hija y mi nieta desearían lo mismo. Para una anciana como yo, son meros recuerdos de un pasado que hace mucho tiempo se desvaneció.
Selene lo pensó por un momento, las palabras de la anciana eran sinceras y, aunque quisiera rechazarlo, la mujer se veía más esperanzada.
—Está bien—aceptó con una sonrisa—. Lo protegeré con mi vida.
La anciana acarició cuidadosamente la cara de Selene, con el cariño propio de una madre y procedió a abrazarla. Los ojos de Selene se aguaron al percibir un olor dulce que emanaba de la anciana, recordándole a su abuela y escondió su cara en el hombro huesudo de la mujer, intentando controlar las lágrimas que se arremolinaban sin permiso en sus esmeraldas. La anciana fue la que rompió el abrazo.
—Si me disculpas, iré a ayudar a tu amigo a atender a los heridos—fue en ese momento en el que Selene fue consciente de Alexander estaba atendiendo a uno de los guardias heridos. Los mismos se habían rendido ahora que no estaban bajo las ordenes de la reina y muchos de ellos, también se encontraban ayudando a los ciudadanos.
—Selene—la chica escuchó una voz delicada que se dirigía hacia ella. Al girarse, vio como Arkadi se dirigía hacia ella con Oskana cojeando y apoyada en su mujer.
—Muchísimas gracias por venir a socorrernos—dijo Selene con una gran sonrisa. La chica abrazó a las dos mujeres con cariño.
—Hemos venido encantadas corazón—dijo Arkadi dulcemente.
—Recuerda que siempre que necesites ayuda, aquí estaremos—Oskana se veía cansada, pero aún tenía energías.
Entre las tres brujas y Alexander, todos reconstruyeron lo que pudieron del pueblo en los dos días siguientes, donde los cuatro aprovecharon la hospitalidad de los ciudadanos y ciudadanas para descansar y conseguir algunos suministros más para proseguir su viaje.
Selene le había explicado a Euphemia el verdadero motivo de su viaje y, la anciana le dejó algunos ingredientes para pociones además de ayudarle a comprender más sobre el grimorio. Dicho libro contenía hechizos, rituales, visiones diarias, cartas y tradiciones de la familia de la anciana, además de la descripción y dibujos de varios seres fantásticos y plantas y materiales de hechicería.
—Para empezar a usarlo deberás hacerlo tuyo—le explicó Euphemia—. No te preocupes, yo te ayudaré—sonrió—. En primer lugar, debemos hacer una limpieza y anclaje—comenzó explicándole—. ¿Recuerdas algún hechizo de anclaje que te enseñaran de pequeña?
—Sí, recuerdo el de la cuerda dorada—Selene recordó el ejercicio de anclaje de la cuerda dorada que le enseñó su abuela cuando purificaron su amuleto.
—Bien, pues comenzaremos por ahí—ambas se arrodillaron en el suelo y realizaron dicho anclaje—Ahora—continuó Euphemia levantando la cabeza—. Elige el incienso que más te guste—dijo mostrándole todas las hiervas de las que disponía. Selene eligió un incienso de canela dulce, olor que le recordaba a Elaine—. Bien, ahora pronuncia las palabras de este libro—la joven bruja obedeció.
—Limpio y consagro este libro en nombre del Universo y de mi verdad. Con el poder de la Tierra—encendió el incienso—. Con el poder del fuego—apagó la llama y lo pasó el humo por el libro—. Con el poder del aire—prosiguió sumergiendo los dedos en el agua de un cuenco que tenía frente a ella y esparció las gotas sobre la cubierta—. Con el poder del agua, convoco el poder antiguo y divino. En este grimorio escribiré mi magiak. Purifica y consagra este libro esta noche—acto seguido, la pelirroja colocó las manos sobre el libro mientras una luz blanca comenzó a emanar del libro y envolvía el mismo hasta que esta desapareció, dando por concluido el ritual.
—Oficialmente, este es tu grimorio, échale un vistazo—la joven bruja hizo lo pedido y, al abrirlo en una página de criaturas mágicas, vio que los dibujos de las mimas se comenzaban a mover como si estuviesen vivos—. Espero que te sea de utilidad— y sin más que añadir, la anciana sonrió una última vez y se retiró del cuarto donde estaban.
Selene iba a hacer lo mismo cuando, al pasar por el marco de la puerta, chocó contra una figura oscura que evitó que cayese hacia atrás debido al golpe. Miró los ojos amarillos de su compañero y raídamente se separó con un notable rubor en sus mejillas.
En estos días parecía que la relación entre Alexander y Selene se había vuelto más distante, el pelinegro observaba a la bruja de lejos, pero no se atrevía a interactuar con ella, mientras Selene, se mantenía ocupada intentando aumentar su conocimiento y habilidades sobre la magia con la anciana.
—L-lo lamento mucho—se disculpó la chica.
—No, discúlpame tú, no veía por donde iba. Ambos apartaron la mirada y se quedaron en un incómodo silencio para ambos que solo el chico se atrevió a romper pasados unos segundos—. Yo...—vaciló—. N-no te he visto demasiado estos días—intentó explicar nervioso por primera vez en mucho tiempo.
—Lo sé, he estado ocupada con Euphemia—comentó Selene con la mirada clavada en el suelo y visiblemente nerviosa—. No quiero que pienses que te he estado evitando—se apresuró a decir.
—No, no te preocupes, lo comprendo—dijo el chico—. Emmm, creo que me voy...
—No—lo detuvo rápidamente la chica—. Yo... No te llegué a agradecer que me salvases junto con Oskana y Arkadi.
—No debes agradecer, eres mi protegida.
—Pero has cumplido tu deuda, yo te salvé en la cueva de Irinne y tú me salvaste de la reina, no me debes protección—Selene tenía una mirada melancólica.
—Hey—Alexander tomó su mentón y la obligó a mirarle a los ojos—. ¿Crees en te protegía por una deuda de vida—la mirada de Selene lo confirmaba, a lo que Alexander sonrió dulcemente—. Selene, es verdad que fui tu protector en un inicio porque tu me salvaste, pero, ahora mismo, soy tu protector porque quiero—las palabras se atascaron en la garganta del chico—. Quiero...Quiero protegerte independientemente de que tú me hayas salvado a mi—Selene sonrió tímidamente—. Además, ¿Quién no querría pasar todo el tiempo posible con un chico tan atractivo como yo—Alexander esbozó una sonrisa burlona intentando quitarle peso al asunto, y al parecer funcionó, ya que Selene lo acompañó en su risa.
—En verdad me alegra que no te vayas—Alexander al oír eso no pudo evitar abrazar a la chica, quien escondió su cara en su pecho, sintiendo el corazón de su protector ir más rápido que antes.
Tras unos segundos así, ambos se separaron, se dedicaron una sonrisa y procedieron a salir de la casa de la anciana para proseguir su camino juntos.
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La Última Bruja de Salem
FantasyTras el asesinato de su abuela a manos una misteriosa sombra y obligada a abandonar su hogar, Selene luchará por encontrar a su padre y descubrir el secreto que encierra en su interior, para así librar a la humanidad de un gran mal que se cierne sob...