Ambas caminaban en silencio entre los árboles, la chica de pelo azabache no articulaba palabra ya que no estaba muy segura de que decir, mientras que la pelirroja tenía la mirada perdida, pareciendo que sus piernas se movían solas sin rumbo fijo.
En un momento dado Erin decidió hablar, pero fue interrumpida por un brusco empujón de Selene, quien la atrajo hasta detrás de un árbol y, sin decir nada, se llevó su dedo índice a la boca, señalando que no debía hacer ruido.
Selene se asomó por un lado, observando a la criatura que había hecho que se escondiera tan rápido. Parecía un lobo, pero era el doble de grande y totalmente negro, sus ojos rojos como la sangre buscaban algo con frenesí, olisqueando todos los aromas que llegaban a sus enormes fosas nasales. Selene conocía bien a ese animal, era un Familiar.
Los Familiares eran espíritus que antaño fueron personas y desarrollaron un vínculo tan grande con otro humano que al morir, decidieron hacer un pacto con el diablo para proteger a la persona que seguía viva hasta el fin de sus tiempos.
Usualmente estos seres adquieren formas de animales de compañía como perros, gatos o incluso pájaros pero obteniendo poderes superiores a estos animales comunes. Además se caracterizan por ser inmortales, y cuando la persona muere, este está condenado a vagar por la tierra hasta el final de los tiempos formando vínculos y pasando de familiar en familiar. Sin embargo, sí hay una forma de matarlos; con una daga ritual o un conjuro de muerte. No hay ningún ser que pueda sobrevivir a alguna de estas dos cosas.
No es normal ver a uno de ellos solo y Selene lo sabía. Con cuidado intentó rodearlo, pero un paso en falso de Erin hizo que una rama crujiese bajo sus pies, descubriendo su posición.
El animal la miró a los ojos y tras unos segundos de tensión atacó, tumbándola en el suelo.
—¡Lizbeth!—bramó la bestia fuera de sí, y en el momento en que abrió sus fauces para hundirlas en el cuello de la jóven, algo lo empujó, liberando a Erin, pero volviendo vulnerable a su salvadora, Selene.
La pelirroja quedó tendida en el suelo mirando como el animal se levantaba mirándola con angustia, pero su mirada se desvió hasta la parte posterior de este, viendo cómo su amiga levantaba una gran roca para golpear al animal.
—¡NO!—gritó posicionándose delante de la bestia—. No le hagas daño.
—¡Selene ha intentado matarnos!
—Necesita ayuda—volvió la vista atrás y vio como el gran animal negro ahora parecía entristecido—. Me llamo Selene—dijo tranquila—¿Tú como te llamas?
—...
—Sé lo que eres, no tengas miedo.
—¿Estás hablando con el lobo?
—Calla—le echó una mirada reprochadora y se volvió a dirigir a la bestia—¿Y bien?
—Me llamo Nero—dijo con una voz profunda.
—¿Y tu protegida?
—No lo se, entramos en el bosque para recolectar leña, pero algo la asustó y la perdí de vista, creo que se internó en lo más profundo.
—Nero, puedo ayudarte si quieres.
—No se como. Con la lluvia el olor se ha esfumado.
—No te preocupes, déjamelo a mí—la chica dejó su mochila en el suelo y sacó tres frasquitos de cristal con distintas etiquetas y un pequeño cuenco junto a un mortero.
El primero que abrió, tenía una etiqueta que ponía Lágrimas de ninfa y vertió un par de gotas en el cuenco, seguidamente, añadió unas hierbas que ponía Salvia y finalmente del último frasco salió una sustancia viscosa, Saliva de sapo .
ESTÁS LEYENDO
La Última Bruja de Salem
FantasyTras el asesinato de su abuela a manos una misteriosa sombra y obligada a abandonar su hogar, Selene luchará por encontrar a su padre y descubrir el secreto que encierra en su interior, para así librar a la humanidad de un gran mal que se cierne sob...